► Al descubierto los ‘Boletines de Situación’ del SECED, el servicio de información que creó Carrero: “Teníamos un infiltrado en el PCE, que no era Ramón Tamames”
►El deterioro de las relaciones de Franco con la Iglesia y la persecución a obispos y curas disidentes, las acciones contra ETA, el apoyo al Rey como recambio, las relaciones con opositores como Felipe González y Santiago Carrillo, o la apuesta por la reforma política, se pueden conocer al descubrimiento de información secreta del Servicio Central de Documentación (SECED).
El Confidencial | 23-4-2015
Ernesto Villar, profesor del Centro Universitario Villanueva, acaba de defender en la Universidad Complutense su tesis “Espías entre el franquismo y la democracia”, que aporta una documentación privilegiada: los ‘Boletines de Situación’ semanales que el servicio de inteligencia español elaboró entre noviembre de 1974 y junio de 1977. Una visión de las alcantarillas del poder que refleja lo que se tejió en España en aquellos años.
A Franco y a Juan Carlos
Los ‘Boletines de Situación’ que confeccionaba cada semana el SECED, ahora desvelados, boletines iban dirigidos a Franco, al entonces príncipe de España y después rey, al presidente del Gobierno y también a algunos ministros.
Estos receptores selectivos marcaban claramente la intención de los espías, que en el último año del franquismo apoyaban indudablemente a Franco, aunque introduciendo pequeñas críticas, y que tras la llegada del rey Juan Carlos experimentaron un curioso giro a favor de la democracia, pero con algunos matices.
Seguimiento a los ‘curas rojos’
La primera evidencia es que los servicios secretos de Franco establecieron en vida del dictador un permanente seguimiento a los ‘curas rojos’ y en las parroquias más críticas con el régimen, utilizando para ello un número ingente de informantes, la mayoría de ellos voluntarios no buscados, que daban cuenta de lo que se decía en homilías.
Como consecuencia de esas informaciones, hubo posteriores operaciones especiales para vigilar a los sacerdotes peligrosos, que en unión de las acciones policiales, llevó a muchos de ellos a prisión, entonces en la cárcel concordataria de Zamora.
Infiltrados en el Partido Comunista
Los testimonios de espías de la época recogidos por Villar son esclarecedores, junto a la abundante documentación, del espionaje a los partidos de la oposición.Carrillo y González son, junto a Enrique Tierno Galván, los tres líderes políticos más mencionados en los Boletines de Situación.
Armando Marchante explica: “Del PCE al principio no sabíamos nada, pero conseguí meter un infiltrado en el Comité Central que nos funcionó muy bien –y no era Ramón Tamames, como alguien ha dicho-, de tal manera que 48 horas después de cada reunión teníamos sobre la mesa el acta completa de lo que se había hablado en Estoril. El confidente no lo hacía por dinero, sino porque se desengañó y los traicionó”.
“Y del PSOE lo sabíamos todo. De Felipe González sabíamos hasta el color del calzoncillo que llevaba, porque los del grupo de Sevilla eran cuatro y estaban rodeados de agentes nuestros”.
Candidatos a ministros
Otra de las revelaciones es que, a la hora de nombrar ministros, tanto al final del franquismo como al principio de la monarquía, el SECED entregaba una larga lista con candidatos, acompañado de un informe sobre cada uno, que llevaba a que un gran número de los finalmente designados procedían de esas listas.
El SECED tenía tan buena información de cientos de personajes públicos emergentes porque durante años fue elaborando el denominado “Archivo Jano”, que recogía la vida pública y privada de esas personas.
Don Juan Carlos: “Me gustaría ser del SECED”
El apoyo al príncipe Juan Carlos como sucesor de Franco es patente en los ‘Boletines de Situación’. Y resulta curiosa la forma en que don Juan Carlos se gana a los agentes del SECED, diciéndoles lo que quieren oír y apoyando su línea aperturista.
El ex agente Atienza le cuenta a Ernesto Villar una frase que le dijo, siendo ya rey de España: “No soy del SECED, pero me gustaría serlo; estoy en vuestra línea de pensamiento”.
Secuestros y multas a la prensa
Sobre la prensa, se acreditan las relaciones habituales que el SECED mantenía con los grandes periodistas de la época, con los que intercambiaba información. Lo que no impide que, en determinados momentos, molestos con algunas críticas al poder, lleguen a afirmar: “La opinión pública se pregunta cómo no emprenden las autoridades una acción enérgica contra ese tipo de publicaciones, a través de los procedimientos a su alcance: retirada de publicidad, control de tiradas, medidas fiscales, suspensiones, secuestros, multas, etc.”.
La información sobre el terrorismo de ETA está marcada en esos años por las condenas a muerte y las críticas internas y de otros gobiernos, que son tratadas por los boletines como injerencias en la política interna, lo que lleva a los espías a solicitar medidas de todo tipo en defensa de la postura del régimen franquista.
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