Pamplona (Navarra). Siete proyectos seleccionados. La consagración de la desmemoria

La selección de los proyectos presentados al Concurso de Ideas sobre el Monumento a los Caídos promovido por el Ayuntamiento de Pamplona es un sarcasmo.

Ateneo Basilio Lacort  (lemente Bernad, Víctor Moreno, José Ramón Urtasun, Carlos Martínez, Fernando Mikelarena, Carolina Martínez, Ángel Zoco, Txema Aranaz)
 
03 de Marzo de 2019
nuevatribuna.es
https://www.nuevatribuna.es/articulo/sociedad/consagracion-desmemoria/20190303201832160678.html

 

La motivación del concurso reside en resolver la esencia de un Monumento construido para honrar a los asesinos y humillar a las víctimas del golpe de Estado de 1936 y cuya presencia en pleno casco urbano supone una vulneración flagrante de los Derechos Humanos. Pero al despreciarse este significado, la consecuencia es que la mayoría de proyectos elegidos en la selección final presentan unas soluciones cuyos fundamentos son desvergonzadamente ridículos, rayando en algún caso en el desconocimiento de la Historia e incluso vulnerando la legalidad vigente sobre Memoria Histórica. Constatémoslo.

Pausoz pauso

Pausoz

Los autores del proyecto “Pausoz pauso” se atreven a decir que la cuestión del Monumento muestra “gran complejidad de memoria y significación histórica que provoca reacciones enfrentables en la ciudadanía pamplonesa. Refleja un pasado controvertido a través del cual se dificulta la posibilidad de llegar a un entorno de acuerdo y paz en el contexto del Monumento y la Plaza de la Libertad”. Para tal rodeo, no era necesario convertir la sangre derramada por los constructores del Monumento en un higiénico “pasado controvertido”. Si los crímenes contra la humanidad son algo controvertido tenemos un grave problema.

Metamorfosis

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Metamorfosis” es el único que propone el derribo del edificio y la construcción de unos módulos a un lado de la plaza con materiales resultantes de la demolición. Paradógicamente, no argumenta con la profundidad necesaria las razones del derribo, señalando únicamente la “significación de monumento partidista que tiene actualmente”.

El árbol de la memoria

Árbol_memoria

El árbol de la memoria” obvia lo esencial del Monumento. Todo es urbanismo, integración, accesibilidad, volumetría, etc. Cuando deciden hacerlo, lo solventan con un árbol levantado en el interior del Monumento y con un descorazonador “A modo de memorial colectivo y cívico, cada hoja es un homenaje a cada una de las víctimas de la Guerra Civil y posterior dictadura franquista en Navarra y lleva grabado el nombre de la persona”. Pero, las víctimas de la Guerra Civil, ¿son los combatientes sublevados ya homenajeados por el Monumento en las placas aún existentes, o son los asesinados en Navarra tras el golpe de Estado? Olvidan que aquí no hubo Guerra Civil, no hubo combatientes. Solo asesinados por los golpistas. Terminar la propuesta pidiendo que las pinturas golpistas de Stolz de la cúpula, no solo se conserven, sino que sirvan “para su estudio didáctico a través del Instituto de la Memoria”. ¿Broma de mal gusto o humor negro?

Civitas

Civitas

Civitas” establece la identidad del Monumento como templo dedicado a los “fallecidos del bando franquista en la Guerra Civil española”, proclamando que su propuesta asume tal condición para resignificarlo. Sin embargo, propone un nuevo edificio en la fachada sur, pretendiendo que por sí solo resuelva el asunto y simbolice “la recuperación democrática y ciudadana del complejo”, pero manteniendo el espacio principal “íntegro y vacío como lugar de reflexión”. Sin comentarios.

La casa de todos

Casa–Todos

La casa de todos” expresa el rotundo convencimiento de que “no se debe demoler el edificio/monumento de la Plaza de la Libertad”, argumentando que “nuestras ciudades se configuran acumulando capas de historia superpuestas que no debemos borrar”. Así que añaden una nueva capa de interpretación al asunto ubicando en el Monumento una nueva sede del Ayuntamiento. Como dato sintomático, destaca que en los dibujos y paneles que aportan, no solo el aspecto propuesto del Monumento es básicamente idéntico al actual, sino que las mismas cruces nacionalcatólicas que presiden actualmente el edificio siguen lamentablemente presentes.

