Además de la exposición permanente, la antigua prisión ha acogido una variedad de actividades culturales y educativas
La transformación de la antigua prisión de Tarragona en un centro cultural y de memoria marca un hito en la preservación de la memoria histórica de la ciudad. La inauguración de la exposición “Las prisiones de la represión franquista en Tarragona” por parte de la consejera de Justicia, Derechos y Memoria, Gemma Ubasart i González, simboliza este cambio significativo. Este espacio, una vez símbolo de opresión, ahora se abre a la ciudadanía como lugar de reflexión y aprendizaje sobre uno de los capítulos más sombríos de la historia española.
Gemma Ubasart i González destacó el carácter “resignificador” de la iniciativa, comparándola con la reconversión de la prisión Modelo en Barcelona. “Dignifican la memoria democrática de la ciudad y del conjunto de la demarcación”, afirmó durante el acto inaugural, enfatizando la importancia de estos espacios como agentes de dinamización social y cultural.
Una exposición en cuatro ejes temáticos
La muestra se organiza en cuatro ejes temáticos que abordan desde la política penitenciaria del franquismo hasta las últimas ejecuciones por garrote vil, ofreciendo una visión exhaustiva de la represión en la región. Se destaca el caso de Joan Granell Martorell, vecino de Cambrils, como uno de los 690 fusilados a raíz de un procedimiento sumarísimo, ilustrando el sufrimiento de los presos políticos y las condiciones de vida dentro de las prisiones.
El director general de Memoria Democrática, Alfons Aragoneses, expresó el objetivo de la exposición: “Queremos homenajear a todas las personas que sufrieron la represión franquista y poner el énfasis en aquellas que fueron juzgadas sin garantías procesales“. Esta iniciativa no solo busca recordar el pasado, sino también educar al público sobre la importancia de la justicia y la memoria histórica.
Actividades culturales y educativas
Además de la exposición permanente, la antigua prisión ha acogido una variedad de actividades culturales y educativas. Desde representaciones teatrales en el marco del Festival Internacional de Teatro de Tarragona hasta exposiciones interactivas y fotográficas, estos eventos han transformado el espacio en un punto de encuentro para la reflexión y el diálogo social. La inclusión de visitas guiadas, disponibles para centros educativos y el público general, refuerza el compromiso de acercar la historia reciente a todas las generaciones.
Esta reinvención de un espacio anteriormente marcado por el dolor y la represión en un centro de cultura y memoria destaca la capacidad de la sociedad para reconectar con su pasado, aprendiendo de él para construir un futuro más justo. La antigua prisión de Tarragona, ahora un lugar de homenaje y aprendizaje, se erige como un símbolo de la resiliencia y la importancia de mantener viva la memoria histórica.
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