El cuerpo de un hombre yace tumbado en el suelo.

Lleva una pluma estilográfica en el bolsillo derecho de su chaqueta, unos gemelos en su mano izquierda y un cinturón de cuero con relieve, en la cintura. 

Sus piernas están todavía debajo la tierra. Y su rostro no existe porque alguien, intentando borrar su identidad, le clavó una piedra en la sien izquierda para volverlo anónimo para la historia. Pero la tierra está hablando. Está contando su historia.

La suya y la de las otras doce personas cuyos cuerpos están siendo recuperados en los sondeos que se están llevando a cabo en el cuadro Virgen de Los Dolores del Cementerio de La Salud en Córdoba.

¿QUIÉNES SON?

“Son personas desaparecidas, víctimas del famoso ‘bando de guerra’. Personas que fueron represaliadas en los primeros meses de la Guerra Civil en Córdoba”, explica la arqueóloga que dirige la intervención, Carmen Jiménez.

“Todos sabemos que detrás de esto estaban el general Cascajo, Zurdo, Bruno, que son los responsables de estos delitos.

Y aquí está la prueba de ese delito, abierta. Las evidencias están totalmente aquí están a flor de piel y podemos verlas ahora mismo”, comenta Carmen Jiménez mirando a la fosa en la que están trabajando.

“ESTAMOS EN EL VERANO Y EL OTOÑO TERRIBLE DEL 36, DONDE CIENTOS DE PERSONAS SON ASESINADAS EN CÓRDOBA CAPITAL”

“Evidencias de muerte violenta, de ocultación del crimen, evidencias de ensañamiento tenemos en casi todos los individuos”.

El equipo técnico que interviene en las fosas está recuperando uno a uno los huesos y el ajuar de cada cuerpo.

“La gente tiene su peine y otros objetos en el bolsillo… Salían de su casa un día y al día siguiente estaban ya contra la pared”, explica el arqueólogo Luis Tovar, que abunda en la estrategia de los dos sondeos en el cuadro del cementerio con los que intentan abrirse paso hacia el fondo de la fosa.Los dos sondeos en los que trabajan alcanzan ya el metro ochenta de profundidad.

UNA FOSA EN SUPERFICIE DONDE LOS CADÁVERES SE AMONTONAN Y SE TAPAN CON TIERRA, BASURA Y CAL VIVA

Los arqueólogos han tenido que excavar casi un metro y medio para encontrar los primeros huesos en el cuadro.

Algunos fueron enterrados con restos de basura o cal viva, en fosa aterrazada en superficie en la que los cadáveres se iban amontonando unos junto a otros.

EL AYUNTAMIENTO AMPLÍA LA INTERVENCIÓN PARA AVANZAR EN LA DOCUMENTACIÓN DE LA FOSA

Ante el hallazgo, el Ayuntamiento de Córdoba a través de Cecosam, ha ampliado en tres semanas los trabajos que la Sociedad Aranzdi inició con fondos de la FEMP, para avanzar todo lo que se pueda en la caracterización de la fosa. 

Lo que se quiere es haya datos suficientes para determinar el número de cuerpos que podrían encontrarse en esa fosa, y el área en la que se extendería.

“Estamos tratando  cubicar bien la fosa, determinar cuántas personas hay y a qué profundidad están. Entonces podremos  establecer un presupuesto para una próxima actuación”, recuerda Tovar.

EL PRIMER ENCUENTRO CON LAS FOSAS

Para los alumnos del profesor Francisco Acosta, esta es la primera vez que ven con sus propios ojos como los bandos de guerra que estudian en los papeles se materializan en la tierra.

En silencio. Luchan contra la impresión  de ver como esos huesos afloran para escribir su propio relato.

Se preguntan cómo después de 85 años siguen aquí, desaparecidos, sin identidad. Esperando a que una prueba les  devuelva con sus familias.

LOS CONSEJOS DE GUERRA DE CÓRDOBA ESTARÁN DISPONIBLES POR INTERNET

“Es una experiencia dura, pero interesante”, dice el profesor e historiador Francisco Acosta.

Son un grupo de alumnos, una treintena de personas que participan en un proyecto de investigación de la Universidad de Córdoba financiado por la Diputación de Córdoba para digitalizar todo el fondo de consejos de guerra de Córdoba que está conservado en el archivo del Tribunal Territorial Militar Segundo de Sevilla.

La finalidad es ponerlo a disposición pública para que estos documentos puedan ser consultados a través de internet.