Huelva. Una investigación de la doctora Felicidad Mendoza recupera la figura del periodista y político onubense José Ponce Bernal

Este estudio, calificado con un Cum Laude por unanimidad por la Universidad Complutense de Madrid, destaca las diferentes facetas de este personaje que, desde muy joven, sintió la vocación por el periodismo. Trabajos que compaginó con la defensa de sus ideales, lo que, al final, le costaría la vida. Por ello, solicitan una calle con su nombre, para rescatar la memoria de alguien que amó a Huelva por encima de todo.

14 febrero 2016 / Huelvabuenasnoticias.com

Mari Paz Díaz. En una de sus célebres citas, Albert Einstein afirmaba: “Nunca consideres el estudio como un deber, sino como una oportunidad para penetrar en el maravilloso mundo del saber”. Un buen consejo, sobre todo, si con ello se consigue hacer justicia y recuperar parte de nuestra historia. Así le ha ocurrido a la periodista onubense Felicidad Mendoza Ponce, que el pasado 5 de febrero presentaba en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) su tesis doctoral titulada ‘Biografía personal, profesional, intelectual y política del periodista José Ponce Bernal (Huelva 1898 – Madrid 1940)’.

Una ardua investigación que ha supuesto la recuperación de una figura muy relevante de la Huelva de antaño, un onubense que, aunque hoy es prácticamente desconocido, luchó por sus ideas y demostró un profundo amor por su tierra a través de una profesión que le apasionó a lo largo de toda su vida, como fue el periodismo. Un estudio realizado desde el cariño, al tratarse del abuelo materno de la ya doctora Felicidad Mendoza, que ha tenido la capacidad de estudiar su vida desde la objetividad y con rigor científico.

En un Salón de Grados abarrotado –una imagen muy poco habitual en este tipo de actos-, Mendoza expuesto el tema de esta tesis, que ha sido dirigida por el profesor titular de la Facultad de Ciencias de la Información de la Complutense, Agustín Martínez de las Heras. Lo hacía ante un tribunal que estuvo conformado por Mirta Núñez Díaz-Balart, profesora titular de la Facultad de CC de la Información de la UCM, que ejerció de presidenta; Francisco Moreno, catedrático de instituto jubilado; Cristóbal García García, profesor titular de la Universidad de Huelva jubilado; Rafael Zurita Aldeguer, profesor titular de la Universidad de Alicante; e Isabel María Martín Sánchez, profesora de la Facultad de CC de la Información de la UCM, que actuó como secretaria del tribunal.

Entre el público se encontraron los miembros de la familia de Feli, pero también muchas caras conocidas de Huelva, como sucedió con sus compañeros de trabajo, numerosos periodistas, como Helenio Ponce de Agrodiario, responsables de medios de comunicación, como Charo Toscano, directora de Huelva Televisión, y el director de Huelva Buenas Noticias, Ramón Fernández Beviá, o representantes públicos y políticos, como el presidente de Autoridad Portuaria de Huelva, Javier Barrero; el secretario de Organización del PSOE en Huelva, Jesús Ferrera y el consejero de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, José Fiscal, a su vez, marido de la entonces doctoranda.

Unos asistentes que tuvieron la oportunidad de conocer de cerca a José Ponce Bernal, un onubense cuya historia merece ser recuperada. No en vano, el objetivo de este trabajo, para el que su autora ha consultado más de un millar de documentos procedentes de archivos de toda España –incluidos los fondos de la antigua Cárcel de Carabanchel de Madrid– y ha realizado un buen número de entrevistas, sin olvidar los recortes de prensa, que han sido su principal fuente de información, ha sido poner de manifiesto y difundir la destacada trayectoria de este onubense olvidado hasta ahora.

