Reforma agraria y represión fascista
«Suéltame un brazo, que con uno solo te mato», le dijo Frasco Pandereta al guardia Ortiz cuando se lo llevaban detenido. Un testigo vio cómo lo arrastraron a las afueras del pueblo y lo mataron a tiros. El cadáver quedó abandonado en la cuneta, hasta que lo recogió el vehículo que a diario recorría la carretera entre Arcos de la Frontera y Villamartín –«camión de la carne» le decían– y lo descargó en el cementerio de Arcos.