León. Una lista para saber que vivían

Un listado de vecinos de la montaña central que realizó Socorro Rojo Internacional es el único consuelo para algunas familias de los desaparecidos en el frente norte republicano

Diario de León | Manuel C. Cachafeiro | 16-11-2014

Nunca quiso hablar. Ni siquiera cuando la democracia se abrió paso y ella era ya anciana. Había pasado mucho tiempo. El miedo inicial dio paso a un ejercicio vital de renuncia y generosidad para que sus hijos nunca crecieran con el odio como ideal, pese a todo lo que había sufrido en silencio. Y con lo que pasó, con lo que sabía, se fue a la tumba. Con el deber cumplido de haber sacado adelante lo que le quedó de familia.

Es una historia real. En la balanza de la sinrazón, los desaparecidos de la Guerra Civil añaden la crueldad de no tener ni un número de identificación. Padres, hermanos o maridos de los que nunca han encontrado nada. Ni su fosa, ni sus restos… Ni tan siquiera un simple papel de su alistamiento o de la sentencia que les condenó a muerte.

Siete décadas después de aquella contienda, algunas familias de desaparecidos de la Montaña Central han encontrado algo, un escrito a máquina que adquiere una dimensión distinta cuando de alguna manera se constata lo que pudo pasar. Es un listado de Socorro Rojo Internacional en el que se documenta una fecha en la que aún estaban vivos, quizá ya en la antesala de ir al frente. «Es un consuelo, pero nos queda todo por saber», señala el nieto de una de esas familias.

El 13 de julio de 1937, una comisión de esta organización que quiso imitar el papel de la Cruz Roja desde la Internacional Comunista realizó un recuento de vecinos, la mayoría militantes de UGT, por los pueblos de Gordón. El documento fue localizado en Santander y se conserva en el Centro de la Memoria Histórica de Salamanca.

Poco antes, el 21 de marzo de 1937, Franco firmó la orden para atacar el llamado Frente Norte. Tras la batalla de Guadalaja y a la espera de la gran ofensiva final sobre Madrid, el objetivo del bando sublevado mediada la Guerra Civil fue acabar con uno de los grandes reductos republicanos, y especialmente en el sector comprendido entre La Vecilla y San Pedro de Luna, hoy bajo las aguas del pantano. Lo que se conoce como Montaña Central, que dominaba las vías de acceso a Asturias por los puertos de Pajares y Piedrafita, y que fue uno de los focos que más resistió ante el avance de los nacionales.

Encargada la misión al general Aranda, la ofensiva del mes de septiembre de ese mismo año fue brutal y acabó con cientos de muertos, sobre todo en Peña Laza, cerca de Rodiezmo, en el municipio vecino de Villamanín. Se apoyó con aviones procedentes de La Virgen del Camino y en menos de un mes las tropas franquistas alcanzaron Gijón. «Esta victoria en el Norte fue decisiva para el triunfo final de los sublevados», explica Irene García Lino en su estudio sobre la represión franquista en la Montaña Central, publicado por la Universidad de León. «En primer lugar, consiguieron tener un solo frente unido desde los Pirineos hasta la costa del sur de Granada, por lo que no tenían necesidad de dispersar unidades y, por otro lado, esta zona astur-leonesa era muy rica en mineral de hierro y carbón».

Santa Lucía, Ciñera… Gordón era, y es todavía, una zona de extracción de carbón. La aparición de ese listado de Socorro Rojo Internacional no reabre ninguna línea de investigación, salvo su importancia como documento personal de que, hasta ese 13 de julio de 1937, sus familiares vivían. Son en total seis folios a los que ha tenido acceso este periódico, con una columna para los nombres y apellidos, otra para el número de hijos, otra tercera para las edades de los pequeños y un epígrafe más para la afiliación a UGT en la inmensa mayoría de los casos.

«La parte de la provincia de León que tiene más fosas por buscar es precisamente el norte. La primera fosa que vamos a buscar por ahí está en Santa Lucía. Y después buscaremos otra en Canseco», anuncia Emilio Silva, de la asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica.

