La Editorial ZYX. Catolicismo obrero frente al franquismo

La editorial ZYX, siempre a contracorriente, luchó por transformar la sociedad española abanderando un catolicismo diferente, desligado por completo del régimen franquista
Foto: Libros del catálogo de la Editorial ZYX. FUENTE: Imagen del blog de la editorial cedida a El Salto
Paloma Tienda Contreras / Periodista /1 oct 2022 06:00

España, 1980. La democracia comienza a asentarse en el país tras casi cuarenta años de dictadura. En dos años, el PSOE, con Felipe González al frente, ganaría las elecciones nacionales, cerrando “definitivamente” la Transición. La sociedad española se predispone a afrontar una nueva década rompedora y conflictiva. El mundo cultural empieza a agitarse con los aires de la Movida y el “destape” que, poco a poco, van enterrando los restos de aquellos movimientos clandestinos y contestatarios que tanto habían luchado durante (y contra) el régimen. Es el fin de revistas como Triunfo, Cuadernos para el Diálogo, la editorial Ruedo Ibérico… y ZYX.

Tras languidecer durante varios años, víctima de tensiones internas, la editorial ZYX desaparecía definitivamente en 1980 por suspensión de pagos. Atrás quedaba una larga historia, una experiencia de resistencia obrera y antifranquista que, sin embargo, la democracia no se esforzó en recordar. Vale la pena, pues, hacer memoria y sacar a la luz el potente legado que ZYX dejó en España.

La Editorial ZYX S.A. toma su nombre de las tres últimas letras del alfabeto, haciendo referencia a la cita bíblica “los últimos serán los primeros”, además de ser una declaración de intenciones, presentándose como la cara opuesta del periódico ABC. ZYX, organización de apostolado obrero, es representante clara del movimiento autogestionario y reunió en su seno a libertarios y marxistas. Todo ello, bajo el paraguas del cristianismo progresista, en una época en la que el catolicismo en España era prácticamente sinónimo de dictadura.

Alfonso Gago: “Era una plataforma legal para cubrir una organización antifranquista”

El primer libro editado por ZYX salió a la calle en 1964 y se titulaba ¿De quién es la empresa? Lo había escrito Guillermo Rovirosa, el primer presidente de la editorial, que falleció cuatro días después de la publicación. La vida de Rovirosa es, sin duda, novelesca. Intelectual y hombre de mundo, pasó de ser ateo militante a convertirse al cristianismo ya en la madurez y comprometerse profundamente con la fe y la cultura obrera.

De la HOAC a ZYX

Precisamente, a Rovirosa se le encomendó la tarea de organizar la Hermanda Obrera de Acción Católica (HOAC) cuando en 1946 el papa Pío XII insta a la creación de instituciones de apostolado obrero en España. La HOAC edita el periódico ¡Tú!, de tendencia obrera e izquierdista. Su inspiración católica le permitió vender hasta 40.000 ejemplares semanales en su mejor momento. No obstante, acabó siendo prohibido en 1951.

Las tensiones internas de la HOAC, la represión franquista y la expulsión del propio Rovirosa de la institución animan a algunos militantes a dar un paso más y fundar una nueva organización: ZYX. Así, Guillermo Rovirosa, Julián Gómez del Castillo y el sacerdote D. Luis Capilla, apoyados por el también sacerdote D. Tomás Malagón, y con la colaboración de Jacinto Martín y Teófilo Pérez Rey, además de los primeros delegados regionales, ponen en marcha en 1963 la Editorial ZYX S.A.

ZYX nació como una organización de apostolado privado, con la base jurídica de Sociedad Anónima. En realidad, “la editorial era una plataforma legal para cubrir una organización antifranquista”, aclara Alfonso Gago, investigador y catedrático de Electrónica en la Universidad de Málaga y colaborador de la editorial. En un tiempo en el que las reuniones estaban prohibidas, una buena forma de congregar a varias personas sin levantar sospechas era hacerlo bajo el disfraz de una reunión empresarial.

