La Escuela Racionalista en Guareña.

Un mosaico de apuntes biográficos y textos recuperados para conocer a quienes dieron origen a la Escuela Racionalista de Guareña en 1933. Adaptación del trabajo presentado el pasado 29 de octubre en el Café del Mercado de Abastos de Guareña (Badajoz).

Pedro José Pascual Salguero / Miembros fundadores de la Asociación Foro Historia de Guareña /2 dic 2021 08:00

La Escuela Racionalista es heredera de la Escuela Moderna fundada por el pedagogo anarquista catalán Francesc Ferrer i Guardia. Esta se basaba en un modelo de enseñanza laica, novedosa para su tiempo, en el que la educación debía fundamentarse en una base racional y científica, “ajena a todo espíritu e interés de comunión religiosa, escuela filosófica o partido político”. En su paradigma, la instrucción debía comprender el desarrollo intelectual, personal ―moral y físico―, la actitud crítica, autonomía y una cultura de la voluntad; una educación ético/moral menos teórica que práctica, (coeducación de niños y niñas, solidaridad, cooperación…) y con los programas y los métodos adaptados al máximo posible a la psicología infantil.

Francesc Ferrer,  acusado de ser uno de los principales instigadores de la huelga que desembocó en la llamada “Semana Trágica de Barcelona”, fue sometido a un Consejo de Guerra sin garantías y condenado a pena de muerte, sentencia que se cumpliría el 13 de octubre de 1909 en el castillo barcelonés de Montjuic. De esta corriente pedagógica surgieron las escuelas racionalistas impulsadas por los sindicatos de tendencia anarquista. Así, a la necesidad de mejorar las condiciones laborales y económicas de los obreros, los sindicatos añadían hacer hincapié en mejorar la cultura y combatir el analfabetismo de los obreros y campesinos; niños y niñas durante el día y adultos por la noche, tras la finalización de la jornada laboral.

Todo ocasionaba, entonces,  recelo: cierta ausencia de inspección externa (más aún en las escuelas racionalistas anarquistas); falta de homologación de determinados títulos de maestro (por parte de las escuelas normales de los sindicatos); uso de algunos manuales no revisados y aprobados o una enseñanza excesivamente cíclica (y lenta). En ese estado de las cosas, será de la mano de la Sociedad Obrera La Humanitaria como llegue la Escuela Racionalista a Guareña, con Enrique Andivia como maestro, siendo este último impulsor del Ateneo de Huelva junto con, entre otros, el que sería Premio Nobel de Literatura Juan Ramón Jiménez.

A modo de prólogo (de las actas de los plenos municipales de 1933)

“Cuando este maestro entró en el pueblo lo primero fue ver lo lejos que, a duras penas, se plantan y riegan los raquíticos árboles del precioso catálogo de viveros de J. P. Martín e Hijos, de Madrid. A la imaginación y el tiempo le falta mucho ―un pozo, treinta bancos de hierro, diez postes, kiosco con banda de música dotada de reglamento y director que acepte sueldo, y carrito de refrescos― para que parezca un parque… desde el que ver una puesta de sol.

Sin dejarle mostrar acento andaluz le hablaron de tantas particularidades que casi no las podía ir recordando. A pocos metros, en la charca de La Noria, se ha ordenado que no entren los cerdos ya que las aguas de la misma se utilizan para lavado de ropas. El agua de las casas depende de un carro-cuba. A las escuelas la llevan los niños en garrafas. Los libros de aquellas tienen la respuesta a la necesidad de una biblioteca pública hasta que la haya. Se ha acordado solicitar al Ministerio una subvención para la creación de la cantina escolar. El Ayuntamiento ha avalado ya dos préstamos bancarios a la Sociedad de Oficios Varios “La Humanitaria” para emprender su panificadora, mejorar el molino y desprenderse de paciencia. Llegó al pleno del ayuntamiento la petición de un impuesto a las campanas de la Iglesia de 5 pesetas por cada minuto que estén tocando; amén de que los curas en los entierros no vayan cantando.

