Las fosas de la vergüenza

En Paterna (València), familiares y asociaciones trabajan sin descanso desde hace años buscando a sus muertos. En el cementerio hay 2.238 personas fusiladas de entre las decenas de miles que hay repartidas por todo el estado.

EL SALTO | BEATRIZ BADENAS / ESTER FAYOS | 31-5-2018

“Eso es un laberinto”, así es como define la memoria oral el conjunto de fosas comunes que guardan un total de 2238 personas fusiladas, repartidas en sesenta fosas, en el suelo del cementerio de Paterna (València). En los últimos años se está haciendo en este lugar un inmenso trabajo de recuperación de la memoria histórica, gracias a la labor de familiares de las fusiladas.

Ahora mismo se trabaja en la fosa 22. En el caso de esta fosa, el gran trabajo de recuperación empieza en 1965, cuando se amenaza con vaciarla si no se pagan los derechos. Josefa García, madre del maestro Salvador Mollà García, el fusilado más joven de esta saca, impulsa la compra de la fosa, esperando con paciencia al resto de familias que se iban interesando por aportar dinero. 

Hoy luchan unidas desde la “Asociación por la memoria histórica de Carlet” presidida por Amelia Hernández, que busca a su abuelo, Manuel Hernández Saez. Actualmente son unas quince familias en esta fosa: personas de Iàtova, Xàtiva, Bunyol, Sagunt, l’Alqueria de la Comtessa, Elx, Alberic, Carlet, Benifaió, Gandia y un piloto relevante de la Mezquita en Orense.

Se abrió el tres de marzo tras un año de diligencias. Calculan que terminarán de exhumar hacia mediados de abril si todo va bien, y después aún pueden extenderse un año más los análisis de ADN, según Miguel Mezquida, de la asociación sin ánimo de lucro ArqueoAntro, que se ocupa de los trabajos arqueológicos.

De momento se han encontrado 14 cuerpos. Antes de llegar a ellos, se han encontrado esqueletos de niños que no se sabe muy bien de dónde son y que podrían ser más antiguos que la fosa. Suele pasar, se ha revuelto todo con el tiempo. El libro cementerial desapareció en los años ochenta. Se está trabajando con una subvención de la Diputación de Valencia, única subvención en este proyecto. 

En este momento la fosa está judicializada, lo que significa que el Instituto de Medicina Legal (IML) se debe encargar ahora de asumir los restos arqueológicos y las muestras genéticas. Después de estar paralizada diez días a la espera del arqueólogo forense, se retoma el trabajo al obtener respuesta.Ahora se exhuman los cadáveres y las familias acuden. Todavía se acercan testimonios que conocieron a esas personas en vida.

Vicente Telesforo Burguera Femenía busca a su abuelo Telesforo, para enterrarlo junto a su abuela Vitoria. Eran de un pueblo cerca de Gandía, Palmera, y el error de aquel hombre fue llegar después de muchos años en el extranjero y hacer un comentario sobre el Gobierno. Otro octogenario del Puerto de Sagunto cuenta que su padre fusilado dejó a cinco hermanos y una madre sola. Él era el pequeño y se puso a trabajar con ocho años, la mayor tenía trece. 

La mujer que lo acompaña explica que la represión por allí fue muy grande, porque estaban las fábricas, se hacían balas. Otra mujer más joven busca a su abuelo y se estremece, sin esperarlo, ante la nueva etapa de esta enorme y triste tarea. Venanci busca a su tío, su inquietud radica en que no tuvo descendencia directa y el ADN con el que identificarlo se va perdiendo. Mientras espera, se dedica a documentar en su blog personal todo lo que sucede en la fosa 22.

Eduardo Ortuño colabora con ArqueoAntro y también es familiar afectado, pues busca a su abuelo. Tras seguir las fosas que se habían abierto en Paterna, consiguió subvención en 2017 para abrir aquella en la que se supone está su abuelo. La memoria oral, su madre y su tía ya ancianas, le decían que estaba en la 91-92. Pistas administrativas lo situaban en la 81-82.

La decisión era de Eduardo, que eligió fiarse de la administración y abrió la 81 y 82 en abril: estaban vacías. Tras tres metros de excavación, haciéndose el último metro ya sólo, desistió. Tardó tres días en contárselo a su madre, que no se sorprendió, pues ella sabía bien que estaba en la 91-92. Afortunadamente se pudieron abrir estas dos fosas en el mes de agosto, y actualmente se encuentran esperando los resultados de las pruebas.

Por su parte, en la provincia de Castelló se han realizado 17 actuaciones en las que se han recuperado 47 cuerpos. Una cifra muy baja, si se tienen en cuenta las 86 fosas comunes que hay documentadas, además de las 80 que hay sin catalogar. Las personas expertas coinciden en que esto no es más que la punta del iceberg. Asimismo, no se descarta llegar a encontrar un total de 300 fosas en la provincia, sobre todo por la zona de la Sierra de Espadán, una de las áreas de combate más importantes. 

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