Un trabajo de investigación que se ha sustentado en cuatro pilares básicos: la producción periodística –con un total de 394 artículos localizados-; su obra política y las cuatro causas judiciales que se abrieron contra él por esta actividad; las 60 fotografías que se conservan de este personaje; y su producción epistolar, compuesta por 42 tarjetas postales y numerosas cartas. A este respecto, Felicidad Mendoza quiso señalar que, “aunque existen estudios en los que se le cita como político, mi aportación más original se refiere a su obra periodística, que, hasta ahora, no había sido analizada”. Una contribución de gran utilidad, que reafirma el carácter inédito de este estudio.

José Ponce Bernal, su vida y obra. Según ha podido constatar la doctora Mendoza, las primeras referencias de Ponce Bernal nos llevan hasta un joven atraído por el periodismo desde muy pronto, mostrando una imagen muy cercana a la burguesía onubense del primer tercio del siglo XX, aunque su procedencia no era de la clase adinerada de la época.

Desde joven comenzó a demostrar su inteligencia, encontrando en el periodismo la herramienta más idónea para difundir y conseguir su idea de ciudad, conjugando la actividad periodística con la política, “convencido de que era el único instrumento capaz de acabar con la desigualdad social, con la extrema pobreza y con el sistema caciquil impuesto en la provincia durante la Restauración y la Dictadura de Primo de Rivera y que pervivió también en la etapa republicana”, comenta Félix. Eso sí, fue el ejercicio del periodismo el que le fue marcando el devenir de su vida.

En este sentido, la trayectoria periodística de Ponce Bernal se inicia en el diario onubense La Provincia, sin duda, uno de los periódicos más importantes de Huelva, donde empezó a hacerse conocido por sus crónicas, su género predilecto a lo largo de su vida, al permitirse de esta forma unir la opinión y el análisis junto a la actualidad informativa, muy al hilo de la tradición crítica del periodismo ilustrado del siglo XVIII.

Es curioso que sus primeros artículos en el diario La Provincia se publicaron en la sección de ‘Deportes’. Entonces tan sólo tenía 19 años y ya empezó a utilizar el seudónimo ‘Blanqui-Azul’, un apodo que le acompañó durante toda su carrera y donde demostraba su amor por Huelva y por el fútbol. Tanto era así que, incluso, llegó a arbitrar partidos, formó parte de la directiva del equipo Huelva FC y fue vocal de la Federación Regional Sur, realizando labores propias de lo que hoy conocemos como gabinetes de comunicación.

A partir de 1922 se introdujo también en la crónica social, escribiendo en otro periódico de destacado en Huelva titulado El Defensor. Tras la desaparición de este rotativo, este periodista onubense entró a formar parte de la redacción de un gran referente de la prensa onubense: Diario de Huelva, donde permaneció desde el 1 de enero de 1927 hasta finales de 1933, un periódico en el que llegó a ocupar el cargo de redactor jefe. Una etapa en la que, además, fue nombrado vicepresidente en la directiva de la Asociación de la Prensa de Huelva, sin olvidar que en 1928 entró en la logia masónica ‘Cañavate’, algo muy propio entre la clase política y periodística de entonces.

De su producción periodística de esta etapa destaca su trabajo como impulsor de algunas publicaciones de carácter turístico, cabeceras que, en cierto modo, se pueden considerar pioneras en este sector. Para ello, se alió con el empresario Manuel Arias, propietario de Diario de Huelva, con el que lanza en 1928 el folleto Huelva en Fiestas y, un poco más tarde, el catálogo Huelva, cuna del descubrimiento de América. Todo ello con el objetivo de promocionar la provincia después del disgusto que se llevaron los onubenses al no conseguir que Huelva fuera sede de la Exposición Iberoamericana de 1929, evento que finalmente se celebró en Sevilla.

Entre julio de 1930 y febrero de 1932, como ‘Blanqui-Azul’, tuvo una sección propia en Diario de Huelva denominada ‘De Aquí y de Allá. Sin Importancia’, donde destacaron sus textos a favor de acabar con los problemas de la sociedad del momento, como la pobreza, la imposición que ejercían los caciques y, sobre todo, la necesidad de apostar por la educación y la cultura mediante la creación de escuelas para los niños pobres y parques infantiles. Fueron sus artículos más sociales y de corte costumbrista sobre la vida cotidiana en la Huelva de los años treinta.