De esta forma, ZYX comenzó su andadura únicamente con las aportaciones económicas del núcleo fundador y algunos militantes colaboradores. Las profesoras María del Mar Araus y Ana Sánchez, de la Universidad de Alcalá y de Valladolid respectivamente explican, en su artículo Editorial ZYX, S.A.: Editorial obrera contra el Franquismo, cómo funcionaba la estructura interna de la editorial, cuya red de distribución estaba constituida por los propios accionistas. A estos los dirigía una Junta General de Accionistas, un Consejo de Administración y un Equipo Permanente. Además, había otros cargos de responsabilidad como un Gerente, un Director de Publicaciones, un equipo de ideología y estudio, un Jefe de personal, directores de cursillos y un Delegado por cada región de España. Legalmente, la editorial contaba con el número de trabajadores mínimo para dar apariencia de normalidad. En la práctica, a su funcionamiento contribuían más de mil personas.

No sólo libros

La organización militante de ZYX se sirvió de las herramientas que ya empleaba la HOAC para realizar su labor. La idea era la de introducir en las clases obreras el conocimiento necesario para formar a los trabajadores y poder así revertir las situaciones de injusticia. Para ello, se vendían multitud de libros en puestos en las calles, se hacían cursillos de distinto tipo, ejercicios espirituales… “Teníamos nuestras asambleas nacionales y los grupos de formación nos reuníamos dos o tres veces a la semana para hacer el plan de formación, que estaba basado en el método ver, juzgar y actuar”, cuenta Alfonso Gago.

Para un estudiante universitario como Alfonso, estos grupos supusieron la entrada a un mundo totalmente nuevo: el de la cultura obrera y popular. Mientras la dictadura se esforzaba por hacer de los trabajadores una clase obediente y sumisa, ZYX introducía ideas novedosas y revolucionarias, así como el espíritu de compromiso y de lucha por la justicia. Los militantes de ZYX veían la realidad, juzgándola “a la luz del Evangelio o de la solidaridad universal, en el caso de los no creyentes”, y actuando en consecuencia, como relata orgulloso Alfonso Gago.

Cultura para todos

La labor editorial de ZYX se tradujo en la publicación de libros sobre historia obrera y sindical, economía, política, religión… La venta se extendía a prácticamente cualquier punto de España gracias al trabajo de los delegados territoriales y los militantes, que establecían puestos en las universidades, parroquias obreras y demás lugares concurridos, con el consiguiente riesgo de persecución policial. En el libro que la editorial Voz de los sin voz publicó sobre Gómez del Castillo se relata que, un Día del Libro en Madrid, el entonces dirigente del PCE, Ramón Tamames, afirmó que contaban con “la mejor infraestructura política de España”.

El entonces dirigente del PCE, Ramón Tamames, afirmó que contaban con “la mejor infraestructura política de España”.

Las profesoras Araus y Sánchez explican que los libros editados por ZYX se dividían en cuatro colecciones principales: “Lee y discute” (con las series roja y verde), “Promoción del pueblo”, “Se hace camino al andar” y “Pueblo de Dios”. Todos los libros se vendían a precios muy baratos, lo cual significaba a veces duros quebraderos de cabeza para la editorial, que económicamente se veía asfixiada, pues su financiación dependía exclusivamente de lo recaudado en las ventas y de las aportaciones de los colaboradores. El profesor Carlos Díaz, redactor bajo pseudónimo de la mayoría de los folletos de la serie roja y verde, cuenta que los precios rondaban las 20 y 13 pesetas, respectivamente.

“Los catálogos de la ZYX son muy amplios y él [Julián Gómez del Castillo] hace toda la selección”, narra Mª Teresa Gómez del Castillo, profesora en la Universidad de Sevilla e hija de Julián: “En historia del movimiento obrero universal era de la gente que más sabía en su momento”, continúa. Gómez del Castillo fue, además, presidente de ZYX desde la muerte de Rovirosa hasta 1972. De tradición socialista y hombre de cultura a pesar de no tener estudios, se convirtió al cristianismo en su juventud y conoció a Rovirosa y a otros futuros militantes de ZYX en el ambiente de Acción Católica (AC).