Salieron hace unos meses al exilio las campanas de los colegios de jesuitas, aumentando el vacío de escuelas, que Marcelino Domingo (Ministro) piensa resolver edificando 7000 y permitiendo nuevas Escuelas Normales de Maestros creadas desde el sindicalismo”.

Santos Bejarano y la actividad cultural de La Humanitaria

El movimiento anarquista, perdida la oportunidad de 1919 y pasado el II Congreso de la CNT, hubo de aguardar al final de la dictadura del General Primo de Rivera, en que fue ilegalizado, para implantar en algunos pueblos y barrios su programa de autogestión económica y educativa. Se remodela, reorganiza y expande con actividades político-sindicales, pero sobre todo con otras divulgativas y educativas (siempre ácratas): creación de ateneos libertarios, escuelas racionalistas de primeras enseñanzas para niños y niñas, clases nocturnas, de cultura general para adultos, bibliotecas, conferencias, debates, reuniones, grupos de teatro y coros, cantinas y roperos escolares.

En el año del doble 19, el segundo congreso de CNT, llamado Congreso de (teatro) La Comedia, tiene carácter integrador. Se adhieren formaciones agrarias, de ferroviarios, metalúrgicos (José Trigo Durán), destacando un sindicato impulsado por, entre otros, los barberos Miguel Herrera, Curro Casamía (padre la de Niña de la Puebla) y Santos Bejarano ―que ejercerá de Presidente y Secretario de este Sindicato de Aseo e Higiene, Sección Barberos (CNT, Calle San Marcos, 3)―. El primero recibiría un disparo en una manifestación y el tercero será detenido acusado de apedrear cristales de una barbería durante una huelga, lo que le valió no ser contratado por los patronos durante seis meses.

Santos Bejarano, siempre activo y ubicuo, alerta: “No se dejen sorprender por ciertos vividores, que van pidiendo solidaridad en nombre de esta organización sin estar autorizados para ello” (La Tierra. 20 Junio de 1932). Santos fue creador del Ateneo Sindicalista (Calle Pizarro, nº 14) y Secretario del Ateneo de Divulgación Social de Madrid. Coordinador de Fígaro Moderno (también en San Marcos, 3), revista para barberos y empleadas de Peluquería. También, organizador de las conferencias semiclandestinas del Teatro Fuencarral de Madrid: el 11 de octubre de 1931 junto a Bajatierra Morán, Eduardo Barriobero, Domingo Miguel González y Alberto Ghiraldo por los actos en memoria de Francesc Ferrer i Guàrdia; o el 18 de octubre con Juan Gallego Crespo, Feliciano Benito Anaya, Serafín González Inestal, Pablo María Yusti y Teodoro Mora Pariente.

Ya en Extremadura, Bejarano constituyó en Guareña la Federación Local Sindicalista en diciembre de 1933, siendo más tarde uno de los pocos miembros fundadores del Partido Sindicalista en 1934, liderado por Pestaña y rechazado por la mayoría de militantes y dirigentes cenetistas, incluidos Joan Peiró y Eleuterio Quintanilla. Santos Bejarano participará finalmente en el homenaje en Montjuic de 1938 a Salvador Seguí.

En las memorias de su vida y exilio, Eladio Moreno Ruiz recuerda todas las iniciativas, tanto las sindicales y de autogestión-cooperativa (molino y panificadora) como la cultural de la Sociedad Obrera La Humanitaria, germen de la Casa del Pueblo.

“[…] empezó por la creación de un Ateneo de divulgación social cuyo presidente fue Ángel Triguero, un grupo de Teatro y la Escuela Racionalista de Guareña, para la cual se hizo venir al compañero Enrique Handivia, de Huelva, que era maestro de carrera pedagógica. La afluencia a esta Escuela fue tal que dada por varios compañeros de cierta instrucción tuvieron que prestarle ayuda para poder atender los cursos primarios… Vino a establecerse en el pueblo como barbero Santos Bejarano el cual ayudó mucho en la formación orgánica de los jóvenes y dio conferencias de gran valor y un mitin contra la guerra que tuvo al público conmovido durante la hora de disertación”. (Memorias de Eladio Ruiz, rescatadas y publicadas parcialmente por Pedro José Pascual Salguero).

