La ciencia al servicio de la memoria histórica

El Programa de identificación genética ha permitido la identificación de cuatro nuevas víctimas de la Guerra Civil y el franquismo

23/09/2021/ David Álvez

Los cuerpos sin nombre se amontonan en las fosas cavadas por sus asesinos. Enormes agujeros que deberían permanecer escondidos para los que quieren olvidar y que deben ser encontrados para los que piden justicia. La ciencia se pone al servicio de aquellos que creen que la memoria es algo vivo y que necesita de nombres y culpables para que haya reparación. El Programa de identificación genética ha permitido la identificación de cuatro nuevas víctimas de la Guerra Civil y el franquismo que podrán recibir sepultura para dar descanso a sus familiares.

Descanso para los familiares

Se trata de cuatro soldados republicanos, de entre 29 y 34 años, que fueron inhumados en los municipios catalanes de Corbera d’Ebre, en las fosas de Pernafeites y el Soleràs.  «Los soldados republicanos identificados todavía tienen hijos o parientes vivos que residen en Sant Andreu de Llavaneres, Sabadell, Gandesa y Barcelona. Y el mes de octubre podremos programar los actos de regreso, de acuerdo con la voluntad de las familias «, ha afirmado la consejera de Justicia del gobierno catalán, Lourdes Ciuró.

Búsqueda e identificación

Desde el Departamento de Justicia de Cataluña y la Dirección General de Memoria Democrática se lleva a cabo la tarea de búsqueda e identificación de personas desaparecidas a través de cuatro herramientas: el Censo de personas desaparecidas, que ya cuenta con 6.150 personas inscritas; el Programa de identificación genética; el Mapa de fosas, que permite situar en el territorio el lugar exacto donde se encuentran enterrados los cuerpos y el Plan de fosas, que establece un calendario concreto para la apertura de nuevas fosas

Un llamamiento

El Programa de identificación genética entró en vigor en 2016 y desde entonces han sido identificadas 16 víctimas de la Guerra Civil y del franquismo. Desde la Generalitat hacen «un llamamiento para que todas aquellas personas que tengan familiares desaparecidos durante la Guerra Civil y el franquismo se inscriban en el Censo de personas desaparecidas«. La ciencia sigue avanzando y en este caso permitiendo que la memoria cierre una herida que lleva demasiado tiempo abierta.

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