RMHSA_CGT.A propone al Ayuntamiento de Sevilla rotular una calle de la ciudad con el nombre de “Miguel Arcas o Hermanos Arcas”.

RMHSA_CGT.A PROPONE, POR PRIMERA VEZ, AL AYUNTAMIENTO DE SEVILLA ROTULAR UNA CALLE CON EL NOMBRE DE “MIGUEL ARCAS” O “HERMANOS ARCAS”.
 
 Remitido por RMHSA_CGT.A/21/05/2021
 
 
Sr. Alcalde-Presidente del Ayuntamiento de Sevilla
 
La presente carta tiene por finalidad elevar una propuesta al Ayuntamiento de la ciudad de Sevilla: dedicar el nombre de una vía pública a los tres hermanos Arcas Moreda: Juan, Julián y Miguel, vecinos del entorno del Pumarejo, barrio en el que tuvieron su residencia desde que su familia llegó a Sevilla de su natal Benacazón, ante las expectativas de trabajo que generó la Exposición Iberoamericana de 1929.
Dedicar el nombre de una vía pública a una persona o acontecimiento es una forma de reconocer a quienes han prestado un enorme valor a su ciudad o a la comunidad en su conjunto.
 
Pocas veces este reconocimiento viene dado a personas que proceden del mundo del trabajo, de la defensa y mejora de las condiciones laborales. Un ejercicio éste apenas reconocido, y casi ninguneado, pese a ser los hombres y mujeres sindicalistas responsables de los muchos logros que hoy vivimos en nuestra vida cotidiana. En Sevilla tenemos algunas excepciones: Pedro Vallina, José Sánchez Rosas y Melchor Rodríguez. Estas propuestas fueron realizadas a ese Ayuntamiento por personas concretas, entidades y/o asociaciones.
 
Hace años, cuando se puso sobre la mesa la reivindicación de «trabajar menos, para trabajar todos», publicamos el libro La jornada laboral de seis horas (1936) Movimiento obrero y reducción de la jornada de trabajo en el ramo de la construcción de Sevilla. Obra de A. Miguel Bernal, M. Ramón Alarcón y J. Luis Gutiérrez (Centro Andaluz del Libro&Libre Pensamiento. Sevilla, 2001), en la que se daba a conocer unas Bases de Trabajo (equivalente al actual Convenio Colectivo) acordadas con la patronal de la construcción y la CNT. Tras un primer intento en 1931, en el año 36, poco antes del golpe, tuvieron un papel muy destacado en la negociación de unas novedosas Bases de Trabajo para el sector de la construcción y afines de Sevilla, inmediatamente extendidas a otras ciudades.
 
Entre las reivindicaciones logradas se estableció, por primera vez, la jornada laboral de 6 horas, o su equivalente 36 horas semanales (el sábado seguía siendo laboral). No sólo esta histórica conquista, también otras innovadoras cláusulas: que en caso de despido, se comunicara ocho días y le permitiera librar dos horas antes para permitir buscar nuevo trabajo; la paralización de trabajos por lluvia serán abonados, aunque permaneciendo en la obra para reanudarla cuando el tiempo lo permitiera; la prohibición del trabajo por cuenta, el destajo y las horas extras; facilitar el desplazamiento a las obras del extrarradio y regreso; el plus de 50% para obras fuera de la localidad, mas viaje y fonda; o la finalización de la jornada laboral (en verano) a las 12 horas (algo que se consiguió recientemente), el reconocimiento de la libre unión al equiparar esposa con compañera (derecho al cobro por alumbramiento); etc.
 
En este proceso de negociación, dichos hermanos Arcas tuvieron un destacado papel. Estos hombres fueron parte de una familia obrera que alcanzaron un gran compromiso por la mejora de las condiciones de trabajo en sus respectivos gremios: la construcción (Juan y Julián) y madera (Miguel). Lo hicieron desde el Sindicato de la Construcción de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) en la que pronto adquirieron un alto compromiso y, en consecuencia, un reconocimiento de la organización, y también de su barrio, el entorno del Pumarejo y san Julián.
 
Este compromiso trajo como consecuencia un buen número de detenciones, pero fue tras el golpe militar de julio de 1936 cuando su familia toda sufrió un destino de represión en todas sus variantes que representa a las claras la naturaleza fundacional de la dictadura franquista. Quienes sobrevivieron, después de muchas peripecias, acabaron instalándose en Francia en donde siguieron comprometidos con sus ideas libertarias y en la lucha contra el nazismo donde participó en la batalla de La Madeleine en Tornac en agosto de 1944. Después participó en la liberación de Limoges. Por la primera de estas acciones recibió el reconocimiento del gobierno francés otorgándole la Cruz de Guerra con estrella de plata.
 
Esta es la razón principal de esta propuesta: dedicar una calle o plaza en el entorno de Pumarejo-San Julián a «hermanos Arcas», «familia Arcas Moreda» o <<Miguel Arcas>>, por las razones expuestas y que forma parte de su propia trayectoria vital.
 