Carta de Santos Bejarano Merino a Ángel Pestaña. (Archivo de Salamanca. PS. BAR. 272)

“En el tiempo que estuve en Guareña contribuí con mi humilde esfuerzo en hacer que los 800 campesinos de la organización se constituyeran en colectivo de producción, y en este sentido llevaron a cabo la disposición de intensificación de cultivos e implantación de una panificadora, en cuyo primer trimestre empiezo con 2000 pesetas.  Doy el estado de cuentas: pasan 280 000 y pico (nota: panes; unos 3100 al día) por el Consejo de Adhesión del que soy vicesecretario(…) con un beneficio de 2700 pesetas y otro pico.

Fundamos la F.S.L.(Sindicalista Libertaria), organizamos una escuela racionalista donde reciben educación 30 niños de 6 a 14 años de día y 70 adultos de noche amén de otras cosillas”.

Enrique Andivia Alfaro

En 1923, la Asamblea de la Confederación Regional ―andaluza― del Trabajo tiene entre sus puntos del día los siguientes: el primero, la formación de la Mesa (Presidente, José Alfaro, delegado de transportes de Sevilla; Secretario, Enrique Andivia, metalúrgico, de Huelva); el octavo, sobre la creación de la Normal de Maestros, sostenida mediante aumento del sello a los confederados; el noveno, propone y aprueba la enseñanza racionalista en sus federaciones, dejando libertad a cada una para organizarlas, dotarlas y contratar maestros.

El de Huelva, cinco años más tarde, se encontrará entre los fundadores del Ateneo Obrero ―Popular o Libertario, aunque no sea exactamente igual― de su ciudad.

Heraldo de Madrid. Jueves 12 de julio de 1928: “Nos reuníamos en el café La Perla: D. Manuel Sanz Hernández, empleado: D. Manuel del Río y D. Gonzalo Leandro, camareros; D. Domingo Navarro Rodríguez, panadero: D. José Ponce Bernal, escritor; D. José Trigo Durán y D. Enrique Andivia, metalúrgicos, y el que estas líneas escribe, director del diario «El Defensor». Redactamos el reglamento y un vibrante manifiesto”. (Nota: José Trigo era también poeta social, escribiendo versos en Vida Socialista). 

Andivia,  en otros cinco años, bajará del tren en la estación de Guareña para ocupar la plaza de maestro de la recién creada Escuela Racionalista, según es anhelo del Ateneo Obrero surgido en la Sociedad Obrera La Humanitaria; que de ahí pasará a llamarse Escuela Obrera.

Algunas asignaturas las dará con carácter permanente y otras en forma de conferencias, influenciado por “Zoais” Luis García Muñoz (maestro en Azuaga) y su libro editado en Huelva La escuela humana. Enseñanza práctica, instrucción racional y educación integral.

Mis viajes por los pueblos. Guareña

“1933 fue un año malo para mí por dos razones: una por no tener medios de vida normal, la otra porque la organización que tanto trabajo me costó hacer, estaba agonizando. La organización fue destruida por cuatro factores que desde hacía años venían actuando sobre ella. Los anarquistas, concretamente la F.A.I., que quería desplazar a los sindicalistas, a mí y a los que me seguían que luchábamos por la independencia de los Sindicatos; los comunistas, a río revuelto ganancia de pescadores, que anhelaban apoderarse de los sindicatos; los socialistas ―que eran media docena en Huelva―  y la U.G.T. no tenían organización, que servían de revienta huelgas para hacerla y por último, las autoridades a quien interesaba la destrucción de la Ceneté para quedar tranquilos. 

