Mujeres en guerra. Un estudio de la participación femenina en la Revolución Mexicana y la Guerra Civil española desde las fuentes secundarias

Las mujeres en la Revolución Mexicana y en la Guerra Civil Española, tanto en el frente de batalla como fuera de él, tuvieron una connotada presencia.

En ambos casos y en medio del conflicto asumieron roles públicos, se adaptaron a una situación límite y demostraron ser muy conscientes de la situación que se vivía en cada país y no se quedaron al margen. En cambio, muchos estudios históricos las han tratado de forma anecdótica y en muchos casos se les ha dado un escaso reconocimiento o incluso se las ha silenciado. Afortunadamente, la Historia de las Mujeres abrió caminos y ya es posible encontrar numerosos trabajos que tienen perspectiva de género. No siempre fue así, como ya hemos mencionado, la historiografía tradicional había hecho a las mujeres casi invisibles. Aún hoy encontramos trabajos de autores reconocidos como John Mason Hart que en su obra El México Revolucionario durante quinientas catorce páginas sólo hace referencia a la participación de las mujeres, en la División del Norte, en una ocasión y de esta forma: “los hombres, con algunas mujeres y los niños, eran combatientes. El grueso de las mujeres, los niños y los ancianos desempeñaban servicios logísticos.”

1 Creemos, por todos estos motivos, que hay una deuda con las mujeres que dieron su vida, sufrieron la cárcel, el hambre y el exilio al luchar por sus ideas. Es por tanto uno de los objetivos de este trabajo contribuir a la visibilidad de las mujeres y al mismo tiempo aportar un conocimiento, desde el punto de vista del género, de la Revolución Mexicana y de la Guerra Civil. Pero, ¿Por qué las mujeres en la historiografía han sido ignoradas o tratadas de forma anecdótica? Según la autora Joan Scott, las investigaciones han demostrado que las mujeres no estaban ausentes sino que fueron sistemáticamente omitidas de los registros oficiales, lo cual dificultaba, para los historiadores, el estudio de temas relacionados con las mujeres.

2 Esta desatención también pudo deberse a la identificación de los acontecimientos políticos y militares, que dominaban los hombres, con la historia universal y olvidar que, como opina Gisela Bock, “la historia de las mujeres no concierne a la mitad de la humanidad sino a toda ella.”

3 Por ello, la Historia de Mujeres ha sido una forma eficaz de 1 John Mason Hart. El México revolucionario. Gestación y proceso en la Revolución Mexicana. México: Alianza Editorial Mexicana, 1992, p.360. 2 Joan Wallace Scott. “El problema de la invisibilidad” en Género e historia. México: Instituto Mora, 1992, p.38. 3 Gisela Bock. “Historia de las mujeres y la historia del género: aspectos para un debate internacional” en Historia social. Dossier: historia de las mujeres, historia del género. Valencia: Instituto de Historia Social, U.N.E.D, 1992, p.59.

4 rescatar a un sujeto social subalterno y oculto de la historiografía existente.4 Nuestra investigación se incluye en esta corriente, porque busca al sujeto individual y colectivo y abarca temas como la participación de la mujer en la lucha armada y su militancia política y civil. Este trabajo es un estudio de la participación femenina en la Revolución Mexicana y la Guerra Civil Española desde las fuentes secundarias. Definimos participación como el desempeño, más o menos voluntario, de actividades y roles que las féminas ejercieron durante la Revolución Mexicana y la Guerra Civil Española. Por la temática del estudio, este trabajo se insertaría en lo que Michelle Perrot llama “historia de las mujeres activas,” en las que prima su participación en el espacio público y se analizan especialmente los roles que ellas desempeñaron.

5 Y replantea la relación entre los actores sociales y pretende dar a conocer el conjunto de prácticas y experiencias femeninas usando para ello la categoría género. Nos vamos a apoyar en la definición de Joan Scott de género como elemento integrante de las relaciones, basadas en las diferencias que distinguen los sexos y que es, además, una forma primaria de relaciones significantes de poder. El género, además, está conformado por cuatro elementos, en primer lugar como símbolo cultural que evoca representaciones; en segundo lugar consta de conceptos normativos; el tercero hace referencia a las nociones políticas, las organizaciones sociales y las instituciones y por último, está formado por la identidad subjetiva.

6 Todos estos elementos están presentes en los próximos capítulos a través de los siguientes aspectos: las representaciones sobre las mujeres que se manejaron durante ambos conflictos. Los conceptos normativos que tuvieron un carácter prescriptivo y que provocaron la aceptación o el rechazo de las pautas de comportamiento femeninos y que marcaron especialmente la participación de las mujeres en la Revolución y en la Guerra Civil. Así como en las referencias a los partidos políticos, clubes, sindicatos y otras formas de participación de las organizaciones sociales femeninas y feministas. Por último, la identidad subjetiva, construida culturalmente, presente en el campo de batalla y la determinación de lo que en teoría debían y podían hacer las mujeres comparado con lo que debían y podían hacer los hombres.