Desde la fundación de la editorial, Julián se implicó en tareas de responsabilidad, ya fuera la selección del catálogo, el encargo de obras, la coordinación de los delegados… “Nosotros éramos casi los únicos del bloque que teníamos teléfono porque mi padre necesitaba comunicación. Recuerdo en el Día del Libro a mi padre en casa sólo al lado del teléfono. Había que estar pendiente de si venía la policía y te echaba o te censuraba”, comenta Mª Teresa.

La censura

A la hora de evadir la censura, Julián Gómez del Castillo también jugaba un papel importante, pues mantenía cierta relación de cordialidad con Robles Piquer, cuñado y principal censor de Fraga. Esto, unido a la inspiración cristiana de ZYX y la pertenencia de muchos de sus miembros a Acción Católica, ayudó a la editorial a sortear algunas restricciones. De esta forma, consiguieron publicar obras y autores críticos con el régimen, introduciendo en España libros marxistas, anarquistas y sobre el movimiento obrero.

La baza del catolicismo también les fue útil cuando se trataba de impartir los cursillos: “los cursos eran de una semana y había muchos empresarios que dejaban a los trabajadores no asistir a la empresa porque eran católicos. Luego se encontraban lo que se encontraban”, cuenta con una sonrisa Mª Teresa Gómez del Castillo. Aun así, el carácter cristiano de ZYX no era suficiente aval para poder desarrollar con tranquilidad su labor.

La editorial consiguió publicar obras y autores críticos con el régimen, introduciendo en España libros marxistas, anarquistas y sobre el movimiento obrero

Alfonso Gago recuerda una redada en Sevilla en la que sus compañeros, apurados, decidieron deshacerse de los folletos y panfletos que guardaban en el piso que compartían quemándolos en una hoguera, sin pensar que justamente el humo sería la señal perfecta para los policías: “éramos un poco incautos”, bromea.

“Cerraron ZYX, pero abrimos Zero”

No sólo había que esquivar el peligro en las redadas y en la venta en los puestos en la calle, sino también en la misma publicación de los libros. Con la Ley Fraga de 1966, las editoriales podían presentar las obras a depósito directamente, con los riesgos que ello suponía, o llevarlas a consulta voluntaria. Este mecanismo era el sistema que el Ministerio de Información y Turismo implantó para, bajo la apariencia de cierta modernización, mantener en la práctica la censura.

Ante ello, algunas editoriales como ZYX optaron por presentar los libros directamente a depósito, eludiendo la consulta voluntaria. Como consecuencia, sufrieron continuas denegaciones y algún secuestro administrativo, con terribles efectos para la economía de la empresa. Desde 1968, además, se les obligó a pasar por consulta previa por no tener el número de registro y, en 1969, la editorial fue prohibida. Pero ese no sería el fin de ZYX.

Ahora, Zero-ZYX

“Cerraron ZYX, pero abrimos Zero, y si hubieran cerrado Zero, habríamos creado otra editorial”, se jacta el profesor Carlos Díaz. La editorial Zero fue la nueva tapadera de la organización de ZYX. La entrada de algunos miembros de familias cercanas al régimen (Oriol, Ibarra…) facilitó la concesión de un número de registro a Zero, que se constituyó como editorial legal, funcionando ZYX únicamente como distribuidora.

Los años 70 trajeron nuevas dificultades para Zero-ZYX, pues las diferencias internas iban en aumento

La realidad era que el catálogo seguía siendo el mismo y, de hecho, los libros se publicaban bajo el sello Zero-ZYX. Los años 70 trajeron nuevas dificultades para Zero-ZYX, pues las diferencias internas iban en aumento: “el enemigo se metió dentro de la editorial”, relata Alfonso Gago. “La editorial se mantuvo muy bien mientras las coordinadoras eran más de tendencia libertaria, pero vinieron intelectuales de ideología marxista y autoritaria y fueron copando las votaciones”, continúa. Las tensiones empezaron a crecer a raíz de las discrepancias entre dos corrientes: una partidaria de mantener el carácter de apostolado obrero y otra que prefería constituirse como organización política.

Finalmente, esta última, que era minoritaria, acabó por imponerse y hacerse con el mando de Zero-ZYX. Esto supuso la expulsión de algunos históricos, como Julián Gómez del Castillo, a quien además amenazaron con echar de su piso, como cuenta con dolor su hija.