Fue cuando José Ponce Bernal comienza a mostrar su faceta más política, convirtiéndose en uno de los líderes del Federalismo en Huelva, un movimiento político que se desarrolló durante la II República en España. Y, de hecho, este periodista fue invitado a subir al balcón del Gobierno Civil de Huelva, junto a los socialistas Ramón González Peña y Amós Sabrás, con motivo de la proclamación de la República en España.

A partir de entonces, Ponce Bernal no ocultó en ningún momento su adscripción política, siendo definido por sus compañeros como “el más político de todos los periodistas y el más romántico de todos los políticos”. Tal y como explica Mendoza, “sus artículos desde mediados de 1932 eran auténticos postulados políticos. Se sirvió del periódico para hacer propaganda de su formación, el Partido Republicano Democrático Federal, y defender su posición en temas cruciales, ante la Sanjurjada, por ejemplo, o el Estatuto de Autonomía para Andalucía. Hasta el punto de costarle el puesto: fue expulsado del periódico el 1 de octubre de 1933”.

Su expulsión de Diario de Huelva fue un momento clave en su vida, comenzando un periodo de decadencia. Por ejemplo, ese mismo año se presentó sin éxito a las elecciones para diputado a Cortes, produciéndose entonces una ruptura en el seno del partido federalista al verse desautorizado cuando se mostró a favor de la unión de las izquierdas. A nivel profesional, su amigo Arturo Damas, para ayudarlo, le ofreció llevar la contabilidad de su empresa automovilística, un empleo insuficiente para pagar el alquiler de su casa y mantener a sus tres hijos (Felicidad, Helenio y Floreal) y a su mujer, María, que estaba embarazada. Una situación económica que le obligó a colocarse como representante de la fábrica sevillana de azulejos ‘Mensaque y Vera’, presentando un proyecto en el Ayuntamiento de Huelva para construir bancos publicitarios. Eso sí, no abandonó el periodismo, puesto que, al mismo tiempo, fue corresponsal de Huelva y el sur de Portugal del diario gráfico madrileño Ahora.

1934 fue un año muy duro para él, puesto que en junio fallece su padre y, después, le condenan a siete meses de prisión por su implicación en la revolución de octubre de ese año. Es en la cárcel cuando entabla una amistad duradera con otros presos políticos, como sucede con el socialista Amós Sabrás y otros dirigentes del PSOE en Huelva, lo que le acercó aún más al Socialismo.

A partir de aquí, Felicidad ha constatado que, una vez que consigue la libertad condicional en abril de 1935, “decide marcharse a Madrid para buscar trabajo. Quería cumplir su sueño: estar cerca de los políticos y de los intelectuales a los que admiraba y alcanzar la meca del periodismo”. Dejaba atrás Huelva, una tierra a la que tanto había intentado ayudar. En Madrid se afilió al PSOE y comienza a trabajar en la candidatura del Frente Popular de cara a las elecciones de febrero de 1936, haciendo campaña en La Rioja, la tierra de su amigo y maestro Amós Sabrás. Después, con la victoria de las izquierdas, quedaría libre y con el expediente limpio al decretarse la amnistía para todos los presos políticos.

Pero la Guerra Civil española cambió el rumbo de su vida. A él le sorprendió en Madrid, mientras que su familia quedó aislada en Huelva, ocupada rápidamente por los sublevados. En estos momentos, José Ponce entra a formar parte del periódico de tendencia socialista Claridad, dirigido por Luis Araquistáin, que lo envía de corresponsal al frente sur para cubrir la información en todo el subsector de Andalucía y del sur de Extremadura. Sus crónicas demuestran un estilo propio, confiando en todo momento en una victoria sobre los sublevados.

