Actas del XX Congreso del Carnaval. Diversión, prohibición y libertad en la fiesta de febrero

Actas del XX Congreso del Carnaval. Diversión, prohibición y libertad en la fiesta de febrero

En el tramo final de la década de los años setenta del pasado siglo XX se gestaron parte de los trabajos que, poco después, harían aflorar múltiples estudios sobre Carnaval en la ciudad de Cádiz y parte de su provincia. Los cambios políticos que se empezaban a vislumbrar tras la muerte del dictador Francisco Franco, comenzaron ahora a propiciarse de manera acelerada. Por ejemplo en 1976. Aunque las Fiestas Típicas de aquel año se celebraron de nuevo en el mes de mayo –se venía desarrollando así desde 1968–, varias fueron las agrupaciones que reclamaron abiertamente el regreso de la festividad al mes de febrero. Como muestra un botón, el estribillo –e incluso el nombre–, de la comparsa `Carnaval 76:
Fiestas Típicas Gaditanas,
eso no nos dice ná,
nosotros lo que queremos,
Carnaval, Carnaval, Carnaval

Un ejemplo más se aprecia cuando en 1978 el coro `La Guillotina desfiló por la calles de la ciudad emulando el entierro de las Fiestas Típicas. El Carnaval de 1980 vino organizado desde la Comisión Ciudadana de Fiestas, que dependía de la Delegación Municipal de Fiestas, estando al frente el concejal José Mena Ortega. Será en estos momentos cuando se potencie un Carnaval participativo, no impuesto “desde arriba”, e intentando que en la organización estuvieran el máximo de representaciones del mundo de la fiesta. Toda estas transformaciones tuvo, más temprano que tarde, su influencia en las investigaciones de corte carnavalesca. De esta manera en 1983 se publicó, desde la Delegación de Información y Publicaciones un pequeño libro titulado Carnaval en Cádiz, el cual conllevó un antes y un después, no solo por el valor que podían tener los capítulos que lo conforman, sino porque a raíz de aquel año, las investigaciones y estudios de un tema hasta entonces no bien mirado –e incluso marginado–, se multiplicaron.