Nueva dirección

A partir de 1972, José Miguel Oriol pasa a estar al frente de la editorial como representante legal de Zero-ZYX. Hasta su marcha en 1977, las desavenencias entre los militantes no dejaron de crecer y el equilibrio entre empresa editorial y organización política era cada vez más difícil de mantener. Así las cosas, en 1974 vuelve a producirse una profunda escisión en ZYX debido, en parte, a la radicalización ideológica: “me parecía una estupidez, por eso siempre fui independiente, mi corazón son los pobres de la tierra, y no los partidos. Soy anarquista”, declara el profesor Carlos Díaz al respecto.

Algunos miembros con su mismo parecer siguieron en la editorial hasta su final; otros fueron marchando a proyectos como DERSA (fundada por Gómez del Castillo), Comunión y Liberación o a sindicatos como la UGT o la CNT. Lo cierto es que, especialmente desde la llegada de la democracia y tras las distintas escisiones, lo que quedaba de ZYX apenas tenía ya algo que ver con la organización inicial y sus ideales. Hasta 1980, la editorial se limitó a la publicación y venta de libros en librerías, abandonando otras actividades propias de la promoción cultural.

No obstante, para entonces la huella que ZYX había dejado en el mundo obrero era ya imborrable. La editorial fue un pilar fundamental de la oposición al régimen en un momento en el que gran parte de la resistencia antifranquista se encontraba en el exilio.

A contracorriente

Su historia resulta aún más encomiable cuando se toma conciencia de las incomprensiones y recelos a los que tuvieron que hacer frente por parte del Estado franquista, la Iglesia y la izquierda política. No eran pocos aquellos que no entendían cómo unos cristianos podían publicar y difundir ese tipo de ideas. Si bien, como recuerda Mª Teresa Gómez del Castillo, era precisamente en las parroquias donde se reunían muchos grupos clandestinos anarquistas y comunistas.

Sea como fuere, a pesar de la represión, la escasez económica y demás dificultades, ZYX supo salir adelante. A lo largo de sus años de actividad, logró publicar más de un millón de ejemplares, además de impartir cientos de cursillos. En plena dictadura, ZYX llevó a los trabajadores los textos de Marx, Bakunin, Lenin, Proudhon, Campanella, Tomás Moro, Pablo Iglesias y un largo etcétera.

Alfonso Gago: “La rebeldía se lleva bien con la responsabilidad”

El espíritu de sacrificio y abnegación de sus militantes fue esencial para la subsistencia y el éxito de ZYX. La editorial supo llevar a cabo un proyecto auténtico basado en la autogestión, con total independencia económica y con unos colaboradores que no cobraban por escribir, pues entendían sus aportaciones como un necesario apoyo a la causa común. Para el profesor Carlos Díaz, ZYX fue “única en su especie, lo mejor de lo mejor desde el siglo XIX, por la gratuidad de sus militantes, su limpieza moral personal, y la perspectiva del Reino. Faltó más cultura, pero era un movimiento obrero”.

Por su parte, Alfonso Gago explica con cariño que “el tema era que la rebeldía se lleva bien con la responsabilidad. No era ser rebeldes por ser rebeldes, sino de manera razonada, eso nos lo enseñaba el plan de formación de la editorial. Era una lucha desde los de abajo, que nos mantenía muy ilusionados”.

Hacia la victoria final

Con los años, los herederos de quienes combatieron por la libertad parecen haber hecho una selección de las historias que merecen ser recordadas, echando al olvido la experiencia y el legado de otras, como la de ZYX. Es tarea de quienes batallan en nuestros días por la recuperación de la memoria histórica el rescatar el testimonio de su activa militancia, fundamental en la conformación de la democracia. La historia de ZYX es la historia de la España reciente, la de quienes creyeron en un mundo más libre. Es la historia de otra izquierda y otro cristianismo. Y es la historia de, como explica Alfonso Gago, una lucha que aún no ha acabado: “Estábamos completamente seguros de la victoria final de la internacional obrera y convencidos de que finalmente los obreros se impondrían al imperialismo capitalista. Y ahí seguimos”.

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