La razón de tantos odios y enemigos provenía de que los sindicatos choqueros era una organización anarco-sindicalista. Es decir, era anarquista en lo ético y social, y sindicalista en lo económico. Fue en ciertos momentos la mejor y más eficiente organización sindical española.

Esta potencialidad tenía sin sueño a la burguesía de Huelva, a las autoridades, que no podían hacer nada sin contar con ella, y a las distintas tendencias políticas y sindicales del país. Por ello unos y otros se alinearon frente a ella haciéndoles una guerra de emboscadas, de traiciones y de engaños en la que no se titubeó en recurrir a las más innobles armas para conseguir sus propósitos. Se consiguió la destrucción de aquel edificio sindical, tranquilizáronse las autoridades y los burgueses, pero los otros, los que pregonaban en todas las direcciones de la rosa de los vientos que defendían los intereses de la clase trabajadora, poco pudieron sacar de aquella demolición. En los primeros meses de ese año, como antes dije, la organización estaba expirando. Yo estaba desolado y desesperanzado por la frustración de cuantos trabajos hice para que los Sindicatos choqueros fueran unos organismos fuertes y respetables.

Estaba parado, como otros lo estuvieron, más ellos tuvieron más suerte ya que en otros lugares de la geografía española encontraron el sustento que precisaban [Luis Martín, de Riotinto, trabajaba La Zarza de Alange]. Francisco Mata, empleado ferroviario y Secretario que fue de la Sección Zafra a Huelva, me escribió desde Madrid comunicándome que había hablado con un conocido mío del Sindicato de Higiene [Santos Bejarano] de paso por la capital de España, que le habló de que la organización del pueblo en que residía necesitaba un maestro. Él le habló de mí y el otro quedó en que se lo diría a sus compañeros. Lo que hubiera respecto a la cuestión me lo comunicarían directamente ya que él le había dado mi dirección. No tardó mucho tiempo en que aquella entrevista diera su fruto.

Cierto día recibí carta de Guareña donde me comunicaban la aceptación del ofrecimiento hecho y el anuncio de un giro para que a la mayor brevedad me pusiera en camino. Aquella carta nos alegró a todos porque la situación se había hecho más crítica al llegar un nuevo miembro a la familia. Pero la alegría no fue completa ya que yo, por lo pronto, iría solo, más adelante sería ocasión de que se reuniera conmigo toda la familia.

Una mañana temprano cogí el tren de Zafra a Huelva que había de conducirme a Guareña. El camino hasta Zafra era pedregoso y lleno de riesgo. A lado y lado de la línea férrea trincheras y trincheras que se prolongaban hacia el interior; aquellas tierras eran abundosas en minas en cuyos agujeros se tenía la vida pendiente de un cable o de un hundimiento para obtener el sustento de cada día.

En Zafra tuve que esperar el paso del sevillano para continuar viaje. Llegó a las cuatro de la tarde y salí con dirección a Mérida. El terreno de la provincia de Badajoz, la más extensa de las provincias españolas, era distinto. Eran pocos los montes y muchas las llanuras llenas de campos de cereales y vides. Era rica de verdad esa campiña extremeña. Paré en Mérida poco tiempo, más ello no impidió que la viera vieja. Vieja por sus construcciones blancas que hablaban del paso de los árabes, y más vieja aun por sus edificaciones grises y fuertes de la dominación romana. Luego otra vez al tren. Metido en estos vagones desechados de las líneas de primera clase y mandados a ésta para que se muelan los huesos los que por estas localidades viven. Pasé por el pueblo Los Santos de Maimona, Valdetorres y por fin, ya de noche, llegué a Guareña. Estaba lejos el pueblo de la estación. Me esperaban y en una furgoneta fui a él.

