Ricardo Bastid, el museo doméstico del pintor y escritor que retrató la represión franquista

Renacimiento publica la novela inédita ‘Los años enterrados’ del artista Ricardo Bastid, en una edición a cargo de los investigadores Pablo Allepuz y Óscar Chaves

Lucas Marco / 7 de diciembre de 2021 00:44h

El ático en Valencia de Milde Tomás, sobrina del pintor y escritor Ricardo Bastid (Valencia, 1919 – Buenos Aires, 1966), tiene las paredes literalmente llenas de cuadros del artista. Toda la vivienda está decorada con las obras de un pintor que sufrió y retrató la represión franquista, en el lienzo y por escrito. La mujer lleva años batallando para que el legado pictórico del artista perviva en buenas condiciones en manos de alguna institución pública y para que se conozca la obra literaria de Bastid.

“Siempre he pensado hacer un legado de su obra de la guerra y de la posguerra, me daría mucha pena que se perdieran, son para el pueblo”, asegura Milde Tomás Bastid durante una visita a su domicilio. Mientras tanto, las obras de Ricardo Bastid se encuentran “durmiendo el sueño de los justos” y decorando una casa que sirve de museo improvisado para todos aquellos amigos y académicos interesados en la represión franquista y en el exilio republicano. A la cita con elDiario.es asisten también los investigadores Pablo Allepuz y Óscar Chaves, encargados de la reciente edición de la novela inédita del pintor Los años enterrados (Renacimiento, 2021), dos jóvenes especialistas en arte, represión y exilio que, tras años siguiendo la pista del artista, han trabado amistad con su sobrina.

Ricardo Bastid, de una familia de clase media acomodada, disfrutó de una educación tolerante en las instituciones educativas republicanas. En su adolescencia cultivó al amistad de personajes como Ricardo Muñoz Suay, Vicente Soto o Ricardo Orozco, que mantendría hasta su trágica y prematura muerte en el exilio. Tras combatir en las filas comunistas durante la Guerra Civil, el pintor se escondió en Valencia durante la posguerra mientras la Brigada Político Social, la policía política de la dictadura, hostigaba a la familia, tal como recuerda su sobrina Milde Tomás que le contaba fragmentariamente su madre, hermana del pintor. El miedo fundacional de la experiencia de posguerra se transmitió a la siguiente generación, como en muchas otras familias republicanas, tal como atestigua la responsable del peculiar museo doméstico.  

En 1946, Bastid se traslada a Madrid junto con Ricardo Muñoz Suay para cumplir la arriesgada misión encargada por el Partido Comunista de España de reorganizar la Federación Universitaria Escolar (FUE). Allí es detenido, torturado y encarcelado en Alcalá de Henares y en las Ventas. Su terrible experiencia en la Dirección General de Seguridad (donde también sería arrestado y torturado en una segunda ocasión) la plasmó en Puerta del Sol, un testimonio de primer orden sobre la represión franquista que la sobrina del pintor tiene intención de reeditar.

Tras obtener la libertad condicional el 13 de marzo de 1949, el artista consigue permiso como copista en el Museo del Prado y se casa con Carmen Tapia Guevara, a la que había conocido en el entorno de la FUE. Seis años después, Ricardo Bastid vuelve a ser detenido y pasa tres meses en los infaustos calabozos de la Dirección General de Seguridad (DGS).

“Convertido poco menos que en uno de los personajes de sus cuadros, Bastid cruza la frontera con Francia el 16 de julio de 1956 —veinte años después del comienzo de la guerra de España— cargado con un caballete, lienzo, pinturas y un permiso de una hora para acometer un paisaje”, escriben los editores de la novela inédita en la introducción. Sin embargo, después de una hora ya no volvió del país vecino.

Cuando un mes después, su mujer consigue cruzar la frontera, el matrimonio se instala un tiempo en París antes de zarpar el 14 de enero de 1957 hacia Buenos Aires, a un exilio definitivo. En la capital argentina, Bastid trabajó para editoriales como Losada, Fabril y Códex. “Son exiliados tardíos”, afirma Milde Tomás.

En Buenos Aires escribió Puerta del Sol y la recién editada Los años enterrados. “Pretendía elaborar una teoría estética novelada dialogando con Ortega y Gasset”, explica Pablo Allepuz. “La novela tiene mucho que ver con ese espacio liminal que ocupa como exiliado tardío y escritor y artista”, apostilla Óscar Chaves, quien sostiene que el concepto de generación es uno de los “principios estructurales” de la obra publicada en la colección Biblioteca del Exilio de la editorial Renacimiento.

La sobrina del artista leyó de joven la novela Puerta del Sol, uno de los principales testimonios sobre los calabozos de la DGS franquista. “Me resultó muy difícil de leer porque veía elementos autobiográficos que se contaban en mi casa”, dice rodeada de los cuadros de su tío. Los investigadores han rastreado el archivo disperso del artista, su fragmentaria correspondencia y testimonios orales como el del historiador Nicolás Sánchez Albornoz, entre muchos otros elementos que les han permitido trazar la trayectoria de Ricardo Bastid.

Ambos investigadores destacan el esfuerzo de Milde Tomás por divulgar y cuidar la obra de su tío. Su madre, María Matilde Bastid, legó algunas obras del artista al Museo de Arte Contemporáneo Vicente Aguilera Cerni de Vilafamés. En 2016, fueron legados los documentos originales del archivo personal del artista a la Biblioteca Valenciana. Además de varios encuentros académicos que han tratado sobre la obra del pintor y escritor, la delegación de Memoria Histórica de la Diputación de Valencia pretende reeditar Puerta del Sol, que actualmente se encuentra descatalogado.

La familia conservó cuadros y retratos del pintor que guardaba de su época en España y consiguió repatriar otros lienzos desde Argentina. También conserva la correspondencia y los singulares objetos que Ricardo Bastid construyó en la prisión para su esposa, como un precioso archivador de cartas tallado en madera y en forma de libro. El esfuerzo desinteresado de su sobrina ha sido clave para que se divulgue la obra Ricardo Bastid. “Estoy viendo la luz al final del túnel”, dice Milde Tomás ante las obras que mantiene en su museo doméstico.