El movimiento memorista gallego ha acogido con satisfacción la decisión del Estado de declarar la isla de San Simón y el Pazo de Meirás como lugares de memoria, atendiendo a una solicitud presentada en julio por la Iniciativa Galega pola Memoria (IGM). Esta organización, que agrupa a cerca de medio centenar de asociaciones vinculadas a la memoria histórica, considera que ambos enclaves son referentes fundamentales «no solo de la memoria de la represión, sino también de la lucha ciudadana contra el olvido y la impunidad».
Desde la plataforma destacan que esta declaración supone un «primer paso» para corregir la ausencia de espacios gallegos en el listado de lugares recogidos por la ley de memoria democrática. Señalan, además, la «especial relevancia histórica y simbólica» de estos dos emplazamientos.
La IGM confía en que este reconocimiento impulse la divulgación de lo sucedido en la isla de San Simón durante su uso como prisión (entre el otoño de 1936 y marzo de 1943) y en el Pazo de Meirás, que fue residencia oficial de la jefatura del Estado entre 1938 y 1975.
Asimismo, los colectivos esperan que la declaración de estos lugares como espacios de memoria histórica garantice su protección y evite su «continua utilización» para fines contrarios a los principios de la memoria democrática. Denuncian que estas actividades, en ocasiones, se convierten en un «mercadeo» que desvirtúa su significado histórico.
En este sentido, la Iniciativa Galega pola Memoria recuerda que, pese a la recuperación del Pazo de Meirás por parte del Estado, el acceso a este lugar continúa siendo restringido.
En cuanto a San Simón, critican que la Xunta de Galicia permite que la isla sea «constantemente utilizada en beneficio de empresas privadas» para actividades que consideran «contrarias a su carácter público y a su condición de bien de interés cultural».