“La novedad y lo impactante, como suele pasar en Paterna, es que los patrones se repiten: cuerpos tirados, a una gran profundidad, maniatados y con muchos signos de violencia”, explica el arqueólogo Álex Calpe
19 de julio de 2020
eldiario.es
El equipo de arqueólogos, antropólogos y documentalistas de Arqueoantro que excava la fosa 111 del cementerio de Paterna (València) ha localizado en poco más de dos meses de trabajo los cuerpos de 77 represaliados por el franquismo. La excavación ha llegado hasta la segunda saca de fusilados, del 6 de abril de 1940, de la que formaban parte 18 personas, según las estimaciones del documentalista Eloy Ariza en el último vídeo explicativo colgado en Youtube por Arqueoantro y la Delegación de Memoria Histórica de la Diputación de València, que financia los trabajos. En total, la fosa 111 del cementerio de Paterna alberga 150 cuerpos.
El arqueólogo Álex Calpe explica en el vídeo correspondiente a la octava semana de trabajos que la característica capa de cal que se suelen encontrar en las fosas grandes tiene una “potencia bastante importante”. “Hemos vuelto a sacar nódulos de cal de unas dimensiones considerables, de entre 15 y 20 centímetros de profundidad”, cuenta Calpe. Tras un minucioso y lento trabajo (“para no dañar los huesos ni retirar nada que no quisiéramos”), los responsables de la excavación documentan a cada individuo.
En la segunda saca, correspondiente a la tanda de fusilamientos del 6 de abril de 1940, “coincide el número histórico y el arqueológico”. “Gracias a testimonios orales y lo que hemos hecho en otras exhumaciones, sabemos que no siempre está ese número de personas en la fosa”, agrega el arqueólogo. En los dos meses de trabajo, los excavadores han llegado a varios metros de profundidad y “las condiciones son muy duras” por el agobiante calor. “Dentro de la fosa no corre ni una brizna de aire y tenemos un incremento de la humedad”, recuerda Álex Calpe.
Aun así, el ritmo de trabajo ha permitido sacar entre dos y tres cuerpos diarios. “La novedad y lo impactante, como suele pasar en Paterna, es que los patrones se repiten: cuerpos tirados, a una gran profundidad, maniatados y con muchos signos de violencia. Hemos abierto ya una decena de fosas y, aunque hay pequeñas variantes, la normalidad es esa repetición a la hora de asesinar y enterrar”, concluye el arqueólogo.