Retratos de mujeres en lucha contra el olvido del terror franquista: “La desmemoria es impresionante”

Retratos de mujeres en lucha contra el olvido del terror franquista: “La desmemoria es impresionante”

La fotoperiodista Eva Máñez publica ‘Paterna, la memoria del horror’, una antología con perspectiva de género sobre las exhumaciones de las fosas comunes

Hemeroteca — La antropóloga argentina que analiza los huesos de las fosas de la represión franquista en Paterna: “Cuando llegué a España casi no se hablaba del tema”

Máñez ha entrevistado y retratado a lo largo de los últimos años a un centenar de mujeres descendientes de víctimas de la represión franquista enterradas en las fosas comunes del cementerio de Paterna, que alberga los restos de más de 2000 fusilados. Su libro sigue la estela de los trabajos que, desde disciplinas como la antropología o la ciencia forense, han seguido el complejo proceso de exhumación de una fosa común. “Es interesante cómo muchos artistas, gente del cine, del teatro o de las artes plásticas se está acercando a esto”, apunta la fotógrafa.

Eva Máñez, de familia republicana represaliada por la dictadura, nació en Valencia pero se crió en Paterna, a tiro de piedra del cementerio. “Nuestra generación ni siquiera hemos llegado a la Guerra Civil en el colegio, el nivel de desmemoria en este país es impresionante”, lamenta. De su trabajo nació la propuesta del festival Imaginaria de Castelló de montar una exposición con retratos de mujeres vinculadas a las asociaciones de familiares. “En retrospectiva veo que tengo fotos chulas pero que eran muy de prensa y que había que mostrar algo más personal”, explica.

La fotoperiodista se había topado con “mujeres muy valientes” y desde una perspectiva de género y feminista decidió centrar el objetivo de su cámara y de sus “gafas violetas” en la experiencia de las que han batallado para que las víctimas del franquismo pudieran ser exhumadas y enterradas dignamente. Se centró en Paterna, epicentro de la represión franquista de posguerra en el País Valenciano: “A veces mirar un punto nos hace darnos cuenta de la magnitud de un problema”, señala.

Durante los últimos años, y especialmente desde el empujón a las exhumaciones con la inyección de ayudas públicas, Máñez se ha metido de lleno en un fenómeno con complejo que ha requerido sumergirse en las experiencias de las asociaciones de familiares de las fosas. “Leer mucho, formarme mucho y conocer a mucha gente”, son las tres claves con las que explica su trabajo.

Del centenar de historias que ha trazado, el libro recoge 60 entrevistadas. “Hay gente que no sale en el libro porque siguen teniendo miedo, han sido muy valientes y generosas a la hora de compartir la historia conmigo y con todo el mundo”, afirma la autora de Paterna, la memoria del horror.

Eva Máñez ha seguido el largo y complicado proceso de exhumación de varias fosas desde el prolegómeno hasta la entrega de los huesos. “Hay que dejar claro”, remarca, “que el Estado a pesar de tener una ley que nos ha costado Dios y ayuda, no exhuma de oficio. Aquí las familias se tiene que organizar en una asociación, cada uno de su padre y de su madre y con sus limitaciones y conciliaciones, algo muy complicado”.

Las mujeres, especialmente de la segunda y tercera generación de las familias han tenido un papel fundamental. De hecho, la mayoría de las asociaciones de las fosas de Paterna están presididas por un mujer. “Se tiene que organizar legalmente una asociación, convertirse prácticamente en investigadores para buscar a más familiares en Facebook o en los registros y solicitar subvenciones”, enumera. “Pueden pasar años hasta que se hace la exhumación y después las familias se hacen las pruebas de ADN, son procesos larguísimos y complicadísimos con personas que son octogenarias”, lamenta Máñez.

La fotógrafa también incide en lo doloroso que resulta para los familiares tener que volver a enterrar los huesos de las víctimas no identificadas ante la falta de un memorial u osario en el cementerio de Paterna, una reivindicación que las asociaciones llevan años batallando ante las administraciones públicas. “Es tan importante que haya osarios porque la genética es una ciencia que avanza a ritmo vertiginoso”, destaca Máñez, quien también incide en la importancia de un banco de ADN público “para que se tenga el rastro para que cuando avance la ciencia”.

La exposición ha itinerario al extranjero (este verano en La Habana). “Me han entrevistado en Dinamarca y no se entiende fuera de este país por qué hemos tardado tanto”, señala la fotoperiodista, que abunda en el papel de las mujeres retratadas como el de “guardianas o herederas de la memoria”. “En un futuro en el que tenemos las amenazas del fascismo y de la guerra, cerrar bien el pasado y tener memoria sólo puede beneficiarnos para tener una sociedad más democrática, libre e igualitaria”, concluye Eva Máñez.