Salustiano Gutiérrez Baena: Los maquis en Casas Viejas

Índice
I. Presentación
II. La Guardia Civil
III. Los golpes económicos
IV. La vida cotidiana
V. La derrota
Conclusiones finales

Los maquis es un tema que me apasiona tanto que creo que me interesa desde que era niño, cuando mi padre para que me durmiera me contaba historias de José María el Tempranillo, que a los ricos robaba y a los pobres socorría o mi madre me hablo de aquel hombre desesperado que en los cuarenta bajó a Íllora y pasó por la calle en la que ella jugaba y la empujó diciéndole: “Niña métete en tu casa, que aquí va a pasar una cosa muy gorda”. Hace ya mucho tiempo que quería tocar el tema, pero debido a su complejidad siempre lo he ido aplazando.

En Casas Viejas su historia la han monopolizado los Sucesos, pero no sólo ellos han sido objeto de desconocimiento, parcialidad, tabú, manipulación o leyenda. Los maquis de Casas Viejas también pueden ser catalogados con los mismos calificativos, es más, a día de hoy, creo que es el tema de su historia más desconocido y que más prevención provoca. De hecho, creo que esa ha sido la verdadera causa de que yo no lo haya tratado en profundidad y hay temas y documentos que dejaré para otra ocasión más propicia. Además, al contrario que en los Sucesos, la documentación e información existente es parcial y escasa, y la cercanía de los hechos a la actualidad es más acentuada con lo que se agudiza el problema. Pero estas dificultades, estas complejidades no son exclusivas de los maquis de Casas Viejas, sino de todos los de España. Empiezan por la denominación. Para titular esta serie podía optar entre términos como los rojos, los bandoleros, los forajidos, malhechores, los huidos, los del monte, los de la sierra, los de la guerrilla o guerrilleros o los maquis, que ha sido por el que he optado. Está claro que conceptos como bandoleros, forajidos, malhechores o rojos (palabra por la que el franquismo consiguió que más se les conociera) tienen un matiz peyorativo que no corresponde con la realidad, ni con el enfoque que yo pretendo darle a esta serie. En todas las grabaciones de Mintz en las que aparecen referencias a ellos, que son muchas, aparece el término “rojo”. Una circular de la Dirección General de Seguridad de 11 de abril de 1947 prohíbe expresamente utilizar el término “guerrilla” , “maquis” o “guerrilleros”, debiendo utilizarse en todos los comunicados externos e internos en su lugar los de “bandoleros” “forajidos” o “bandolerismo”. Al contrario pasa con el término guerrillero, que es el que los supervivientes prefieren que se les llame. Además de que me apartaría de mi pretendido enfoque aséptico no incluye a los maquis locales que tuvieron una posición mucho más defensiva que la propia de esta denominación. Parecido ocurre con el término huidos, pues si bien resulta adecuado para los maquis locales, no lo es por su mayor carácter político para los que actuaron en esta zona procedentes de la serranía malagueña. Además valdría para la primera etapa, desde 1939 hasta 1947 no para el resto hasta principios de los cincuenta. Con los términos los del monte o de la sierra nos situamos en la posición de la gente del pueblo, pero allá en la sierra había también muchas personas viviendo que no eran ni maquis, ni huidos, ni guerrilleros, ni rojos y creo que no se han de excluir del relato.

El término maquis es un galicismo, pero eso no le debe restar, lo mismo que no lo hace a otras palabras como restaurante o garaje. Los maquis fueron los guerrilleros franceses que lucharon contra la invasión nazi. Etimológicamente significa “matorral o lugar poblado de matorrales” y por metonimia “los hombres que se esconden en esos matorrales”. Traducido al lenguaje popular son los que andan a salto de mata por el monte, una mezcla de huidos y guerrilleros, más de huidos para los jandeños y más de guerrilleros para los malagueños. Dice la Real Academia sobre maquis: “Persona que, huida a los montes, vive en rebeldía y oposición armada al sistema político establecido”. Además es el término que es utilizado por los historiadores y que más se aleja a las visiones maniqueas de unos y otros. Porque lo que quiero es contar historias de personas, no de buenos, ni de malos. Objetivo difícil, pero no imposible.

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