Mérida. Juan Mariné, único superviviente del cine Republicano

► Ha participado como camarógrafo y director de fotografía en más de 140 películas. Reveló la primera cinta en color del cine español

► Grabó el entierro de Durruti y con 97 años sigue restaurando películas e investigando

ELSALTODIARIO.COM | MARÍA JOSÉ RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ | MÉRIDA | 2-2-2018

Cuando has permanecido unos momentos junto al cineasta Juan Mariné es sencillo imaginarlo entre cintas de películas y sus cachivaches recuperando antigua filmografía y departiendo didácticamente con los alumnos de la ECAM. Lo que cuesta reconocer al ver en acción a este hombre de espíritu libertario, que ha dedicado su vida al cine, es que tenga 97 años.

El público que asistió el pasado martes 30 de enero en Mérida a la proyección La Aurora de la Esperanza, rodada en 1937, pudo comprobar la envolvente lucidez del único profesional superviviente del cine Republicano, el camarógrafo y director de fotografía, Juan Mariné, que fue presentado en la capital emeritense por José Manuel Corbacho, presidente de la Asociación de la Memoria Histórica de Extremadura (ARMHEX).

Con 141 películas en su trayectoria y numerosos galardones en su palmarés, este profesional participó en la primera película en color del cine español y ha incorporado novedosas técnicas y efectos de montaje y revelados en las películas en las que ha trabajado desde los años 40. Aún recuerda al detalle cómo se desarrolló la grabación del entierro del anarquista Buenaventura Durruti y las dificultades que tuvo para registrar el evento ante tal multitud.

Mariné acudió a Mérida invitado por la ARMHEX en el marco de la muestra itinerante Tras las huellas de la memoria en Extremadura 1936-2017 que ha recalado en diez localidades de la provincia de Badajoz, con el objeto de poner en valor el cine republicano y dar a conocer la visión de arqueólogos, historiadores e investigadores en relación a la necesidad de la recuperación de la memoria histórica.

Superviviente de la quinta del biberón

A su avanzada edad, Mariné hizo gala de su impresionante memoria sin dejar atrás apellidos de compañeros de rodaje, nombres de milicianos y excombatientes, localizaciones e imágenes de los campos de concentración donde estuvo prisionero y cómo consiguió fugarse.

El cineasta fue uno de los pocos supervivientes de la columna miliciana La Quinta del Biberón, y el fotógrafo al que se le ordenó disparar con la cámara a las grupas de un caballo en el seno de la operación militar denominada la Línea Pérez, conocida oficialmente como la Organización Defensiva del Pirineo. Ideada por Franco ante las amenazas de Alemania para vigilar la frontera con Francia.

Sin parar de apuntar detalles, relata con precisión técnicas de iluminación ideadas por él mismo para optimizar la imagen y la fuerza actorial, con especial esmero hacia la mujer y describe los procesos innovadores que empleaba ya en cine de posguerra. Mariné recuerda que a los 13 años, trabajando de repartidor entró en un estudio de cine y tras una convalecencia por enfermedad decidió dedicar su vida al cine. Reconoce muchas dificultades para abrirse camino en tiempos de la dictadura, tras haberse iniciado como fotógrafo de guerra con la Federación Anarquista Ibérica ( FAI) y haber pertenecido a la Confederación Nacional del Trabajo (CNT).

Este catalán, todo un referente en la historia del cine español por sus innovaciones en técnicas y patentes para mejorar procesos de rodaje y edición, como director de fotografía no puede evitar dar indicaciones sobre posición o eje a operadores de cámaras y fotógrafos, antes de responder a las preguntas de los medios con motivo de su estancia en Mérida.

Comienza reiterando que su pasión es el cine, oficio y afición a partes iguales, que mantiene encendida la mecha de su larga trayectoria y que aún lo mantiene en activo al frente de un departamento de investigación en la Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid (ECAM) donde asiste a diario a restaurar películas con una única pega.

“El cine es mi vida. Sigo yendo a la escuela, donde tengo un departamento de investigación. Únicamente tiene un problema para mí la ECAM, que yo he abusado tanto de ella que me tiene prohibido ir los sábados y los domingos. Entonces el sábado tengo que hacerme un paquete y llevarme el libro, la revista o la ley que esté leyendo y tengo que estudiar para llevármelo a casa y Concha (su compañera) me aguanta porque sabe que los sábados y domingos tengo que estudiar”, según apunta.

