Quince localidades vascas aún conservan símbolos franquistas (y sus 200 distintivos)

El impulso dado por el Instituto vasco de la Memoria al proceso de retirada de los vestigios de la dictadura ha propiciado la eliminación de más de un millar de elementos de las calles desde 2016

El proceso impulsado por el Instituto vasco de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos (Gogora) para promover la retirada de la simbología franquista de los municipios vascos ha propiciado desde el año 2016 la eliminación de más de un millar de vestigios del régimen, entre elementos, títulos honoríficos y nombres de calles. En todo caso, a día de hoy, aún perduran unos 200 distintivos de la dictadura en una quincena de localidades vascas —nueve de ellas ubicadas en Vizcaya, tres en Guipúzcoa y otras tantas en Álava—, la inmensa mayoría de ellos placas de viviendas con el símbolo falangista del Instituto Nacional de la Vivienda (INV).

San Sebastián y Vitoria forman parte de este catálogo de municipios que todavía mantienen simbología franquista en sus calles, y que se completa con Barakaldo, Basauri, Bedia, Erandio, Getxo, Igorre, Lemoa, Portugalete y Zaldivar, en Vizcaya, Elgoibar y Urnieta, en Guipúzcoa, y Lantarón y Llodio, en Álava. Dentro de los distintivos del régimen franquista que aún perduran, cerca de 180 corresponden a placas en viviendas del INV —las más icónicas contienen el yugo y las flechas del escudo de la Falange—, según se constata en el ‘Informe sobre la situación de la retirada de la simbología franquista en el País Vasco’, presentado este miércoles en el Consejo de Dirección de Gogora, un organismo dependiente del Gobierno vasco presidido por la exparlamentaria de Aralar Aintzane Ezenarro.

San Sebastián (16 placas de vivienda) y Vitoria (87 placas y dos escudos del régimen) son dos de los 15 municipios que mantienen simbología franquista

Entre el resto de vestigios que aún perduran, existen dos escudos oficiales del régimen franquista en Vitoria, en el antiguo Palacio de Justicia de la calle Olaguibel y en la catedral nueva, dos cruces en memoria de “los presos asesinados en sendos buques-prisión” en Barakaldo (cruz de asalto al Cabo Quilates) y Erandio (cruz de los caídos en el Altunamendi, en la dársena de Axpe), y otras tantas cruces de los caídos del bando franquista situadas en los montes Morkaiko (Elgoibar) y Peña Lemoa. También permanecen dos monumentos-panteón a los caídos en los cementerios de Getxo (lápida funeraria ‘Caídos por Dios y España’) y Portugalete, una placa de piedra del Corpo Truppe Volontaire en Fontecha —un concejo del municipio alavés de Lantarón— y otra placa en la Delegación Nacional de Sindicatos Grupo Íñiguez de Carquizano en Elgoibar.

Todos estos símbolos que no corresponden a placas de viviendas se encuentran en proceso de “eliminación o resignificación”, a excepción de los ubicados en Vitoria y en Getxo, según refleja el informe elaborado por Gogora, que pone de relieve que “en la mayoría de los municipios en los que queda aún algún tipo de simbología franquista se ha mostrado interés en promover alguna que otra iniciativa para proceder a la retirada de dichos elementos”.

De los 15 municipios que en la actualidad conservan vestigios del régimen franquista, en siete de ellos perduran únicamente placas de viviendas con el símbolo falangista. Sobresalen Basauri, con 55 distintivos de este tipo, o San Sebastián, con 16. Llodio, Zaldibar, Igorre, Urnieta y Bedia también limitan los elementos de la dictadura a las placas del INV. Por su parte, los otros ocho municipios conservan tanto placas de viviendas como otros emblemas del régimen franquista, destacando Vitoria, que acumula 87 distintivos de pisos. La capital alavesa, además, encabeza el listado de varios municipios vascos que mantienen a día de hoy en su callejero oficial nombres afines al régimen franquista, con nueve denominaciones de calles.