“De corresponsal activo y comprometido pasó a ser propagandista después de ofrecerse y ser nombrado comisario político. Fue destinado a Ciudad Real y desde el periódico Avance, órgano del PSOE, escribió sus últimos artículos, en los que abogó por la necesidad de buscar la unidad y por la creación del Partido Único del Proletariado”, recoge Mendoza Ponce. Entre sus reportajes más destacados se encontró un artículo difundido en diciembre de 1938 en la contraportada de Avance con motivo de la conmemoración de la muerte del fundador del PSOE y de la UGT, Pablo Iglesias, fallecido en 1925. Fue su último trabajo periodístico, al menos que se haya conservado.

Ponce Bernal, preso político. Con el final de la guerra y la derrota de las fuerzas de izquierda, el onubense intentó embarcar para marcharse de España, pero no le fue posible. Entonces, según recoge esta investigación, “fue ingresado en la prisión ‘Ingenio’ de Almería, antigua fábrica de azúcar, escribiendo a Huelva, donde lo habían dado por muerto. E hizo saber a su mujer que sabía de la muerte de su hija Amapola (…) También se carteó con la familia de Francisco Vilches, alcalde de Andújar, con cuya cuñada había tenido una hija, Iliturgi, durante su etapa de corresponsal. En esa población había estado instalado durante casi dos años”.

Esas cartas, asegura Felicidad, “es mucho más que una mera correspondencia con su familia. Encierra elementos ideológicos y contiene detalles de su cautiverio que de otro modo no hubiéramos podido conocer, ya que escribir y dibujar fueron los principales recursos para evadirse de la falta de libertad”. Y es que no sólo se comunicó mediante la palabra, sino también con el grafismo y el arte, demostrando talento con la xilografía y el dibujo artístico y técnico, con grandes influencias del cine y las vanguardias de los 30. De todas estas postales, las más llamativas fueron las cartas a sus hijos, pues son auténticas joyas. Tanto que la doctoranda reprodujo durante su intervención una de las cartas enviadas a su madre, a través de una grabación realizada con la voz del periodista radiofónico Miguel Doña.

Su fallecimiento se produjo finalmente durante su cautiverio en unas circunstancias que no han sido aclaradas, aunque todo parece indicar que se debió a las condiciones a las que se vio sometido mientras se encontraba privado de libertad. Lo único que se sabe es que murió en la más absoluta soledad después de varios días de agonía tras su último encarcelamiento.

En definitiva, lo que queda claro con esta tesis es que este onubense se caracterizó por hacer un periodismo militante, comprometido, siendo un intelectual imbuido por el ambiente y el pensamiento de la Generación del 14, de la que formaron parte Ortega, Azaña, Giner de los Ríos o Zenobia Camprubí, y creciendo junto a la del 27 de Lorca o Alberti. Condiciones que se reflejó en su impulso de acciones culturales como la puesta en marcha del Ateneo Popular de Huelva o la creación de opinión fomentada desde las páginas de los periódicos en los que escribió, ya que veía el periodismo como una profesión respetable y comprometida.

Por todo ello, concluía Felicidad Mendoza durante la presentación de su tesis, “su obra periodística y su acción política merecen respeto y reconocimiento, difusión, análisis, crítica, debate. Este es el objetivo”. Tras sus palabras, que fueron muy aplaudidas por los presentes en el acto, los miembros del Tribunal expusieron sus argumentos y hablaron del trabajo desarrollado por Mendoza.

La primera intervención correspondió a Francisco Moreno, que dio la enhorabuena a la doctoranda por este trabajo que forma parte de la intrahistoria de Huelva, tanto que consideró que “España necesita muchas tesis como ésta, para sacar a flote a tanta gente como Ponce Bernal, que valieron mucho. (…) Un ejemplo de que aquella generación, con la que se ensañó la Guerra Civil, fue extraordinaria, culta y amante del compromiso. Auténticos románticos, representantes de una etapa quijotesca frente a la actual, que yo la calificaría de sanchopanchista”.

