La lista de Mauthausen (BOE) incluye víctimas repetidas, nombres mal escritos y pueblos inexistentes

► La Amical de Mauthausen denuncia un contraste insuficiente de los datos antes de su publicación

► Justicia, que ha ampliado el plazo de alegaciones, admite errores pero afirma que al final habrá un listado “depurado”

► El director de la investigación recalca la “fiabilidad” de sus fuentes y señala: “No es un estudio definitivo”

INFOLIBRE | ÁNGEL MUNÁRRIZ | 13-9-2019

La publicación en el BOE del listado de fallecidos en campos de concentración nazis, sobre todo de Mauthausen y Gusen entre 1940 y 1945, ha dejado un sabor agridulce en el movimiento memorialista. Dulce por el fondo, ya que es un paso imprescindible para que sean inscritos como fallecidos en el Registro Civil Central. Pero agrio por la forma. La Amical de Mauthausen, la asociación en defensa de la memoria de los deportados, alerta de que la información está incompleta y en parte obsoleta, afirma que faltan nombres y que hay fallos que podrían haberse subsanado con comprobaciones sencillas. “El acto político de reconocimiento es positivo y elogiable. El problema es que se han utilizado fuentes obsoletas”, señala Juan M. Calvo Gascón, miembro de la Junta de la Amical de Mauthausen e historiador especializado en la deportación. “Los que nos movemos en la investigación sobre deportación sabemos que hay fuentes que hacen que estos datos estén ya superados. Y el hecho de que estemos ahora con esto, en pleno 2019, te dice mucho de las deficiencias democráticas de este país”, añade Calvo Gascón.

El listado del Ministerio de Justicia, publicado en el BOE el 9 de agosto con 4.427 nombres, contiene errores. El municipio toledano de Mohedas de la Jara aparece como “Muelas de la Jara”. Se indica como poblaciones de nacimiento de tres víctimas las inexistentes Villanueva de Fuentes, Gaselj (ambos en Sevilla) y Llator (Granada). Cristóbal Mingolla Rueda, natural de El Saucejo (Sevilla), que estuvo en Gusen y murió en 1942, aparece como “Cristóbal Mongolla Rueda”. Antonio Rodríguez Martínez, preso en Gusen muerto en el 41, aparece como nacido en “Borrullena”, cuando es de Purullena (Granada). No existe ningún pueblo llamado “Borrullena”. Hay dos víctimas que son en realidad la misma persona, citada una vez de una forma, como “Ricardo Alba Perea”, y otra de otra, como “Ricardo Aba Perea”. Se les atribuye haber nacido en Jaén con un día de diferencia –el 20 y el 21 de enero de 1913– y haber muerto en Hartheim con un mes exacto de diferencia –el 25 de agosto y el 25 de septiembre de 1941–. Ángel Del Río, investigador sobre el franquismo y la represión en Andalucía, también señala que “Juan Giménez” y “Juan Giménez Ródenas”, ambos incluidos en la lista como naturales de Castril (Granada) muertos en Gusen el 19 de noviembre de 1941, son el mismo.

El nombre de Cristóbal Mingolla, que aparece en el BOE como “Cristóbal Mongolla”, está recogido correctamente en la investigación Andaluces en los campos de Mauthausen, de Ángel del Río, Sandra Checa y Ricardo Martín (Centro de Estudios Andaluces, 2006). Los datos de Rodríguez Martínez, otra víctima con los datos erróneos, también se recogen con corrección en este libro. Precisamente Del Río, tras la publicación del listado en agosto, compartía unas reflexiones críticas en su muro de Facebook: “Es una verdadera lástima que una iniciativa tan loable como la de incorporar al BOE los nombres de las víctimas del complejo concentracionario de Mauthauen –que incluye Gusen y otros subcampos y comandos menores–, se haya hecho de esta manera tan extraña. […] En este listado no se han incluido, salvo algunos pocos, a los deportados de otros campos, y tampoco están íntegros los de Mauthausen”.

Aunque, además de fallecidos en Mauthausen y Gusen, en el listado oficial hay fallecidos en otros 42 campos, el encabezado del edicto sólo hace referencia a Mauthausen y Gusen, que son la mayoría pero no los únicos. Mirando sólo el encabezado del edicto en el BOE, un familiar de una víctima de otro campo no sabría que podría encontrarlo ahí. En una nota de prensa emitida la semana pasada, el Ministerio de Justicia sí mencionaba la totalidad de los campos.