Guareña está situada en una extensa llanura. Su término municipal es extenso y rico. Se cultivaba con abundancia los cereales, trigo, garbanzos, habichuelas, maíz, cebada, olivos y vides, que dan una uva de pellejo duro que se exporta a los países del centro de Europa, y frutos de la huerta. Sus habitantes no pasaban de la decena de mil. Sus edificios, salvo una decena de ellos en el centro del pueblo, son de plantas bajas. En las estaciones frías y en los domingos y días festivos despejados, la gente pasea por una plaza situada frente a la casa consistorial. Cuando la estación es calurosa y el viento, el gallego le llaman, abraza las carnes, los habitantes de Guareña toman el fresco en una plaza [el parque] situada tras un grupo escolar y cerca del camino que a la estación de ferrocarril lleva.  En el pueblo no había el pobre de solemnidad, el que menos tenía poseía su casita propia y un olivo o una viñita o un huertecito. Trabajaban en lo suyo y los días que le quedaban libres se contrataban con los que grandes extensiones de tierra tenían.

La organización obrera era un cóctel sindical en el que estaban mezclados anarquistas, sindicalistas y socialistas, pero eso sí, los que llevaban la batuta eran los anarquistas.   Yo tenía experiencia en el conocimiento de la militancia, por eso los tranquilicé diciéndoles que no quería cargos, con los que tuve pasé lo mío y no quería volver a las andadas.

El pueblo tenía vida por la mañana, antes de marcharse los trabajadores al campo y por la tarde, cerca del anochecer, cuando volvían. Pasadas estas horas el pueblo parecía muerto. La gente se metía en su casa y cerraba éstas a cal y canto. Por las calles no pasaban nada más que los perros. Yo tenía pocas relaciones, las obligadas con las personas de la organización. Mi tiempo lo invertía, en las estaciones de invierno y primavera [del 1 de octubre al 31 de mayo] en el colegio, por la mañana con los niños y niñas, por la noche con los hombres.

De cuando en cuando una conferencia sobre historia o sobre literatura. Acabada mi labor me encerraba en casa hasta el otro día. En ella estudiaba y recordaba y escribía. En el verano tenía más tiempo para mí y lo aprovechaba para prepararme y llevar algunas asignaturas para aprobar en las vacaciones de verano en Huelva. Mis momentos de no actividad, en la estación calurosa, los pasaba sentado en la puerta de la casa en que vivía. Ya tenía conmigo la familia y esto me daba una tranquilidad que antes no tenía. En el verano se celebraba la fiesta del pueblo. El sitio en que se celebraba era a las afueras, cerca del camino de Don Benito.

Las fiestas del pueblo me obligaban a ser más sociable, ya que los amigos se creían obligados a sacarme de casa y llevarme a los centros de expansión del pueblo. Había muchas cosas por hacer para que Guareña fuese un pueblo más en armonía con las tendencias de la vida moderna. Estamos en la época de la celeridad y la comodidad. Todos queremos correr y poseer todos aquellos elementos que producen descanso y placer. En Guareña se notaba la falta de retretes, las estercoleras servían para esos usos y para abonar las tierras con los excrementos, lo último era bueno, lo primero no. Además, esto producía una cantidad de moscas enorme cuyo contacto era repugnante. No tenía agua el pueblo. Mañana y tarde veía yo a las mujeres y a los hombres ir con burros a buscar el necesario y fresco elemento.  He de reconocer, pese a los defectos que el pueblo tenía, que mi estancia en él fue grata. Yo llegaba de la ciudad, en ella había tenido una vida de mucho movimiento, no me quedó tiempo para mirar en mí. Guareña, por su lejanía con lugares de mucha actividad, fue un remanso de paz para mí, que había tenido antes mucha guerra”.  

Jerónimo Rodríguez

Durante el IV Congreso Internacional de la FAI de Madrid, Santos Bejarano conoce Jerónimo Rodríguez Sánchez ―no a “Genaro” Rodríguez, como equivocadamente aparece citado en las memorias de Eladio Ruiz―que, en la cuarta sesión, a las diez de la mañana, informa sobre las características del movimiento en las dictaduras de Argentina y Bolivia. Deportado de Argentina en noviembre del año anterior por el Gobierno de José Félix Uriburu, en represalia al movimiento obrero argentino.

