País Vasco. La inaudita toma de Rentería (Cronica periodística de los hechos acaecidos el 13 de Julio de 1978)

Los policías llegaron a defecar en algún portal de la calle Aralar, los porteros electrónicos quedaron inservibles, todos los cristales de las puertas rotos, al igual que las lámparas del interior.

Federico Rubio Herrero /02.08.2019 /tercerainformacion.es

Fuerzas de la Policía Armada pertenecientes a una compañía de la reserva general, con sede en Miranda de Ebro y al mando de un capitán, arrasaron establecimientos públicos y domicilios privados de Rentería (Guipuzcoa), actuando vandalicamente durante cuarenta minutos.

A las dos, según todos los testigos, un numeroso grupo de autobuses y camionetas de la Policía Armada apareció en la carretera, después, con todas las calles desiertas y la población atemorizada, piquetes de policías armados recorrieron a pie las principales calles de Renteria, destrozando con disparos de pelotas de goma y culatazos todo lo que encontraron a su paso. Los policías armados descompuestos y en un gran grado de excitación (ayer hubo una huelga por los sucesos de Pamplona) rompieron con las culata de sus armas escaparates y cristaleras de portales, destrozaron porteros automáticos y se llevaron de varios establecimientos aparatos de radio, relojes y productos de pastelería. Los objetos sustraídos fueron destrozados más tarde, lanzandolos desde los vehículos en marcha. El punto donde se registró mayor violencia fue situado por los vecinos, que presenciaron lo ocurrido, en una confluencia de calles donde existe un centro de trabajo de la compañía eléctrica Iberduero. Los trabajadores que se encontraban en aquel momento en las dependencias de la empresa manifestaron que habían escuchado, en los portales próximos, un gran estrépito acompañado de gritos, imprecaciones y risas. Pensaron, al principio, que se trataba de algún piquete de manifestantes incontrolados, pero al asomarse para comprobar que sucedía pudieron ver a los policías uniformados destrozando a patadas y culatazos todo lo que se encontraban a su paso.
Los policías llegaron a defecar en algún portal de la calle Aralar, los porteros electrónicos quedaron inservibles, todos los cristales de las puertas rotos, al igual que las lámparas del interior. Sobre grandes espejos, hechos añicos, en los números 1 y 2 de la calle Aralar aún podían verse, horas después, nítidamente las huellas de los tacos de goma de botas militares en uno de estos portales. En el número 1, los policías armados introdujeron un bote de humo en el ascensor, activandolo  y tratando de hacerlo llegar a las plantas superiores sin conseguirlo, ya que solo atiende a llamadas desde los pisos. En un portal próximo, los policías opinaron y detectaron repetidamente.
Otro establecimiento afectado fue el cine Alameda, en el paseo de Navarra, con amplias superficies acristaladas en dos fachadas. Hoy, por la tarde, no quedaba una sola luna en el.
Más de cincuenta comercios y portales fueron afectados por la acción destructora de la policía, aunque el número de cristaleras destrozadas es muy superior. Los disparos de pelotas de goma fueron dirigidos, en ocasiones, contra los pisos, rompiendo cristales y persianas. ” trataban, manifestó un testigo, que nos encerraramos aterrorizados y no pudiéramos ver nada”.
La Gestora municipal trató de establecer contacto con el capitán de la Policía Armada , siendo recibidos con palabras despectivas y amenazantes, y se les transmitió la orden de que se alejaran inmediatamente.