Un trabajo ampliado de la Amical

Del Río, asesor científico en trabajos sobre la represión franquista, añadía en su publicación que “el criterio que se ha seguido es el de incorporar el listado que el Gobierno francés dio al Gobierno de la dictadura de Franco a principios de la década de 1950, al que se han añadido otros fruto de una investigación. Ese listado, en una vista somera, está plagado de errores, muchos de los cuales ya fueron depurados en su momento, y que el propio Ministerio de Cultura editó en un libro en 2006 (Libro Memorial)”. Del Río lanza una pregunta: “¿No hubiera sido más eficaz para las familias haber incorporado el listado de víctimas completo y ya depurado?”. Estos comentarios fueron después difundidos por la web memorialista Todos los Nombres, una iniciativa civil de referencia en el sur de España. Consultado por infoLibre, Del Río señala que, tratándose de un material tan sensible para familiares de víctimas que llevan décadas esperando alguna forma de reparación, hubiera sido deseable “cuidar cada detalle”. “Tantos años con todo parado y al final se cae en precipitaciones. Es una iniciativa muy positiva, porque permite a los familiares inscribir a las víctimas en el Registro Civil, pero no costaba contrastar los datos para evitar errores”.

La Amical de Mauthausen trabaja actualmente en la elaboración de un listado completo que incluirá todas las víctimas de Mauthausen y Gusen, así como las de otros campos como Dachau o Buchenwald. En total, más de 5.100 nombres, explica Calvo Gascón. Este historiador considera “normal” que en las fichas originales que llegaron a España en los años 50 hubiera errores, ya que eran “elaboradas por prisioneros de otras nacionalidades”. “Un polaco, por ejemplo, le podía tomar inscripción a uno de Teruel, es un decir. Podía haber errores. Pero estos errores se pueden corregir contrastando. En cambio, se produjo la publicación de la lista sin tener en cuenta el trabajo previo”.

Emilio Silva, presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, afirma que, después de tanta espera, lo lógico habría sido “publicar los nombres cuando la investigación estuviera completa”. “Es incomprensible. Todos los datos publicados están disponibles desde 2006 en el Ministerio de Cultura, y ahora se han sacado de forma muy propagandística, diciendo que más tarde incluirán más nombres. ¿Por qué no han esperado a que la investigación esté terminada?”.

Silva cita al historiador Benito Bermejo como un referente sobre el tema, cuya obra hubiera podido servir para contrastar la información y presentarla ampliada y definitiva.

Ampliación del plazo de alegaciones

El Ministerio de Justicia recalca, a través de un portavoz, que el listado publicado proviene de los datos remitidos a España desde Francia en los años 50, cotejados con los registros de la Amical de Mauthausen para “corregir duplicidades y errores”. Justicia admite que, a pesar de este trabajo, hay errores. “Precisamente porque somos conscientes de que hay errores, se abrió un primer periodo de alegaciones para subsanarlos, que ahora se ha ampliado. Queremos llegar a un listado lo más depurado posible”, añaden desde el departamento que dirige Dolores Delgado, donde recalcan que el proceso permitirá que las víctimas sean inscritas como tales por primera vez el Registro Civil Central.

El listado se publicó el 9 de agosto con un periodo de alegaciones de un mes. Sólo en agosto se recibieron más de 170 alegaciones. El nuevo plazo concluye el 9 de octubre.

“Común en la investigación de archivos”

El doctor en Historia por la Universidad Complutense Gutmaro Gómez Bravo, director del grupo de trabajo cuya investigación ha permitido la publicación de los datos, reconoce que puede haber errores, pero insiste en que la publicación de los datos para la presentación de alegaciones que los subsaen forma parte del proceso administrativo. Explica: “Nosotros podemos hacer una aproximación, que en muchos casos ya se ha hecho, pero para inscribir fallecidos, que es la finalidad de todo esto y que no deberíamos desenfocar, los criterios dicen que deben presentar las alegaciones los municipios y los familiares”, señala. Preguntado por errores concretos aparecidos, afirma: “Si son problemas de la transcripción de lenguas […], son cuestiones comunes en la investigación en archivos. Las alegaciones sobre municipios, nombres propios, etcétera no son difíciles de corregir con un certificado de nacimiento o empadronamiento que suelen tener los municipios. Otra cosa son las identidades, si son la misma persona, si es otra…”. 

Gómez Bravo, especializado en la historia social de la violencia en la España contemporánea, se muestra comprensivo con las críticas, que siempre “ayudan a mejorar”. Pero subraya: “Creo que no se ha entendido que esto no es un estudio definitivo, ni un estudio sobre los españoles en los campos alemanes, sino sobre los fallecidos en Mauthausen. Es algo que está empezando, no es el final. Creo que la comunicación institucional de los ministerios tiene sus lagunas”, señala.

El historiador insiste en la elevada “fiabilidad” de los libros de registro de las víctimas españolas del nazismo que envió en el Gobierno francés en los primeros 50. En base a esta fiabilidad, se muestra convencido de que el listado recoge más del 90% de los fallecidos en Mauthausen. “Nada es un dogma ni llega al 100%”. Otra cosa, subraya, es un listado de todos los fallecidos en todos los campos. “Ya le hemos dicho al ministerio que englobar a otros campos sería otro trabajo”, insiste.