Mar Pichel. Elecciones en España: qué son “las dos Españas”, las dos ideas de país enfrentadas durante décadas (y cómo se reflejan hoy en día)

Elecciones en España: qué son “las dos Españas”, las dos ideas de país enfrentadas durante décadas (y cómo se reflejan hoy en día)

Mar Pichel BBC /10 noviembre 2019 /bbc.com

La de derecha y la de izquierda. La progresista y la conservadora. La católica y la anticlerical. La vencedora y la vencida. La roja y la azul.

Estos calificativos se usan a menudo para ilustrar el concepto de las dos Españas, dos visiones opuestas del país europeo que llegaron a un punto máximo de enfrentamiento durante la Guerra Civil (1936-1939), un conflicto cuyas consecuencias llegan a nuestros días.

España celebró este 10 de noviembre sus cuartas elecciones en cuatro años, tras la incapacidad del presidente en funcioones Pedro Sánchez (PSOE) de formar un gobierno estable tras los comicios del pasado abril.

La división entre las dos Españas ha aparecido una y otra vez en la campaña electoral.

Lo vimos recientemente, con la exhumación deFrancisco Franco. La salida del Valle de los Caídos de los restos del general, quien gobernó con mano de hierro el país durante casi 40 años, provocó un acalorado debate.

Por un lado, estaban los que defendían que era un paso necesario para honrar la memoria de las víctimas del franquismo; por el otro, los que acusaban a los partidarios de la medida de reabrir heridas.

Pero, ¿siguen realmente tan presentes esas dos Españas que se enfrentaron en una cruenta Guerra Civil hace más de ocho décadas?

De dónde viene el concepto de las “dos Españas”

Aunque hablar de las “dos Españas” remite claramente a la Guerra Civil, el concepto es incluso anterior.

Ya en unos de sus más famosos versos, el poeta Antonio Machado plasmó la idea de las dos Españas 20 años antes del conflicto:

Ya hay un español que quiere

vivir y a vivir empieza,

entre una España que muere

y otra España que bosteza.

Españolito que vienes

al mundo te guarde Dios.

Una de las dos Españas

ha de helarte el corazón.

Pero para buscar el origen del conflicto de las dos Españas tenemos que irnos incluso más atrás.

“Lo que llamamos las dos Españas remite al conflicto existente desde el siglo XVIII entre el proceso de modernización y las fuertes resistencias en un país agrario atrasado, con fuerte presencia de la Iglesia y de un Ejército ‘sobrante’ heredado de las guerras coloniales en América”, le explica a BBC Mundo Antonio Elorza, historiador y catedrático de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid.

Esto, dice Elorza, “se traduce en una tensión que será capitalizada por las fuerzas conservadoras, que en el siglo XX acuñan la idea de la Anti-España: aquella parte de España contraria a la verdadera España”.

La Guerra Civil comenzó en España tras un sublevamiento militar contra las autoridades republicanas el 18 de julio de 1936.

“La bandera de Franco en la Guerra Civil será eliminar a la Anti-España”.

No obstante, el catedrático en historia José Álvarez Junco matiza que ni siquiera en ese momento se puede hablar tan claramente de solo dos Españas.

“En la Guerra Civil hubo quienes se sublevaron contra la República, contra la democracia, contra la amenaza de revolución social y en defensa de una España conservadora, católica, jerárquica… Estos sublevados se podría decir que eran una España, pero también podríamos decir que eran varias porque era complejo el mundo de los sublevados”, le dice el historiador a BBC Mundo.

“Entre los otros había como mínimo dos: porque unos estaban defendiendo la República y la democracia, la legalidad y las instituciones, y otros aprovecharon el hundimiento del Estado por la sublevación que se había producido para intentar hacer la revolución social“.

Pero, 80 años después del final de la Guerra Civil española, ¿sigue teniendo sentido hablar de las dos Españas?

La memoria de unos y la memoria de otros

Para la también historiadora Nere Basave, el concepto sigue vigente, porque “se reactualiza”, aunque matiza que no son dos Españas que vienen de la Guerra Civil, sino de mucho más atrás.

Los primeros gobiernos de la democracia no consideraron una prioridad hacer un ajuste con el pasado. Según Basabe, en esta etapa, y debido a la creación de una estabilidad económica con el estado de bienestar, “se pudo adormecer la dualidad española”.

“Hubo consenso en la Transición (a la democracia) a cambio de ceder y de tapar muchas cosas que en su momento no merecía la pena cuestionar, por ejemplo, la reciente exhumación de Francisco Franco”, explica la historiadora.

Pero, paradójicamente -considera Basabe- la división se ha visto renovada por los que no vivieron esos capítulos de la historia. “Son los nietos los que han querido recuperar esta memoria“.

Los descendientes de los vencidos creían necesario reivindicar su causa y honrar a los miles de represaliados durante la guerra y el posterior régimen franquista. Se trata de personas que el régimen persiguió, mató y arrojó a fosas comunes que se reparten por todo el país.

“La guerra la ganaron unos y se beneficiaron enormemente de ello, y esto ha hecho que esa idea siga existiendo porque han ganado”, dice Elorza.

“El odio también se transmite en frustración a los que han perdido y a sus descendientes. Esto explica que haya habido una continuidad”.