Jerónimo Rodríguez Sánchez militó en los sindicatos del calzado y transportes de Buenos Aires e integró el grupo editor argentino La Protesta. Una carta enviada por los seis compañeros ―seis con él― en la isla Demarchi da motivo a la policía para allanar su domicilio y arrestar a su compañera e hijos. La mujer y las dos hijas menores fueron puestas en libertad poco después. Deportado, asiste al IV Congreso de la AIT de Madrid como representante de la Federación Obrera Boliviana. Participa en la guerra civil. Tras un periodo en el exilio en Francia, retorna a Argentina en 1946.

Formaría parte del grupo de escritores y editores de la revista La Fragua Social, por cierto, junto a Benigno Bejarano o El Amigo del Pueblo (Azuaga). El título de la conferencia de Jerónimo Rodríguez sobre Fraternidad Humana es clara referencia al conocido libro del mismo título de Gerardo González. Eladio Ruiz lo recordará como Genaro.

Recopilación de nombres para unas notas finales 

Ángel Triguero Prieto. Administrador y Presidente del Ateneo de Divulgación Cultural que se creó; inspirador de la escuela racionalista de la Casa del Pueblo y del grupo teatral que proyectó obras de carácter social como Espinas de una flor y Flor de un día que tuvieron gran éxito. Encarcelado en marzo de 1940, en mayo de 1941 es sometido a Consejo de Guerra y condenado a pena de muerte; en marzo de 1942 se le conmuta por la inferior de 30 años siendo trasladado al penal de Salamanca. Ya en libertad reside hasta su defunción en el vecino pueblo de Valdetorres, donde se le conoció como “Ángel el sabio”.

Enrique Andivia Alfaro. Aparece en el listado del informe de la Alcaldía de Guareña, fechado el 24 de mayo de 1941, remitido a la fiscalía de la Causa General; aunque su segundo apellido se escribió de forma errónea como Lozano en vez de Alfaro. Miliciano del Regimiento Pestaña número 9; sentenciado por consejo de guerra del 27 de julio de 1946 a 12 años y 1 día.

Santos Bejarano Merino. Según las memorias de Eladio Moreno Ruiz, las tensiones entre simpatizantes sindicalistas de Pestaña y la corriente próxima a la FAI también se dio en Guareña; aseguraban los últimos respecto de aquellos (como Eladio Moreno de Santos Bejarano) que jugaban a dos bandos recibiendo esporádicas ayudas económicas de ambos.

Eladio Moreno Ruiz también mantuvo correspondencia con Ángel Pestaña y el 24 de mayo del año 1934 recibió carta de este último en la cual pedía su adhesión al Partido Sindicalista: “tus concepciones ideológicas y tu interpretación del Sindicalismo como medio y fin de la Sociedad humana, son fieles reflejos de nuestro PROGRAMA de Partido, razón por la cual tengo el honor de solicitar tu adhesión al PARTIDO SINDICALISTA de reciente constitución”. Intrigado por quién había proporcionado su dirección a Pestaña, responde: “Compañero Ángel Pestaña. He recibido tu atenta carta en la que me pides (tras ciertas consideraciones) mi adhesión al Partido Sindicalista Español.  Tomo como halagadoras tus palabras acerca de mis concepciones e interpretaciones Sindicalistas, pero no tengo como normas de dar mi adhesión a ningún organismo, sin conocimiento previo de su Programa. Desearía saber quién te ha dado mi reseñas y dirección”.

La repuesta de Pestaña no se hizo esperar, adjunta a la cual venían los estatutos, programa, manifiesto y unas escuetas palabras: “quien me ha puesto al corriente de tus pensamientos y me ha facilitado tu dirección es Santos Bejarano Merino, el cual forma parte de nuestro Partido desde su formación”.

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