Jerez de la Frontera (Cádiz). María Luisa Cobos: feminismo en tiempos de guerra

El legado de la anarquista sigue vigente 45 años después de su muerte, una efemérides que celebra CNT con un homenaje que sirve para recordar a una mujer con unas ideas “bastante rompedoras”.

Francisco Romero Seguir a @franromerop /  21-04-2018 / 20:30 h.

 “Después de pensarlo mucho, me dispongo a combatir el mal concepto que de las mujeres del pueblo se tiene formado. Como nunca fuimos dueñas de nuestros actos, no supimos a punto fijo de cuanto éramos capaces. Mas hoy que se nos quiere dar una poca de libertad, como no estamos acostumbradas a ello, no sabemos aprovecharla (…) Nunca fuimos libres para vivir felices, cada una en su ambiente. Nunca dimos nuestra opinión en nada ni para nada. Nunca pudimos ni salir solas de casa a pasear; la mujer se consideró siempre como una cosa. Ya es hora que esto termine. Es preciso recuperemos lo que por derecho propio nos pertenece. No más ligaduras”. Este texto se publicó el 19 de noviembre de 1932, en plena Segunda República, en el periódico La voz del campesino bajo el título A las mujeres. Su autora es María Luisa Cobo Peña, anarquista —fundadora del Sindicato de Emancipación Femenina, adscrito a la CNT—, de la que ahora se cumplen 45 años de su muerte.

Pero sus familiares no la olvidan. Como tampoco el sindicato al que perteneció, que le rinde homenaje para reivindicar que fue “la pionera del feminismo en Jerez”, por las ideas tan revolucionarias que defendía hace más de 80 años. Su lápida, que comparte con sus hermanas Filomena y María del Carmen, donde tiene lugar el acto, carece de crucifijo y tiene una inscripción: Mujeres libres. Así se llama la organización, exclusivamente femenina, que creó para tratar en igualdad de condiciones con otras organizaciones libertarias como CNT, FAI (Federación Anarquista Ibérica) o FIJL (Federación Ibérica de Juventudes Libertarias).

María Luisa nació como Ignacia. Así constaba en su partida de nacimiento, pero no le gustaba su nombre. Eso le sirvió para salvar su vida, ya que cuando una milicia falangista fue buscándola por María Luisa, les dijo que era su hermana, lo que aprovechó para escapar y eludir una muerte casi segura. Su militancia sindical la llevó a estar presa por su implicación en la insurrección de enero de 1933 —que dio lugar a los conocidos sucesos de Casas Viejas—, aunque si por algo era conocida era por defender el derecho a una vivienda y el papel activo que debían jugar las mujeres en la sociedad. “Lo más característico de ella es que se dio cuenta de algo que hoy día han reivindicado movimientos como el 15-M: que sin las mujeres nunca habrá nunca ningún tipo de revolución”, asegura María José Ruiz Piñero, historiadora y miembro del proyecto Todos los nombres, que pretende recuperar la memoria de los represaliados durante la Guerra Civil y el franquismo. “Para ella ser anarquista era una forma de vida”, añade. “Nos dejó un legado que tenemos la obligación de defender y difundir”, apunta Ruiz Piñero, quien asegura que “esta mujer ahora mismo también sería muy válida, porque sus ideas eran bastante rompedoras”.

La infancia de la que muchos consideran que es la pionera del feminismo en Jerez se desarrolló en el número 3 de la calle San Luis. Empezó a trabajar desde muy joven, primero sirviendo casas y luego en el mercado, y fue ahí cuando contactó con las ideas anarquistas, hasta que con 22 años se afilió a la CNT, de la que fue una de sus militantes más activas. “El resurgir sindical fue acompañado por una creciente actividad femenina. Otras jerezanas que participaron activamente en la vida social y sindical de esos años fueron Antonia Cantalejos, Avelina y Carmen Díaz de la Isla, Consuelo Labrador, Ana del Valle o las hermanas Leal. Todas ellas acompañaron a Cobo en la creación del sindicato Emancipación Femenina”, recoge el artículo Anarquismo, represión y memoria histórica: el caso de María Luisa Cobo Peña, del historiador José Luis Gutiérrez Molina, publicado por Todos los nombres.

