Huelva. La Memoria Histórica no llega al Instituto

Placa en honor de Santiago Cortés en el IES Rábida

Huelva Hoy

EL

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Su nombre no engrosa la lista de alumnos ilustres que el Instituto Rábida muestra en internet y en la que sí figuran, entre otros muchos, Manuel Siurot, Juan Ramón Jiménez, Pedro Gómez, José Caballero, Odón Betanzos o Juan Cobos Wilkins. Tampoco le conocen la mayor parte de los alumnos del centro de enseñanza onubense y, hasta ahora, prácticamente ha pasado desapercibido en el claustro de docentes. 

Sin embargo, el capitán Santiago Cortés González, jefe de la sublevación de un grupo de guardias civiles en el Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza entre el 18 de agosto de 1936 y el 1 de mayo de 1937, cuenta con una placa en su honor en el Instituto Rábida, donde estudió cinco años. 

“Santiago Cortés González. Alumno de este instituto, donde cursó el grado de Bachillerato en los años 1909 a 1914. Capitán Cortés. Héroe y mártir del Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza. El excelentísimo Ayuntamiento de Huelva le dedica este recuerdo. 29 de julio de 1937”, reza la placa, situada junto a las de Antonia Arrobas y Pérez, primera mujer que accede a la Enseñanza Media en España; la del Nobel Juan Ramón Jiménez y las de Manuel Siurot e Ignacio Sánchez Mejías. 

En 1936, siendo capitán con destino en Jaén, Cortés encabezó la sublevación de un numeroso grupo de guardias civiles en el citado santuario y asumió el mando de los mismos durante los ocho meses que duró el asedio al que fueron sometidos por tropas del bando republicano hasta su finalización. Hecho prisionero, falleció al día siguiente a causa de las heridas de guerra causadas por una granada de artillería durante el último asalto. 

Por su actuación al mando de las fuerzas defensoras del santuario le fue concedida al capitán Cortés a título póstumo la Cruz Laureada de San Fernando el 9 de noviembre de 1937 y en España se le dedicaron calles, plazas, colegios y placas como la que aún persiste en el Instituto, si bien tras la ley de Memoria Histórica algunos ayuntamientos acordaron sustituir las denominaciones. 

La inauguración de la placa en el Rábida fue recogida por el Odiel, que también anunció la convocatoria, firmada por el entonces director del centro, Ricardo Terrades, el 28 de julio de 1937. Un día después el Odiel se hizo eco de los “actos solemnes Te Deum en acción de gracias” que se celebraron en “el aniversario de la liberación de Huelva” en la capilla del Santo Ángel y en la Iglesia de San Pedro, y el descubrimiento de la “lápida en memoria del inolvidable mártir del Santuario de la Virgen de la Cabeza”. 

“El momento de correr la cortina fue emocionantísimo, pues el Himno Nacional dejaba oír sus notas evocadoras en medio del emocionado silencio del público”, relata el artículo, que recoge las palabras que el alcalde, José Domínguez de la Cuesta, dirigió al director del centro: “Habiendo estado el requeté de la Virgen del Rocío y la Falange de Huelva cerca del Santuario Bendito, nuestros deseos habrían sido poder haber traído triunfante al héroe y mártir”. 

Por su parte, Terrades agradeció al Ayuntamiento la placa y, tras asegurar que el expediente “brillantísimo” del capitán se conservaba en el centro, señaló que “esta placa quedará aquí como ejemplo a seguir para todos los alumnos”. Según el Odiel, el acto culminó “dando estentóreos vivas a España, Franco y al Capitán Cortés que fueron contestados con gran entusiasmo por la gran cantidad de público”. 

Justo cuando la Junta ha promovido la edición de un manual pedagógico dirigido a los profesores sobre la Historia democrática de Andalucía, concretamente sobre la Segunda República, resulta llamativa la presencia de la placa en la antigua entrada del Instituto, la que da a la calle Manuel Siurot, ya que contraviene la ley de Memoria Histórica de 2007. 

En su artículo 15, esta normativa andaluza determina que las administraciones públicas tomarán las medidas oportunas para retirar escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura. 

Tan sólo no será factible la retirada, según precisa la norma andaluza, “cuando las menciones sean de estricto recuerdo privado, sin exaltación de los enfrentados, o cuando concurran razones artísticas, arquitectónicas o artístico-religiosas protegidas por la ley”. 

Según explicó ayer a este periódico el director del centro, Antonio Pérez España, desde 1991, año en el que llegó al instituto, “no ha existido polémica alguna sobre la presencia de la placa”, ubicada actualmente en un espacio aislado del centro, ya que el acceso desde el que se visualiza tan sólo se abre al exterior en días de lluvia o cuando es necesario para la entrada o salida de personas con movilidad reducida. 

Según el responsable, la Junta de Andalucía, que cuenta con una Dirección General de Memoria Democrática cuyo titular es Luis Naranjo, tampoco ha solicitado su retirada y la dirección no ha recibido queja alguna por parte de los alumnos. 

Tan solo un profesor de Filosofía planteó en el claustro en 1980 la retirada de la placa, si bien finalmente se optó por no hacerlo porque este hecho podría levantar polvareda y “entonces no había mucho movimiento de Memoria Histórica”. Así lo recuerda Fernando Azcárate, director entre 1987 y 1993. Según afirma, más allá de este conato nunca ha existido polémica alguna sobre la placa -ni a favor, ni en contra- porque ha pasado desapercibida “por desconocimiento” o “ignorancia”. 

Sin embargo, el azulejo de la fachada en el que lucía el escudo con el águila para conmemorar el 100 aniversario del instituto se retiró en el año 2003, siendo sustituido por el logotipo de la Junta. Ahora que la Administración autonómica ha anunciado la rehabilitación del centro educativo con un presupuesto superior los ocho millones de euros, la reforma de la infraestructura se antoja un momento oportuno para abordar la retirada de la placa, a efectos de que la Memoria Histórica llegue al Instituto Rábida.