Según datos de esta organización, en España hay 114.226 personas con nombres y apellidos que desaparecieron en la Guerra Civil. «Es la que está documentada, pero son más porque muchos no han dejado un rastro documental donde podamos computarlos cómo desaparecidos o saber si existieron. Los que no tienen familia porque se exilió o se extinguió o los miles de deslocalizados. Hasta ahora se han exhumado 2.300 pero muchas familias no saben que sus seres queridos fueron asesinados allí y eso sólo podría resolverse con un banco de ADN, algo para lo que las asociaciones no tenemos recursos», explica Silva. 

Balance en León

En los 14 años de actividad de esta asociación que nació en el Bierzo, se han exhumado en la provincia de León alrededor de 60 fosas, en las que se han encontrado unos 200 cuerpos.

«Todas las historias son terribles, no sólo por haber perdido a un ser querido y no poder elaborar un duelo adecuado. Después tuvieron que convivir con casi cuatro décadas de una dictadura terrible que nunca dejó de vigilarlos ni de castigarlos. Por poner un ejemplo, el ultimo exhumado de la asociación en Villalibre de la Juridicción. Murió escondido en su casa y su familia tuvo que enterrarlo a escondidas en su sótano», se lamenta Silva.

Otras organizaciones también ofrecen ayuda a las familias y mantienen sistemas de búsqueda, sobre todo en Internet. Pozo Grajero, Aerle… Esta última, la Asociación de Estudios sobre la Represión en León, fundada y dirigida hasta su muerte por María Encina Cendón, conserva 60.560 documentos y 36.160 archivos. Un largo e intenso trabajo de años que, para muchos familiares, aún no resuelve su interrogante vital.

El Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca, aparte de polémicas sobre los papeles de Cataluña, conserva una gran documentación sobre la Guerra Civil y ofrece un servicio de búsqueda para los familiares. Es necesario que faciliten el mayor número de datos sobre la persona desaparecida -nombre y apellidos, dónde combatieron qué saben de ellos…- y lo envíen a la dirección de correo electrónico cdmh@mecd.es ».

En muchos casos, como en el de la familia citada al principio del municipio de Gordón, no hay referencias, salvo el listado de Socorro Rojo Internacional (SRI), que ya se lo han enviado desde Salamanca.

Fundada por la Internacional Comunista en 1922, en la Revolución de Octubre se hizo fuerte para ayudar a las víctimas de la represión. «Durante la Guerra civil española, el escritor Joaquín Arderíus fue el presidente de la organización antes de exiliarse a Francia y México. Sus principales actividades consistieron en ayudar a los niños con comida en la zona republicana y aportar bibliotecas a los soldados. Contribuyeron también creando 275 hospitales, ambulancias, campañas de higiene dental… La insignia del Socorro Rojo consistía en una S detrás de las rejas de una prisión», explica el historiador Eduardo Montagut.

«Aunque empezamos los nietos, es una cuestión intergeneracional y ya se han sumado los bisnietos. Esta cuestión nos la dejó en herencia la generación de la Transición y nosotros, que somos una generación educada, con algo menos de miedo, hemos tomado la responsabilidad sobre nuestros hombros», añade Emilio Silva, que insiste en denunciar el parón de los últimos años por la falta de ayudas: «Tenemos un deber categórico que es reparar las violaciones de derechos humanos de la dictadura y crear una cultura política de los derechos humanos», añade.

Sin resolver

Por lo que se ve, todavía el problema de las fosas y los desaparecidos en España no está superado. «Este problema existe todavía porque ningún Gobierno desde que murió Francisco Franco ha tenido voluntad política para arreglarlo. Si comparamos el trabajo que hemos hecho las asociaciones en estos años es fácil deducir que un Estado con recursos económicos y académicos como el español puede solucionar esto y cumplir sus deberes en cuestión de derechos humanos. Pero la dictadura duró mucho tiempo y todavía vivimos sus consecuencias en el terreno judicial, académico o político; este país ha estado gobernado desde que murió Franco por una élite vinculada a la élite de la dictadura y de esa estructura social nace la falta de solución a este problema», resume este responsable de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, surgida a raíz de la exhumación de una fosa común en Priaranza del Bierzo en la que se encontraron los restos de 13 republicanos, entre ellos su abuelo. «El horror y el terror que vivieron los desaparecidos y sus familias debe ser la semilla de una sociedad más humanitaria», es su deseo.

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