Manolo Sanlúcar abre una causa para impedir que Córdoba ponga a una calle el nombre de un ministro de Franco

PP y Cs restituyen el nomenclátor del Conde de Vallellano y José Cruz Conde, dos activos colaboradores del golpe militar de 1936, según confirma un dictamen municipal elaborado por dos historiadores.

madrid /10/03/2020 07:24 / A.MORENO /

El guitarrista Manolo Sanlúcar ha activado una causa en change.org para impedir que el Ayuntamiento de Córdoba elimine la Avenida del Flamenco y se le devuelva el antiguo nombre a un ex ministro de Franco y reconocido colaborador del general Mola en el golpe militar que derribó al Gobierno constitucional de la II República en 1936. Esta iniciativa ha recogido más de 2.700 firmas. 

La campaña ha sido puesta en marcha este fin de semana, junto con el profesor de Derecho Civil Antonio Manuel Rodríguez, después de que el alcalde del PP, José María Bellido, anunciara días atrás que la junta de gobierno local iba a aprobar hoy mismo la reposición del nombre de dos destacadas personalidades franquistas a calles principales de la ciudad.

La reposición del nombre de dos destacadas personalidades franquistas a calles principales de la ciudad

Si nada lo remedia, la Avenida del Flamenco volverá a denominarse esta misma semana Vallellano, en homenaje a Fernando Suárez de Tangil, activo conspirador en la trama golpista del general Sanjurjo de 1932 y cómplice también en la rebelión militar de 1936 que desencadenó la Guerra Civil que fracturó España en su más trágico episodio contemporáneo. Así lo certifica el dictamen municipal, firmado por los historiadores Antonio Barragán y Francisco Acosta, que fundamentó la decisión de la anterior corporación de modificar el callejero cordobés en cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica andaluza de 2017.

Fernando Suárez de Tangil, conde de Vallellano, fue detenido y encarcelado tras la intentona del general Sanjurjo y en 1940 fue nombrado presidente de la Cruz Roja por Francisco Franco en reconocimiento de los servicios prestados. En los años veinte había sido alcalde de Madrid, bajo el paraguas de la dictadura de Primo de Rivera, y mantuvo una estrecha relación con el dirigente conservador Calvo Sotelo y posteriormente con el general Mola. Entre 1951 y 1957 fue ministro de Obras Públicas del Gobierno franquista y más tarde fue nombrado presidente del Consejo de Estado.

La vinculación del conde de Vallellano con Córdoba se produce tras el enlace matrimonial de su hija con el alcalde de la ciudad, Antonio Cruz Conde, miembro de una influyente familia local que dominó la escena política y económica provincial hasta los años sesenta. En 1952, Cruz Conde rotula una de las principales avenidas de Córdoba con el nombre de su suegro y conde de Vallellano.

La petición de Manolo Sanlúcar y Antonio Manuel Rodríguez lamenta la decisión municipal de retirar el nombre de la Avenida del Flamenco en una ciudad que ha sido uno de los epicentros artísticos de la universal música andaluza.

“Lo consideramos un atropello a nuestra cultura, a nuestras raíces y a nuestra seña de identidad más original, pues el Flamenco con mayúscula es una arte universal que no admite la más mínima discusión dentro del mundo de la música y la cultura”, señala el texto de la iniciativa plasmado en la plataforma digital de recogida de firmas.

El manifiesto, que esta misma tarde superaba ampliamente el millar de apoyos, pide al Ayuntamiento que mantenga el nombre de la céntrica avenida en homenaje al flamenco. Y recuerda que Córdoba alberga desde 1956 el Concurso Nacional de Arte Flamenco, impulsado por Manuel de Falla y Federico García Lorca en los años veinte, y es sede también de dos acontecimientos claves de este género excepcional: el Festival Internacional de la Guitarra y la Noche Blanca del Flamenco.

“¿Es más importante el nombre de un ex ministro de Franco que el de una música universal como el flamenco?”, se pregunta el profesor de Derecho Civil de la Universidad de Córdoba Antonio Manuel Rodríguez. En opinión del impulsor de la causa al alimón con el guitarrista gaditano, “el mundo del flamenco no podía permanecer impasible ante este desprecio hacia un arte genuinamente andaluz y popular”.

La decisión del Ayto ya había sido reiteradamente anunciada por PP y Cs desde antes de asumir el Gobierno municipal en 2019

La decisión del Ayuntamiento ya había sido reiteradamente anunciada por PP y Cs desde antes de asumir el Gobierno municipal en mayo de 2019. En aquel momento, cuando el equipo anterior, liderado por PSOE e IU, tomó la decisión de modificar el callejero, el PP le reprochó que hiciera política “mirando al pasado”. Y eso es justo lo que hizo el ahora alcalde Bellido cuando tomó el bastón de mando municipal como primera medida de Gobierno.

Hoy mismo el teniente de alcalde, Miguel Ángel Torrico, ha declarado que la reversión de los nombres franquistas “pone fin a una polémica artificial” y recupera sus denominaciones “populares”. El catedrático de Historia Antonio Barragán, en cambio, sostiene que el argumento de la “tradición popular” de las antiguas nomenclaturas es una “tradición inventada” por el PP y Cs.

Barragán recuerda que tanto el conde Vallellano como José Cruz Conde, a quien también se le restituye su nombre en la calle principal, formaban parte del “epicentro de la conspiración en Córdoba“, según atestiguan diversas fuentes históricas. En un vano intento por disipar la vinculación de ambos con el golpe militar, el Ayuntamiento de PP y Cs ha tomado la decisión de mutilar sus nombres propios y rotular únicamente con Vallellano y Cruz Conde. El nomenclátor de este último había sido cambiado por Foro Romano, tras un largo proceso de elección ciudadana.

José Cruz Conde fue militar durante 34 años y ya participó de forma decidida en el golpe de 1923 que colocó en la jefatura del Gobierno a Miguel Primo de Rivera. Su estrecha amistad, al igual que Vallellano, con José Calvo Sotelo le permitió acceder a la Alcaldía de Córdoba en 1924, en cuyo sillón permaneció poco más de año y medio.

En la intentona militar de Sanjurjo fue detenido, aunque no se pudo demostrar su relación directa con la conspiración. Su participación en la sublevación de 1936 sí está suficientemente acreditada y, según certificó el dictamen de la comisión municipal, viajó desde Madrid a Córdoba doce días antes del golpe militar para “convencer a los jefes de los regimientos y la Guardia Civil Ciriaco Cascajo, Mariano Rivero y Francisco Marín”.

Barragán lamenta que la reversión de los nombres “no se ajusta a la historia” y se fundamenta en un “revisionismo historiográfico” de quienes piensan que el golpe militar de Franco se desencadenó para “salvar a España del marxismo”. “Lo que no se puede negar”, agrega el catedrático de Historia, “es que los dos estuvieron en el golpe”.

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