A continuación, Isabel María Martín dio la enhorabuena a la doctoranda onubense, porque la meticulosidad que había caracterizado a la realización de la tesis había resultado muy positiva después de tantos años de investigación. En este aspecto, Martín llamó la atención sobre el aporte documental en un trabajo de un personaje polifacético, “cuya complejidad se resuelve con solvencia, en un estudio muy necesario para reconstruir la memoria de España”.

Por su parte, Cristóbal García quiso felicitar a Felicidad, porque con la exposición realizada “había ganado la tesis”. Una tesis de la que destacó su extenso archivo fotográfico, muestra de la amplia documentación utilizada durante toda la investigación. Además, Cristóbal resaltó la idoneidad de la estructura elegida para el estudio, todo ello en un trabajo “en el que, en este caso, la subjetividad del tema, al ser tu abuelo, no ha sido un impedimento, sino una característica que ha enriquecido la tesis”. En definitiva, consideró que se trataba de todo un homenaje a este personaje, pero también un homenaje a Huelva y “a tantos hombres que dignificaron la política en Huelva”.

Rafael Zurita, en su caso, calificó la tesis como “un excelente trabajo, con el que se ha conseguido superar el reto planteado en un principio”. En este aspecto, este profesor de la Universidad de Alicante aseguró que “has tratado a un personaje histórico en un momento fundamental para la Historia de España. Por lo que considero que sería muy acertado -y hasta necesario- que Huelva le dedicara una calle a José Ponce Bernal, para restablecer su memoria”. Por último, animó a Mendoza a publicar en formato digital este trabajo para que pudiera ser consultado por todos aquellos interesados en el tema.

La ronda de intervenciones la cerró la presidenta del tribunal Mirta Núñez, que calificó la tesis como “una magnífica investigación, escrita con un lenguaje muy cuidado, que permite que se lea muy bien, contando con una recopilación documental magnífica. Un trabajo conmovedor, especialmente el pasaje dedicado a la guerra. He aprendido mucho con este trabajo, que es un ejemplo más de la represión franquista y de la memoria histórica”.

Tras estas intervenciones, la doctoranda agradeció las palabras de elogio recibidas a su trabajo, que es fruto de 23 años de investigación, con etapas más o menos intensas. Un trabajo que había finalizado gracias al impulso y apoyo de su director de tesis, Agustín Martínez de las Heras.

El propio Martínez de las Heras llamó la atención sobre este trabajo de investigación, que se enmarcaba en un género tan difícil y de tanto prestigio como el de las biografías, al haberse desgranado la trayectoria y las diferentes etapas de la vida de José Ponce Bernal, “estudio con el que se ha conseguido la resurrección de esta figura fundamental”.

Unas palabras que dieron paso a unos minutos de reflexión de los miembros del tribunal, tras lo cual dieron su veredicto, otorgando a la doctoranda Felicidad Mendoza un Sobresaliente Cum Laude por unanimidad, la máxima nota posible, por su tesis ‘Biografía personal, profesional, intelectual y política del periodista José Ponce Bernal (Huelva 1898 – Madrid 1940)’.

Y es que, tanto los miembros del tribunal, como el director de la tesis, coincidieron en señalar que este trabajo supone una gran aportación para la historia en general y para la historia del periodismo español, en particular, al recuperarse una figura singular prácticamente desconocida hasta ahora.

Una cuestión que, según la comunidad científica reunida en este acto, podría y debería completarse con la colocación de una calle -o un parque infantil- con su nombre en su tierra natal, en Huelva. Sería la mejor forma de hacer justicia con este personaje histórico, así como una fórmula única para recuperar la memoria histórica en Huelva, ocupando de esta forma el lugar que bien parece merecer. Y es que, como afirmó Felicidad Mendoza, “a José Ponce le dolía Huelva, como a Larra y después a Unamuno les dolió España”.

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