Fdo: Cecilio Gordillo. Coord. RMHSA_CGT.A
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JUSTIFICACIÓN DE LA PROPUESTA DE UNA CALLE O PLAZA EN LA CIUDAD DE SEVILLA EN RECONOCIMIENTO DE LOS HERMANOS ARCAS
 
De esta singular familia obrera y sindicalista, Arcas Moreda, ya se ha esbozado su origen y trayectoria. Pero la vida quedó truncada en España a causa del golpe militar de 1936 y la posterior guerra y la dictadura militar. En ese preciso momento del 18 de julio sólo estaba en Sevilla Julián (1906), quien participó en su resistencia en las barricadas de san Marcos y san Julián, consiguiendo escapar a última hora hacia Málaga. Posteriormente embarcó junto a un numeroso grupo a Argelia y aunque naufragó su embarcación, fue rescatada por un mercante sin pérdida de vidas humanas. Acabó fijando su exilio en Francia hasta su muerte en 1965. Julián, albañil, trabajó en las obras de la barriada Retiro Obrero. Se casó con Enriqueta García Reina y tuvieron tres hijos. Tenían su casa en Ciudad Jardín, que fue asaltada por la policía y fueron arrestadas Enriqueta, su madre y una hermana y llevadas a un canal cercano de Amate. Gracias a la intervención de su cuñada, Carmen Arcas y su marido, un militar que acabaría siendo expulsado del ejército, fueron liberadas y canjeadas en Gibraltar por una familia derechista. Y desde allí alcanzaron Francia hasta encontrarse con Julián. Éste siguió con su activismo sindical y antifranquista hasta su muerte en 1964, en…
 
Por su parte, el mayor de los Arcas, Juan (1902), se encontraba en Madrid para una acción solidaria con los huelguistas de la construcción: hacerse cargo de sus hijos e hijas y rebajar su carga y responsabilidad mientras durase. Allí se incorporó sobre la marcha a una milicia cenetista que combatió en el frente cordobés, donde encontró la muerte cerca de Cerro Muriano. Tal era su prestigio que la columna que había creado acabó tomando su nombre, y lo mantuvo después como batallón. En Sevilla quedó su compañera Antonia Álvarez García y el hijo de ambos. Fue detenida y trasladada al cine Jáuregui junto a otros cientos de personas, pasando todo tipo de calamidades; preguntada por sus captores si quería ver a su hijo, la llevaron a su domicilio en la calle Marteles, y allí mismo la ejecutaron (Juan Ortiz, Sevilla 1936. Del golpe militar a la guerra civil. Córdoba, Vistalegre)
 
El menor de los Arcas, Miguel (1912), fue también militante anarcosindicalista, abstemio y de gran formación autodidacta. Trabajó de carpintero en la construcción del Hospital Militar. Su juventud y arrojo atrajo la curiosidad de la prensa que lo describió como «simpático, de melena ondulada… y aspecto revolucionario». Por su compromiso activista estuvo encausado varias veces y pasó por la prisión de Huelva, de la que protagonizó un intento fallido de fuga, por lo que fue trasladado al penal de El Puerto de Santa María. El golpe militar de 1936 le cogió por tierras levantinas cuando se produjo el golpe de Estado, sumándose a las milicias que participó en la toma de Albacete. Después se incorporó a la llamada Columna Andalucía-Extremadura integrada principalmente por cenetistas de esas regiones. A su frente estuvieron los hermanos Rodríguez Muñoz que han pasado a la historia con el nombre de «Los Jubiles». Participó en diversos combates en los frentes cordobés-jienense y antequerano hasta la caída de Málaga, desde donde se retiró hacia Almería. Allí se reorganizó y pasó a formar parte de la 79 Brigada Mixta. Julián y Miguel Arcas se incorporaron a ella como comisario político el primero y comandante del tercer batallón, el 315, el segundo. En marzo de 1938 fue enviada al frente aragonés y, después, pasó a formar parte de las unidades que defendieron la región levantina por la sierra del Maestrazgo. El Boletín Oficial del Ministerio de la Guerra publicó en junio de 1938 su destino, como Mayor, en la Comandancia del Ejército de Levante.
 
Durante su exilio en Francia tuvo una destacada participación en «la resistencia» adoptando el nombre de comandante «Víctor»- Llegó a ser uno de los tres jefes encargados del maquis MOI Montaigne, siendo una de las acciones más renombradas la que tuvo lugar en La Madeleine, en agosto de 1944. Se trata de la detención de una columna alemana por una sección de 32 guerrilleros españoles bajo el mando inmediato de Miguel Arcas y Cristino García, para dar tiempo a la llegada de refuerzos. El general Konrad Nietzsche se rindió, y al ver luego a esas pocas decenas de españoles desarrapados, mujeres también… ¡se pegó un tiro! (Evelyn Mesquida en La Vanguardia, 24/08/2020). Por esta acción fue condecorada con una de las más altas insignias.
 
Continuó su vida en Francia donde se casó y tuvo tres hijos. Pasó clandestinamente a España en varias ocasiones, e incluso hizo de espía para los gobiernos británico y norteamericano por la costa de Huelva en la España franquista. Participó en las actividades de la Amical de antiguos guerrilleros españoles en Francia, siendo nombrado en 1978 presidente honorífico de la sección del Gard. Miguel murió con 84 años en Saint-Étienne-Vallé-Française, en la sureña región de Languedoc-Rosellón.
 
La madre de los Arcas Moreda, Dolores, también vivió un duro trance. Aunque anciana, fue tomada como rehén y encarcelada en la prisión provincial hasta la proclamación de «la Victoria» en abril de 1939. Tan precarias condiciones le pasaron factura y al poco tiempo de salir de la cárcel murió.