Muñoz Benítez, epígono de la escuela racionalista

Muñoz Benítez, epígono de la escuela racionalista

Entra en contacto con el maestro anarquista de Grazalema José Sánchez Rosa. Sánchez Rosa se convierte en su primer referente intelectual, que le inocula el entusiasmo por aprender, lo aficiona a la lectura y anima su vocación por hacerse maestro. Sánchez acababa de salir de la prisión de Ceuta, por su implicación en los sucesos de la Mano Negra y es allí donde se convenció que sólo a través de las escuelas podía difundirse el ideal anarquista. A partir de entonces se dedicó a las tareas propagandísticas por las provincias de Sevilla, Cádiz y Córdoba. Es tal el entusiasmo que puso Sánchez Rosa en su labor que influyó en muchos discípulos que se convirtieron en maestros anarquistas autodidactas. Las escuelas laicas animadas por republicanos, socialistas y las que impulsaron los anarquistas constituyeron un fenómeno que se extendió por todo el país. Así, Muñoz Benítez inició su labor de maestro racionalista por la Sierra de Cádiz en Alcalá del Valle, Setenil de las Bodegas, Torre Alháquime y Olvera.

Durante toda su vida tuvo una fiel amistad con Sánchez Rosa, al que acompañó en la creación de escuelas racionalistas para hijos de obreros por las mañanas, y para adultos por las noches, en lugares como el Campo de Gibraltar (1902), Tánger (1903), Aznalcóllar (1904), Alcalá de Guadaíra (1909) o Dos Hermanas (1913). Paralelamente vivió las luchas sociales de los primeros años del siglo XX, que provocaron numerosas detenciones y el encarcelamiento de su maestro. En 1924 trabajó como escribiente en Sevilla y a partir de esta fecha se instala definitivamente en Dos Hermanas. En sus últimos años trabajó como pintor, continuó su tarea en la escuela fundada en 1913, y compartió su tiempo con la dedicación a la política activa en el ayuntamiento, siendo segundo teniente alcalde por el Partido Socialista en 1930, alcalde desde 1932 a 1934 y concejal en 1936.

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