Riotinto (Huelva). El honor restituido del cabo Godoy

El honor restituido del cabo Godoy

Restos del uniforme del guardia civil fusilado en 1936 a la entrada de las tropas sublevadas en Riotinto confirman su identidad y restituyen su honor

Juan A. Hipólito

Riotinto

22.05.2022

https://www.huelvainformacion.es/provincia/honor-restituido-cabo-Godoy_0_1685531870.html

Se trata de uno de los casos más llamativos de los trabajos de exhumación financiados por la Secretaría de Estado de Memoria Democrática que tienen lugar en la fosa común del cementerio de Riotinto. Desde mucho antes de que se empezara a hablar de la apertura de esta fosa, los investigadores de la zona Alfredo Moreno, vecino de Minas de Riotinto, y Gilberto Hernández, de El Campillo, autores del libro Memoria Vindicada 1936-1939, ya señalaron la fosa nº 86 de la cuartelada 21 como el lugar exacto donde recuperar los restos del cabo Godoy.

Las iniciales (C.G.) que aparecen en el libro nº 4 del registro del cementerio municipal, con las que el sepulturero Guillermo Carrasco anotó el 26 de agosto de 1936 la inhumación del primer fusilado en la localidad minera durante la guerra civil, pusieron tras la pista a los investigadores de la zona: “La inhumación está registrada con la anotación C.G., que corresponden al (C)abo (G)odoy, citado de esta forma varias veces en el Sumario nº 236/36”.

Para el director del equipo de arqueólogos que trabaja en la fosa de Riotinto, Andrés Fernánez , “el hallazgo de los restos del uniforme de guardia civil junto a los restos óseos encontrados en la fosa registrada por el sepulturero con las iniciales de C.G. corroboran la argumentación escrita, aunque habrá que esperar a las pruebas genéticas para certificar definitivamente la identidad del cabo Godoy”.

En ningún registro civil se recoge su muerte. Pero algunas crónicas de la época sí que daban cuenta de él. Unas para ensalzar su lealtad al Estado de Derecho en forma de II República, destacando el reclutamiento de guardias civiles para marchar a luchar contra el avance de las tropas sublevadas que se encontraban en Valverde del Camino, con una columna formada por alrededor de medio millar de mineros procedentes de diferentes pueblos de la comarca. Otras para mancillar su honor, contando que se había metido en la cama, fingiendo enfermedad, momentos antes de su detención, sin dar la cara al pelotón de fusilamiento. Ahora, 86 años después, las insignias del cuerpo de la benemérita aparecidas junto a sus restos, con la botonadura de su uniforme y la impronta de su tricornio marcada en la tierra a los pies de su esqueleto, vienen a restituir su memoria.

Testigos directos de esta restitución han sido sus nietos Luis Méndez Ortega, trasladado expresamente desde la isla de Córcega (Francia) donde reside, hijo de Josefina (Pepi), la hija mayor de Godoy, y María Itatí Palacio Ortega, afincada en Murcia, hija de Rosario, la menor de las hijas del cabo, a los que acompañaron en el levantamiento de los restos de su abuelo el secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernández Martínez, y la directora general de la Guardia Civil, María Gámez, además de la subdelegada del Gobierno en Huelva, Manuela Parralo y los alcaldes de Minas de Riotinto y Nerva, Rocío Díaz y José Antonio Ayala, respectivamente.

Para María Itatí, el hecho de que el esqueleto del cabo Godoy haya aparecido con los restos de su uniforme es la prueba inequívoca de la identidad de su abuelo que salva definitivamente su honor: “Mi abuelo murió defendiendo la legalidad democrática en la España de aquella época. Fiel a sus principios y leal al Estado de Derecho. Yo me crie, al igual que todos mis primos, sabiendo que fue un hombre de honor. Lástima que mi madre ya no lo haya podido ver porque falleció hace seis meses, pero le prometí que encontraríamos al abuelo y restituiríamos su memoria. Y lo hemos conseguido”.

Por medio de videollamada a través de WhatsApp, otra de las nietas de Goboy, Patricia Gerena, hermana de Marie, pudo seguir todos los detalles de la exhumación desde Argentina, donde reside, y tuvo oportunidad de hablar tanto con el secretario de Estado como con la directora general de la Guardia Civil. La intención de los familiares del cabo Godoy es que, cuando se confirmen las pruebas genéticas, sus restos reposen junto a los de su mujer en el antiguo cementerio de Marbella. “Está siendo todo muy emotivo, y así queremos que sea hasta el final. Quedamos 15 de los 19 primos. Creo que, después de todo lo sufrido con esta historia, a todos nos reconfortará saber que ambos descansarán para siempre juntos, casi 90 años después”.

Godoy nació el 28 de diciembre de 1891 en Zafarraya (Granada). Se casó con la marbellí Magdalena Martín Mallen, con la que llegó a tener siete hijos: Luis, Josefina, Dolores, Antonio, Juan, Rosario y Enrique. Llegó a tener una hoja de servicios intachable, con la Cruz de Plata al Mérito Militar y la Medalla de la Paz de Marruecos. Tras su fusilamiento y posterior escarnio al que fue sometida la familia, en particular a su mujer, todos emigraron a Marruecos. Su viuda jamás recibió pensión alguna porque nunca pudo certificarse su muerte. Pero su historia fue pasando de generación en generación hasta llegar a nuestros días, y muy probablemente se exponga en un futuro para conocimiento público en el Museo de la Guardia Civil en Madrid.

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