Vive feliz e intensamente con una dedicación plena al mundo del cine. “Un mundo muy difícil y en el que hay que tener una vocación que supere tus aspiraciones”, según aconseja a la juventud que quiera dedicarse a ello, mientras rememora las horas que pasaba estudiando física y química durante su juventud para lograr aprender y discurrir revelados especiales según las necesidades de la película que estaba rodando.

Sobre las colectivizaciones anarquistas de la CNT-FAI subraya que entonces en el cine al margen del puesto que se desarrollara todo el equipo “cobraba lo mismo, el trabajo se valoraba igual” y el compañerismo dinamizaba los rodajes. Mariné rodó películas de propaganda anarquista como Barcelona trabaja para el frente y Aurora de esperanza. 

Entierro de Durruti

Recuerda con especial simpatía la persona del anarquista Durruti. “Me acuerdo de las columnas que salían para el frente desde la Diagonal de Barcelona y el Paseo de Gracia y allí se despedía a los que se iban. En el frente estaba Durruti con sus famosos aguiluchos de la FAI ocupando una serie de pueblos para que no quedasen a merced de todo el mundo. Durruti ayudó mucho hasta el punto que fue asesinado al venir a Madrid al querer ayudar tras haber aguantado el frente catalán y haber hecho que muchos pueblos se solidarizasen” con la revolución social, según explica.

Sin embargo, añade que, en su lecho de muerte, Durruti dijo que quería ser enterrado en Barcelona porque él pensaba que había tenido mucha más ayuda allí”. “Posiblemente, de permanecer allí, él no hubiese muerto, porque murió de un tiro en la espalda”, se lamenta.

A la hora de grabar su entierro, permanece en su retina el sentir popular y las dificultades para tomar tantas imágenes con los recursos de entonces y sin baterías. Un trabajo complicado, como el que desarrolló cuando participó en la primera película en color del cine español. “Para conseguir que aquello tuviese un color real era terrible. La cantidad de luz que había que poner y la cantidad de medios de los que había que disponer para poquita cosa”.

Tras la guerra, Mariné se encontraba todas las puertas cerradas y pese a ello supo cómo buscar un espacio en el séptimo arte”. Me insultaban, acusaban de rojo, masón y separatista y no podía entrar en ninguna parte. Pero poco a poco llegué a hacer películas de dibujos animados y publicidad en Barcelona. Además salió un puesto de fotógrafo en la cuarta región militar de Barcelona, aquello me permitió sobrevivir un poco y tener tiempo para dedicarme al cine”, explica con orgullo.

Reconoce que el cine es su lucha y lo que motiva su quehacer diario. “El cine era mi lucha, yo quería estar en el cine, comencé y aún hoy sigo dedicado a él”. Gracias a su dedicación, ha recorrido el mundo, y trabajado con relevantes directores como Fernando Fernán Gómez, Jesse Franco, Antonio del Amo, Edgar Neville, José Luis Sáenz de Heredia, José María Forqué y Pedro Masó, entre otros y ha vivido con Orson Welles durante su asistencia a la conferencias en la Universidad de California en Los Angéles (UCLA).

Al respecto, apunta que aún continúa localizando fondos desaparecidos o deteriorados del cine español para recuperar. De hecho, hace pocos meses se ha estrenado en la filmoteca María Fernanda la Jerezana una película recuperada por él tras el encargo de un diplomático y “que todo el mundo daba por irrecuperable”, según precisa antes de subrayar que es uno de los trabajos más difíciles que ha desarrollado.

Recién cumplidos sus 97 años, Juan Mariné compatibiliza las investigaciones y restauración de películas con la asistencia a universidades, actos con estudiantes y ateneos porque lo tiene muy claro en la vida: “Para mí la primacía y lo que más me interesa es el cine, es que seamos todos buenos seres humanos, hay que ayudar al que tienes al lado y no pisotearle, ayudar siempre a quién puedas y vivir feliz, eso es lo que hago yo en la vida”, concluye.

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