«Más allá del escenario», la lucha contra el franquismo de Teatro Lebrijano

Nonio Parejo presenta en el Festival de Cine Europeo de Sevilla el documental que conmemora los 50 años de la fundación del grupo

ELPLURALCOM | ANTONIO GANDIAGA* | 3-11-2017

Son solo unas viejas imágenes en blanco y negro, con una resolución deficiente, pero tienen la capacidad de impresionar, o podríamos decir que hasta de sobrecoger. Muestran a un grupo de hombres y mujeres jóvenes en una calle que inequívocamente pertenece a una población rural, y que sirve como escenario de una representación inquietante. Los intérpretes, vestidos como cualquier campesino, entonan una melodía como en un ritual. Tras ellos, apoyada en la agrietada pared, lo que parece una cruz enorme cubierta con una tela negra, que pronto caerá para aplastarlos y provocar el caos.

Se trata, en realidad, de una representación de Oratorio, la obra con la que culminó su trayectoria el Teatro Lebrijano. Las imágenes, rescatadas tras un arduo proceso de restauración en el que se retocaron uno a uno hasta 8.000 fotogramas, tienen truco, ya que pertenecen a un vídeo grabado diez años después del fallecimiento de Juan Bernabé, fundador del grupo, a modo de homenaje. Por aquel entonces, el Lebrijano ya no estaba en activo y sus componentes no eran tan jóvenes. Lo explica Nonio Parejo, quien filmó aquellas imágenes y ahora las ha recuperado para su documental Más allá del escenario, que se presenta estos días en el Festival de Cine Europeo de Sevilla dentro de la sección Panorama Andaluz: “Se les ve ya más mayores. Antonio Torres, al que le pegan latigazos, ya era el alcalde de Lebrija. El que le pega, Pepe Gutiérrez, se había hecho médico. Pero se seguían dando de verdad, a mí me dolía solo de verlo”. El documental, así como una exposición itinerante, la edición de un libro y otros actos, forma parte de la conmemoración de los 50 años de Teatro Lebrijano, organizada por la Fundación Juan Bernabé, productora del largometraje junto a Canal Sur. 

La conquista de la calle

Más allá del escenario arranca con una reunión de los componentes de Teatro Lebrijano, que rememoran una experiencia que es historia de la resistencia andaluza contra la dictadura. Para Parejo, su actividad “forma parte de una orquestación global del campo y en concreto de Lebrija, donde se concentra la lucha antifranquista. Ellos cogen la bandera de la cultura pero sin una estrategia previa, de una forma espontánea. Si te están pisando el pescuezo, lo primero es respirar”. En los 60 y 70, hay hasta 14 huelgas generales en esta localidad del Bajo Guadalquivir, así como múltiples encierros en iglesias y huelgas de hambre. Era la tierra en la que durante más de 20 años habían trabajado 5.000 presos republicanos en la construcción del llamado Canal de los Presos, aquella también en la que el jornal diario estaba en manos de los terratenientes.

En este contexto, el papel de la Iglesia se antoja clave para que el grupo pueda llegar a desarrollar su actividad. Como explica Parejo, “sin la Iglesia no se habría dado esta historia. Es curiosamente la que protege esta asociación cultural y social. Acoge asambleas y reuniones, además de que muchos de los que participan son seminaristas, como el propio Juan Bernabé”. Gracias a esta posición de la institución, que da confianza a unos y excusa a otros, se involucran en el grupo jóvenes de distinta procedencia, entre los que estaba sin ir más lejos la hija del alcalde franquista, Ángela Mendaro. Según el veterano documentalista, “el régimen iba de la mano de la Iglesia y no podía atacarse a sí mismo. Hay en día está encorsetada, son unos yuppies, pero aquella es la época del Concilio Vaticano II, de los curas obreros, los curas guerrilleros de Sudamérica…”.

Cinco décadas después, los componentes de Teatro Lebrijano se muestran orgullosos de lo que hicieron en su juventud. Sacaron el teatro a las calles de Lebrija y a las pequeñas poblaciones de jornaleros de la zona, recuperando la esencia de La Barraca de Lorca, con un estilo realista, fuertemente expresivo, en el que los golpes eran reales y se introducía el flamenco por primera vez en escena como un elemento más. La culminación de la breve trayectoria del grupo es el montaje dirigido por Bernabé  en 1971 de Oratorio, un texto de Alfonso Jiménez. Con este espectáculo, primitivo y brutal, en el que participó un joven Salvador Távora, “lo primero que hicieron fue engañar a la censura. Es un texto con ambientación clásica y referencias a la mitología y a Caín y Abel, lo que en definitiva es una metáfora sobre la Guerra Civil, los hermanos que se pelean”, explica Parejo, que añade que “es una alegoría tan directa que cuando van al campo la gente relaciona lo que le están contando con lo que han vivido en los campos de concentración y los trabajos forzados”. De alguna forma, el grupo no solamente esquivó a la censura sino que llegó a representar a España en el Festival de Nancy, causando un enorme impacto. Poco después de la vuelta, con el régimen ya atento a sus movimientos, el repentino fallecimiento de Bernabé condujo a la disolución del grupo, que prefirió extinguirse a profesionalizarse.

Reviviendo los recuerdos

En Más allá del escenario, Nonio Parejo trata de ilustrar la historia del grupo mezclando las imágenes de archivo con testimonios de los que fueron sus componentes, de conocedores de la realidad social de la época y de expertos en teatro. Entre ellos, el del fotógrafo Mario Fuentes, fallecido poco después de la entrevista, quien afirma que “ojalá existieran ahora seis grupos como el Teatro Lebrijano”. Otro de ellos, del cineasta Benito Zambrano, que viene a decir que la memoria sirve para revivir los recuerdos, inspiró a Parejo a introducir un tercer elemento: un personaje de ficción interpretado por José Luis Ortiz, que desde el presente nos conduce a los acontecimientos de la dictadura, al asesinato de 3.000 republicanos en las calles de Sevilla o a la huida de 150.000 malagueños hacia Almería, entre disparos de buques italianos y alemanes.

Especialista en el documental histórico andaluz, Nonio Parejo califica el presente de “cutre y mafioso” y la situación de Cataluña de “embrollo de unos y otros que no tiene nada que ver con la represión franquista”. Respecto al empuje de aquel movimiento obrero andalucista al que se asoció al Lebrijano y que condujo a la consecución de la autonomía, su sensación es que “se ha parado”. Amigo de Juan Goytisolo hasta su reciente fallecimiento, con el escritor realizó Campos de Níjar en 1982 y más recientemente El regreso, en la que Goytisolo en persona volvía a esos campos. Aquella fue su última participación en el Festival de Sevilla, con la que “me dieron por todos lados, porque la metieron en Sección oficial siendo un documental underground, con un escritor maldito interpretando a sus personajes, pero después me la han pedido universidades de Estados Unidos para estudios de cine y literatura”. De cara a esta edición, espera que la experiencia sea más tranquila. 

 * Antonio Gandiaga es comunicador y crítico de cine

https://www.elplural.com/andalucia/2017/11/03/mas-alla-del-escenario-la-lucha-contra-el-franquismo-de-teatro-lebrijano