En la actualidad, 236 de los 251 municipios vascos no tienen simbología franquista, si bien la situación era muy diferente hace apenas un lustro, cuando la cifra de localidades limpias de vestigios de la dictadura se reducía prácticamente a la mitad (128). En ese 2014, el Gobierno vasco elaboró un primer informe sobre los símbolos franquistas en el País Vasco, en cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica de 2007 y en respuesta al mandato del Parlamento de Vitoria de 2011 de proceder a la retirada de toda simbología franquista de las calles del País Vasco, y que sirvió de base para las posteriores actuaciones encaminadas a fomentar su eliminación.

La cifra de localidades vascas limpias de vestigios de la dictadura en 2014 (128) era casi la mitad del actual número de municipios sin simbología (236)

Así, desde 2016, se ha dado un fuerte impulso a nivel municipal en la retirada de los distintivos vinculados a la dictadura bajo el abrigo de Gogora, que también ha ofrecido apoyo a nivel económico para este fin. En concreto, ha concedido en el periodo 2017-2019 un total de 15.200 euros en ayudas a siete ayuntamientos. En su conjunto, durante este periodo han sido eliminados 1.021 símbolos franquistas, entre elementos, títulos honoríficos y nombres de calles, de los que 125 han sido en Álava, 716 en Vizcaya y 180 en Guipúzcoa. En todo caso, el informe de Gogora eleva hasta, al menos, 1.523 los vestigios retirados que han sido contabilizados en los últimos años. Entre los antecedentes de actuaciones, el Instituto de la Memoria se sitúa en octubre de 2011, cuando la Dirección de Derechos Humanos del Gobierno vasco presentó el catálogo de símbolos y monumentos públicos que “supongan una exaltación de la Guerra Civil y la dictadura”. Este trabajo, en todo caso —precisa Gogora en su informe—, contó con “ciertas limitaciones”, ya que “se circunscribió a recoger los vestigios y símbolos franquistas más singulares”. La información completa se recopiló en el primer informe de 2014 sobre la retirada de símbolos franquistas, que se elaboró a partir de los datos aportados por los 251 ayuntamientos vascos.

El informe sobre la actual situación de los vestigios de la dictadura en el País Vasco, que se ha presentado en el Consejo de Dirección de Gogora a las puertas de que el Gobierno español lleve a cabo la próxima semana la exhumación de Francisco Franco del Valle de los Caídos, incluye un anexo que detalla los 1.523 símbolos franquistas que, según se tiene constancia, han sido retirados en el País Vasco. Entre ellos, se encuentran escudos oficiales del régimen franquista, monumentos y lápidas vinculadas a la exaltación de los mártires y los caídos del bando franquista, distinciones, medallas o retratos de personalidades franquistas, y denominaciones de calles. No obstante, la mayoría de elementos retirados, cerca de un millar, corresponde a placas de viviendas del INV.

El informe del Instituto vasco de la Memoria detalla los 1.523 símbolos franquistas que, según tiene constancia, han sido retirados en los últimos años

En este sentido, destaca la eliminación de la “placa explicativa” de la polémica Cruz de Olarizu, que preside desde 1952 el monte del mismo nombre de Vitoria y que el ayuntamiento se niega a derribar, en contra de las pretensiones del concejo de Mendiola, el propietario de los terrenos donde se asienta, ya que considera que no se trata de un símbolo franquista y sí religioso. La cruz se levantó por iniciativa ciudadana para conmemorar la santa misión que se produjo en la capital alavesa en el marco del Jubileo Universal de 1950, si bien la dictadura la transformó en un símbolo político, dado que el gobernador civil se apropió de ella para homenajear a los sacerdotes asesinados por el bando republicano.

El alcalde, Gorka Urtaran (PNV), niega la licencia municipal de derribo en la disputa que mantiene con el concejo de Mendiola, que ha aprobado su derrumbe, hasta el punto de que ha asegurado en varias ocasiones de forma tajante que “no se va a derribar” este símbolo, que ha sido objeto de varios ataques, el más grave el pasado año, cuando desconocidos destruyeron parcialmente la base, lo que obligó a las instituciones a actuar ante el riesgo de caída. El Gobierno municipal colocó en septiembre de 2018 una placa para contextualizar la historia de la cruz a los pies del monte, ya que el concejo de Mendiola no le permitió su instalación en lo alto del cerro o junto al símbolo.