Cómo la Guerra Civil sigue presente en España 80 años después de haber terminado

Un momento clave fue 2007, con la aprobación de la Ley de la Memoria Histórica durante el gobierno del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) liderado por José Luis Rodríguez Zapatero, destinada a reconocer y compensar a las víctimas de la Guerra Civil y de la represión franquista, y a promover la retirada de símbolos alusivos al franquismo.

La ley volvió a situar este tema en el corazón del debate político.

Mientras en el PSOE y otros partidos de la izquierda se defendía que era una cuestión de dignidad para con las víctimas del franquismo, el Partido Popular (derecha) se opuso a la norma, argumentando que dividía a los ciudadanos, resucitando viejos odios y deseos de revancha.

El posterior gobierno popular de Mariano Rajoy, aunque no derogó la ley, la dejó prácticamente sin presupuesto. Ahora, el PP lleva en su programa electoral la derogación de la norma y su sustitución por una ley de concordia “que incluya a todas las víctimas”.

Los mismos argumentos, de unos y de otros, que se escucharon con la aprobación de ley de la Memoria Histórica volvieron a la escena más recientemente, con la exhumación de los restos de Franco el pasado 24 de octubre, y se han hecho presentes en toda la campaña electoral actual.

En el bloque de la izquierda, compuesto por el PSOE y Unidas Podemos, se habló de “dignidad”, “deber” y “justicia”.

“El homenaje público al dictador era más que un anacronismo y una anomalía (…) era un agravio a nuestra propia democracia”, dijo el presidente del gobierno en funciones, el socialista Pedro Sánchez.

Por su parte, Pablo Iglesias, líder de Unidas Podemos, reconoció que la exhumación era un gran avance, pero recordó que “aún no se ha hecho justicia con las víctimas”.

En el bloque de la derecha, compuesto ahora además de por el PP, por Ciudadanos y el partido de ultraderecha Vox, se insistió en la idea de la división, el odio y el revanchismo.

En el PP, se manifestó que la exhumación era “un debate que no aporta nada y que se utiliza con el único afán de dividir”.

Image captionLa exhumación de los restos de Francisco Franco causó una gran controversia entre la clase política española.

En la misma línea, Albert Rivera, líder de Ciudadanos se expresó en su cuenta de Twitter antes de la exhumación:

“Afortunadamente, la dictadura de Franco acabó hace 44 años. Sánchez lleva un año jugando con sus huesos para dividirnos en rojos y azules, pero a muchos españoles a estas alturas no nos importan”.

Por su parte, Santiago Abascal, líder de Vox, acusó a Sánchez de iniciar una campaña de odio.

Cultura política guerracivilista

Según el historiador Xavier Casals, la polémica que ha suscitado entre algunos sectores la exhumación del cuerpo de Franco en el fondo lo que está mostrando, más que la existencia de dos grandes bloques, y de las dos Españas, es que “la Guerra Civil sigue formando parte de la identidad política en España”.

Sin embargo, la mayor parte de la polémica vino de los sectores políticos. Aunque en el cementerio donde se enterraron de nuevo los restos de Franco sí se concentraron unos 200 seguidores del general, con símbolos franquistas y gritando “Viva Franco”, los expertos consultados por BBC Mundo coincidieron en que no ha sido un tema que haya causado una enorme emoción.

Para Álvarez Junco, el relato de la Guerra Civil “está presente aún en la política española”, pero destaca que la sociedad española ya no está obsesionada con ese conflicto.

“No estamos en una situación de polarización, ni agresividad ni violencia como hace 80 años ni muchísimo menos”, dice.

Pero los partidos tratan de definirse en torno a esa división.

“Estamos en un período electoral casi permanente desde hace varios años, y los partidos aprovechan para rentabilizar cualquier conflicto que surja“, dice Álvarez Junco.

“Incluso si el conflicto es pequeño, como ha sido este del cadáver de Franco, pues los partidos intentan agrandarlo, a favor o en contra, pero intentan magnificarlo”.

Para Casals, en un momento en que las diferencias ideológicas entre conservadores y socialdemócratas en toda Europa se diluyen, “es posible que la Guerra Civil ofrezca un marco ideológico fuerte de tensión política para distanciarse, entonces como marco movilizador y de identidad es muy fuerte”.

Pero “más que la memoria de la Guerra Civil entre franquistas y antifranquistas, es más entre quienes quieren restituir la memoria de las víctimas y los que ven esta pretensión de restitución de memoria como una revancha o como un querer volver al conflicto”.

Enric Ucelay Da-Cal, catedrático de Humanidades de la Universidad Pompeu Fabra, considera que en España hay “una cultura muy guerracivilista en la cual es muy difícil establecer amplio consenso y acuerdo más allá de ciertas barreras”.

“Hay una fuerte tendencia hacia la polarización ante cualquier problema”.

El experto considera que superar estas divisiones es sumamente difícil porque “está en la propia cultura política”.

“No existe un consenso de qué es España, no existe una identificación colectiva sólida. Dicho de otro modo, si alguien va a Estados Unidos en las casas está la bandera federal y hay una sensación de ser americano. Esto en España es impensable. Quien tiene la bandera la tiene como agresión a los que no creen en esa bandera”.

Al menos eso es así entre los que creen que forman parte de una de esas “dos Españas”.

https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-50315710