Granada. Los escondites de la historia, al descubierto

Los investigadores Maribel Brenes y Andrés Fernández recrean el mapa de las construcciones militares de la Guerra Civil en Granada Las posiciones republicanas se conservan en peor estado

Granada Hoy | E. Abuín | Granada | 23-4-2015

Recuperar la historia del olvido y ponerla al servicio de las generaciones presentes y futuras es un trabajo arduo que precisa de mucho estudio y, por encima de todo, de tiempo. Cinco años han estado ‘parapetados en el fuerte de la archivística’ los historiadores Andrés Fernández y Maribel Brenes para recopilar y componer el vasto inventario de Trincheras, búnkeres y refugios de la Guerra Civil en la provincia de Granada que han publicado en la editorial Arastipi con la colaboración de la Junta de Andalucía. El libro constituye un paseo completo por la geografía militar granadina del siglo XX. Pero en realidad el volumen va más allá de la taxonomía y tiene la doble intención de “humanizar” hablando de la vida de las personas que se resguardaron en esas construcciones bélicas durante ese período negro de la historia de España. 

Los estudiosos explicaron que en un primer momento la idea que tenían era la de hacer un registro exhaustivo de las edificaciones militares en la provincia. Un proyecto que había partido a través de un contrato con la Consejería de Cultura de la Junta, que fue la que, cuando recibió el inventario, pidió a los autores del volumen que ampliaran su investigación desde el punto de vista humano de los militares que regentaron las trincheras, los búnkeres y los refugios. 

Para extender ese trabajo a las historias tanto de los republicanos como de los nacionales que lucharon en Granada necesitaron efectuar numerosas visitas al Archivo General Militar de Ávila, de donde pudieron extraer el material que les ayudó a completar la experiencia. La investigadora Maribel Brenes expuso como a través de las fotografías, los partes militares, las fichas de batallones y los estudios de planimetría que encontraron fueron resolviendo la incógnita de quién vivió en esas 50 posiciones granadinas que se recogen en el libro. “Atravesando la provincia desde el extremo norte en la frontera con Alcalá la Real hasta la Costa hemos comprobado cómo se hacían esas construcciones y las personas que había” detalló la coautora. A la vez el informe saca conclusiones relevantes como el hecho de que “las posiciones de los nacionales estaban mejor hechas porque contaban con más recursos”, aclaró Brenes, quien lamentó que en contraposición los levantamientos de los republicano no se han conservado bien porque “los hicieron con pocos medios, muchos de ellos con barro y piedras”. Asimismo, una de las preocupaciones a la hora de hacer las trincheras era “evitar los errores que se habían cometido en la Primera Guerra Mundial y se buscan otras maneras de hacerlas como el zigzag”. 

“La memoria histórica no son solamente las víctimas sino todo lo que engloba un período concreto”, explicó Brenes sobre la importancia de que se conserven en buen estado las construcciones hechas en Granada entre el 1936 y el 1939. El concepto de recordar esos monumentos del terror y el horror ha tenido más arraigo en contextos como el soviético o en los centroeuropeos, mientras que España sí ha guardado más recelo a la hora de trabajar su memoria y custodiar los vestigios de aquellas épocas que resultaron nefastas. “El libro tiene la intención de crear un inventario del bien patrimonial de la Guerra Civil para que se conozca y se conserve”, puntualizó la coautora del trabajo. 

Brenes, que fue presidenta de la Asociación Granadina para la Recuperación de la Memoria Histórica antes de que Rafael Gil Bracero pasara a ostentar el cargo, arguyó que en esta materia “se está haciendo lo que puede” dados los pocos fondos que tienen las administraciones. De hecho, la Junta ha paralizado hace poco la búsqueda de Lorca en Alfacar hasta no contar con más evidencias. Sin embargo, según la opinión de la historiadora el problema de fondo para las personas que trabajan la memoria histórica no es la economía sino las intenciones: “No hace falta más dinero para dar más respuestas, sino que las asociaciones pongan más voluntad y colaboren con los familiares de las víctimas”.

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