Piden la declaración de Otíñar como lugar de memoria histórica

Daniel Campos destaca la “singularidad” de esta petición, ya que alude a una aldea que “sufrió los rigores de la represión franquista a través de un proceso largo y doloroso de humillación, abandono y despoblación”

diariojaen.es | 16/05/2016

La Asociación Provincial de la Memoria Histórica y el Grupo Parlamentario Socialista de Jaén solicitaron a la Dirección General de Memoria Democrática la declaración de la aldea de Otíñar como Lugar de Memoria Histórica de Andalucía. El secretario provincial de Memoria Histórica del PSOE de Jaén y parlamentario andaluz, Daniel Campos, destaca la “singularidad” de esta petición, ya que alude a una aldea que “sufrió los rigores de la represión franquista no con cadáveres en las cunetas, sino a través de un proceso largo y doloroso de humillación, abandono y despoblación”.

Campos explica que esta aldea llegó a contar con 300 habitantes dedicados a la agricultura y ganadería. Desde 1922, la finca pertenecía a una familia ultraconservadora. Tras el estallido de la Guerra Civil en 1936, el Comité Local de Jaén se incautó de la finca, acordó su expropiación a favor del Estado y procedió a colectivizar la explotación del sitio, con derechos y deberes para los campesinos.

Al finalizar el conflicto en 1939, un batallón del ejército de tierra ocupó la aldea, se instaló en las casas de los campesinos “repartiendo miedo y miseria” y el antiguo propietario volvió a tomar posesión de las tierras. “En ese momento se inician las represalias y los interrogatorios que acaban con parte de los dirigentes de la colectiva en la cárcel y, sobre todo, que materializan el despojamiento a los otiñeros de las tierras de cultivo”, señala.

El parlamentario socialista indica que desde ese momento las condiciones de vida de los habitantes de Otíñar “caen en picado”, al instaurarse unas relaciones entre la familia propietaria y los campesinos “más propias de la época feudal que del siglo XX”. “Se imponen unas condiciones terribles, de auténtico vasallaje, que empiezan con el cobro de la rentas que se dejaron de pagar entre 1936 y 1939: casi 30.000 pesetas entre 36 familias campesinas”, apunta. De esta manera, la aldea se convierte en una hacienda, la comunidad campesina desaparece y únicamente queda un latifundio explotado con jornaleros eventuales. En pocos años, se produce el éxodo de esos campesinos y en Otíñar “sólo queda una aldea desintegrada con cortijos abandonados”. Campos recuerda la importancia de Otíñar como paraje histórico y arqueológico, incluyendo la presencia de pinturas rupestres, y subraya de hecho que ya cuenta con la declaración de Bien de Interés Cultural. “Ahora hay que dar un paso más para llenar de dignidad y memoria democrática un espacio donde se acallaron las voces de esas familias, que dieron vida a un entorno maravilloso mientras luchaban por su supervivencia”, apostilla.

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