La puerta del sur

Puerta–Sur

La puerta del sur” arranca con una declaración de intenciones que raya en la vulneración de las Leyes de Memoria Histórica. Dice que “quizá no fuera mala idea dejar el edificio cerrado otros cuarenta años (un tiempo irrelevante en términos históricos), para que estas heridas cicatrizaran”. De manera que no parece importar a sus autores que las leyes actuales prohíben la exhibición de simbología franquista y que exigen su retirada de los espacios públicos. Su barata especulación historicista amoral insiste en que “la simbología franquista del edificio será sin duda vista un día con el mismo desapasionamiento que los emblemas de los Reyes Católicos o de las sucesivas dinastías en tantos edificios, que deben escapar a cualquier juicio moral, pues las piedras no son culpables de las fechorías que pudieran cometer quienes los erigieron”. No reparan ni en el valor simbólico del Monumento, ni la grave humillación a las víctimas, ni que estén vulnerando la declaración de los Derechos Humanos.

Aseguran que la arquitectura se juzga por sus valores artísticos y posibilidades de aprovechamiento funcional, y recurren para ello a manipular ejemplos tan manidos como los campos de concentración nazis, los Budas de Bamiyán, el Ministerio del Aire del III Reich alemán o el Foro Itálico, despreciando las enormes diferencias que hay entre unos casos y otros. Ocultan que la mayoría de las edificaciones enaltecedoras del régimen nazi fueron derribadas por los vencedores de la guerra o durante el proceso de desnazificación tras la contienda, algo nunca ocurrido en España.

Incomprensible con sus postulados de asepsia arquitectónica, exaltan los valores del edificio, de sus autores (incluido el golpista y asesino Eusa) y de sus contenidos, como las pinturas de Stolz enaltecedoras del golpismo, que “es preciso legar a las generaciones futuras, a quien corresponde valorarlo”. Para colmo, contemplan que el Arzobispado conserve el usufructo de la cripta, proponiendo la reapertura del óculo por el que se contemplaba el presente catafalco de Mola. Finalmente, proponen un programa alternativo para uso lúdico-recreativo, para “disfrutar” el Monumento “como lo que es, un espacio arquitectónico de impresionante entidad donde poder charlar, tomar un café o una copa, disfrutar de un buen vino o una buena comida, leer un libro o una revista y celebrar una tertulia o la presentación de un libro”.

Una banalización tan irrespetuosa no puede más que obtener una repulsa contundente. Un proyecto que firmarían los golpistas Mola y Sanjurjo si vivieran.

Wu

Wu

Wu” dice que el concurso pretende “la transformación del edificio-mausoleo conocido como ‘Monumento a los Caídos’, el segundo en importancia del territorio español, tras el Valle de los Caídos”. Pero, ocultan que “su importancia” se debe al fin con el que se erigió: el enaltecimiento carlo-fascista y la humillación de las víctimas. Dicho “olvido” tiñe el proyecto con una falta de compromiso y una crasa ignorancia. Lógico. Extractan partes de las ponencias de las jornadas organizadas por el Ayuntamiento, sin aportaciones propias. Al final, preservan la edificación principal integrándola en el entorno mediante pequeñas modificaciones urbanas, pues, conservando el edificio y variando sus usos se cumpliría “con la exigencia democrática de transformar el conjunto monumental resignificándolo simbólicamente“. Más que decepcionante resulta irritante.

Estos son los proyectos seleccionados por un jurado internacional de entre todos los presentados. Salvo uno, optan por mantener del edificio con argumentos poco elaborados y gratuitos, cuando no mal intencionados.

Pero no toda la culpa es de los equipos de arquitectos, que no están obligados a valorar en profundidad la vulneración de los Derechos Humanos que se encuentra en el origen de la intervención sobre el Monumento. En último término, trabajan con propuestas técnicas y con el atractivo reclamo económico ofertado por el Consistorio. La responsabilidad es del Ayuntamiento, que no solo ha eludido sus responsabilidades como equipo de Gobierno para tomar decisiones políticas acordes con las Leyes de Memoria Histórica y con el mandato de sus propios votantes, sino que ha permitido que se seleccionen estos proyectos que no solo insultan a miles de personas, sino que están horros de una falta de conciencia histórica y social por parte de sus autores.