Mari-Villa Cuadrado. Por que me comprometí con el Grupo de Trabajo RMHSA. CGT . A

XX Aniversario.

POR QUÉ ME COMPROMETÍ CON EL GRUPO DE TRABAJO RMHSA. (Recuperando la Memoria de la Historia Social de Andalucía)

“Siempre acabamos llegando a donde nos esperan” José Saramago.

A veces, o casi siempre, nos movemos por un cruce de caminos que nos van trasladando a espacios, circunstancias y lugares que confluyen en un sitio inesperado.

Comienza un día de diciembre de 1980 cuando fui por el paraje que rodeaba entonces los restos de algunos de los pabellones que antes habían albergado a los presos que construyeron el Canal del Bajo Guadalquivir, en el Campo de trabajos forzados de Los Merinales, en Dos Hermanas (Sevilla). El objeto era captar imágenes de aquella escena, testigo de las vidas de tantos hombres que por allí pasaron, y que en poco tiempo se irían destruyendo gracias a la desatención, el olvido y la necesidad de que dejaran de ser incómodos testigos. Eran parte del trabajo que realicé para la Revista Andalucía Libre, «Los Merinales: 1939-1962. Campo de Trabajo en Andalucía», publicado en el número de febrero de 1981.

El primer ejemplar llegó a tiempo, unos días antes del fallecimiento de mi padre, Antonio Cuadrado Barrionuevo, que se produjo el 4 de febrero. Él fue uno de los presos del Canal, permaneció allí ocho años desde 1942 hasta mayo de 1950, y treinta y un años después pudo disfrutar de un homenaje inesperado en sus últimos días. Después de treinta y un años de silencio. Fue leído y comentado por mucha gente y, afortunadamente, sirvió también como una modesta aportación y reconocimiento a todas las personas que habían sufrido las represalias en éste y en otros sitios parecidos.

Alguien había encontrado la Revista y leído ese reportaje en un Centro cívico de Bellavista y diecinueve años después, en el año 2000, me propusieron desde CGT.A colaborar en un proyecto en el que se habían embarcado sobre el Canal de los Presos, dentro de otro más ambicioso ya iniciado y que constituyó el Grupo de Trabajo multidisciplinar ‘Recuperando la Memoria de la Historia Social de Andalucía’, como familiar de uno de los presos.

Imposible rechazar el acudir a este proyecto, el primero que se ha ocupado de sacar a la luz, darle forma y profundizar en una realidad cruel que afectó a más de diez mil presos y a sus familias que, a lo largo de veinte años, pasaron por el Campo de trabajos forzados, sufrieron la represión y fueron la mano de obra esclava para mayor enriquecimiento de los propietarios de las fincas por donde discurre el Canal de los Presos, una obra hidráulica que convirtió en regadío las baldías tierras de secano de quienes también habían reconocido a la Dictadura.

Durante los veinte años de trabajo del Grupo RMHSA se ha reactivado la memoria sobre lo que estaba a punto de desaparecer, y en ello han implicado a familiares, instituciones, administraciones, partidos y otras entidades de la sociedad civil. A modo de pedagogía libertaria se ha creado una red para activar la conciencia sobre las aberraciones que se cometieron en Andalucía y que, por el miedo a la represión impuesta y el olvido, ninguno de sus protagonistas se atrevió a denunciar. Para los familiares de los presos que construyeron el Canal del Bajo Guadalquivir en régimen de trabajos forzados, la puesta en valor de la memoria sobre las experiencias vividas por los suyos ha tenido un significado de gran calado humano.

Yo quiero resaltar que la experiencia de colaborar con este proyecto me ha permitido a la vez conocer las vivencias de otras personas que, seguramente, compartieron las mismas que mis padres habían sufrido en el mismo lugar y el mismo tiempo. La participación en jornadas, charlas, encuentros. Y, sobre todo, en la colaboración directa en el Documental Presos del Silencio, en 2004, y en el libro El Canal de los Presos (1940-1962), Trabajos Forzados: de la represión política a la explotación económica, el mismo año.

En la colaboración en este libro me voy a detener, para recordar a nueve mujeres que conforman el capítulo “Vidas olvidadas de mujeres” en el que pude imaginar en un relato, sacado de sus historias contadas de viva voz, la vida, los lugares y las humillaciones que habían vivido por ser el otro contingente que había sufrido la represión del Campo de trabajo, aunque ellas y sus familias estuviesen fuera de las alambradas. Nadie había reparado que las mujeres fueron también presas de la represión:

Dolores Vimes, Paca Amaya, Paz Amaya, Francisca Adame, Enriqueta Adame, Antonia Navas, María Izquierdo, Antonia Calvo, contaron entonces sus historias de vida. Emilia Jiménez, mi madre, ya había fallecido, pero yo podía poner voz a la suya. Testimonios breves pero intensos que tienen el gran valor de lo que se recupera casi al filo del final de una Historia antes nunca expresada. Luego vino el ‘Concurso de ideas para la construcción del Memorial_Merinales’ en 2008, y muchas otras actividades siempre constructivas.

Por eso quiero agradecer expresamente la existencia de este Grupo imprescindible que, en el tesón dedicado a sus trabajos, se ha convertido en multitud por la onda expansiva de un llamamiento a la Memoria.

María-Villa Cuadrado Jiménez