La jerezana, hacia 1934, ya era conocida con el apodo de La comunista, y era seguida muy de cerca por las autoridades policiales, hasta el punto de que fue detenida durante la huelga general de septiembre de ese año y el gobernador civil decidió desterrarla a Cádiz, donde estuvo hasta 1936. A su vuelta gestionó la creación de un sindicato que aglutinara a los oficios ejercidos mayoritariamente por mujeres —confección y servicio doméstico— para luego dar forma al Sindicato de Emancipación Femenina. “Su aparición no fue un fenómeno exclusivo de Jerez. En otras poblaciones, como Cádiz, Ubrique o la sevillana de Morón, nacieron sindicatos parecidos. Se recogía la cosecha sembrada por la propaganda realizada, mediante artículos, panfletos y mítines. Sólo la sublevación militar, con la ocupación de la ciudad y la vuelta al antiguo estado de cosas, desarticuló al sindicato y significó la huida, el asesinato o encarcelamiento de muchas de ellas”, explica Gutiérrez Molina en el citado artículo.

María Luisa escapó y logró llegar hasta Ronda, donde fundó una sección de Mujeres Libres, un sindicato de costureras denominado Emancipación Femenina y organizó un taller que fabricó ropa para los miembros de las columnas milicianas que operaban en la zona, lo que sirvió a las autoridades franquistas para procesarla en 1944 por “auxilio a la rebelión”. Primero cruzó la frontera francesa, pero decidió volver a España, junto a su marido Juan Pedro González, para instalarse en Barcelona y poder trabajar como sirvienta, hasta que su patrono la delató y, tras pasar por Madrid, fue devuelta a Jerez, donde ingresó en la cárcel de mujeres. “María Luisa Cobo tuvo que ser maltratada durante sus detenciones. Al menos así lo indica la intervención de su defensor ante el consejo de guerra en el que, tras pedir clemencia para su defendida por ser persona de poca cultura y medios, objetó que el informe fiscal se basaba en las primeras declaraciones que efectuó en Barcelona a las que no se le podía dar crédito por las condiciones del momento”, indica el historiador Gutiérrez Molina.

La jerezana fue condenada a seis años de prisión por el delito de auxilio a la rebelión por su militancia anarquista, “por haber pertenecido a una organización legal antes de la sublevación, tener ideas anarquistas, como si el pensamiento delinquiera, y crear un taller de costura que proporcionó ropas al ejército enemigo”, esgrime Gutiérrez Molina, quien matiza: “María Luisa Cobo tenía suerte. Otros, por lo mismo o, incluso, por menos, habían pagado con su vida. Aunque por delante le quedaban, además, de los años de cárcel una existencia como exiliada interior. La peor de las condenas a las que se sometió a una población que soñó con un mundo mejor y se opuso a una rebelión militar”.

“Mi tía tenía valores de solidaridad, quería ayudar a demás, no sólo para darles de comer, también para enseñarles a pescar”, cuenta Francisco Reinoso, sobrino de María Luisa Cobo, quien recuerda que tanto ella como su marido “habían tomado conciencia de lo que era un sindicato” y “querían la emancipación de las mujeres”. El homenaje que se le rinde, 45 años después de su muerte, acaba con la interpretación de varias canciones por parte del grupo El Domador de Medusas, que interpreta el Himno de Mujeres Libres:

 

Puño en alto mujeres de Iberia

hacia horizontes preñados de luz

por rutas ardientes,

los pies en la tierra

la frente en lo azul.

 

Afirmando promesas de vida

desafiamos la tradición

modelemos la arcilla caliente

de un mundo que nace del dolor.

 

¡Qué el pasado se hunda en la nada!

¡qué nos importa el ayer!

Queremos escribir de nuevo

la palabra MUJER.

 

Puño en alto mujeres del mundo

hacia horizontes preñados de luz,

por rutas ardientes,

adelante, adelante,

de cara a la luz.

https://www.lavozdelsur.es/maria-luisa-cobo-feminismo-en-tiempos-de-guerra