Seis paisajes de la Memoria en Cádiz: el ‘Guernica’ gaditano, una fosa en un cortijo de Jerez..

Este 14 de junio, Día de la Memoria Histórica y Democrática en Andalucía, destacamos seis enclaves del horror del Golpe militar: un recuerdo a las víctimas y un recordatorio de lo que jamás debería repetirse 

lavozdelsur.es /14 de junio de 2021 (19:10 CET)

Tras la publicación de la Ley 2/2017 de Memoria Democrática, la Junta de Andalucía estableció el 14 de junio como fecha para la celebración del Día de la Memoria Histórica y Democrática. Mientras localidades gaditanas como Cádiz, San Fernando, Jimena y Trebujena avanzan o inician nuevos trabajos de exhumación de restos de asesinados por el franquismo para darles digna sepultura 85 después, la provincia tiene numerosos puntos, visitables, clasificados como Lugares de la Memoria. El apartado específico de la web de Diputación de Cádiz dedicado a la Memoria Histórica y Democrática recoge una relación de los seis más conocidos.

Valle de La Sauceda, el ‘Guernica’ andaluz

El espacio geográfico conocido como Valle de la Sauceda constituye un lugar en el que se desarrollan “acontecimientos singulares” en el contexto de la represión ejercida en esta zona contra los defensores de la Segunda República. El Valle de la Sauceda se extiende por un territorio de confluencia de los términos municipales de Cortes de la Frontera, Jerez de la Frontera, Jimena de la Frontera y Ubrique. Dentro de este espacio geográfico, los restos del antiguo poblado de la Sauceda se hallan en el término municipal de Cortes de la Frontera (Málaga) y el cortijo El Marrufo, en el término municipal de Jerez.

El Valle de la Sauceda fue el último lugar de resistencia republicana de las poblaciones del entorno que huían del avance de las tropas sublevadas contra la Segunda República. Las operaciones militares se desarrollaron con la siguiente secuencia, según fuentes de los propios sublevados, el 26 de septiembre de 1936, las tropas nacionales ocuparon Cortes de la Frontera, y al día siguiente, a las 16.25 horas, cuatro aviones gubernamentales lanzaron 16 bombas sobre esta villa. El  2 de noviembre de ese año, las tropas sublevadas hicieron una “operación de limpieza” en la Sauceda de Cortes.

Durante aquellos meses las personas identificadas con el regimén legal de la Segunda República serán asesinadas sin formación de causa por las fuerzas rebeldes en la zona de la Sauceda y El Marrufo. El Cortijo de El Marrufo fue declarado Lugar de Memoria mediante acuerdo de 20 de marzo de 2012, del Consejo de Gobierno y en el verano de 2012 se realizaron los primeros trabajos de carácter arqueológico, que dieron como resultado el hallazgo de 28 personas víctimas de la represión en el entorno del Cortijo. Se declara ahora como Lugar de Memoria el conjunto del Valle de la Sauceda, como escenario de la resistencia republicana y ante las evidencias de otras posibles zonas en la zona del valle, en el que siguen haciendo trabajos de prospección para su localización.

Fosa de las mujeres: las ’15 rosas’ de Grazalema

Tras el golpe militar de julio de 1936, Grazalema, uno de los pueblos más importantes de la Sierra de Cádiz, asistirá a un terrible episodio de violencia desencadenado por los golpistas. Las autoridades falangistas detuvieron a 15 mujeres en el verano de 1936. Les raparon el pelo y las pasearon por el pueblo durante dos días para escarnio público. Buscaron así un escarmiento y un castigo ejemplar. Después, las trasladaron a un monte donde fueron cruelmente asesinadas.

En agosto de 2008, 72 años después de los hechos, el Ayuntamiento de Grazalema y la Diputación de Cádiz, llevaron a cabo la exhumación y se localizarón finalmente 15 mujeres —tres de ellas embarazadas— de entre 14 y 61 años, y un niño. Los restos de estas personas se trasladaron al cementerio de Grazalema, donde se ha levantado recientemente un mausoleo de hormigón blanco con las figuras a tamaño real de las víctimas y una frase que dice “Que mi nombre no se borre de la Historia”.

El antiguo Penal de El Puerto cumple 130 años

En el año 1891 se crea una Penitenciaría Hospital en el ex-convento de la Victoria de El Puerto de Santa María. La guerra civil y la dura posguerra trajeron un drástico empeoramiento de las condiciones de este establecimiento. Por una parte, la elevada cantidad de prisioneros de guerra y presos por delitos no comunes aumentó la población reclusa hasta cifras que desbordaban con mucho su capacidad. En el Penal convivían mas de seis mil presos. Por otra, la división de los españoles en dos bandos se reflejó en la opresión de los vencidos por los vencedores.

Las condiciones del centro eran inhumanas por el hacinamiento, la suciedad, el hambre y las enfermedades infecto-contagiosas. Tal y como indican las fuentes, en 1940, sobre una población en el municipio de 22.264 habitantes, el 18,72% de los mismos se encontraban cumpliendo condena, porcentaje que aumenta espectacularmente hasta un 32, 09%, unos 5.500 presos, al restringir la comparación a la población masculina ya que no había mujeres en la Prisión Central; tres de cada diez hombres que habitaban El Puerto en 1940 eran reclusos.

En los años 50 se reorganizan los movimientos sociales en el interior de las prisiones, creando una conciencia social que fue brutalmente silenciada y reprimida. Durante los años 60 estallan los primeros motines y posteriores represiones, comenzando la lucha por el reconocimiento de la consideración de “presos políticos”. Los últimos años del Penal hasta la muerte del dictador y en espera de una ansiada amnistía general, fueron durísimos.

Los muros de Puerta de Tierra: paredón de ejecuciones

Los Muros de Puerta de Tierra son un ejemplo de la resistencia frente al golpe militar por el asesinato en ellos de las personas defensores de la legitimidad democrática de la Segunda República Española. Son testimonio vivo de la lucha de un pueblo, de una ciudad en defensa de sus derechos democráticos frente a los militares sublevados que acabarán con la resistencia popular e institucional del Gobierno de la República en Cádiz.

Los Muros de Puerta de Tierra se convirtieron en paredón de ejecuciones. En el verano de 1936, fueron fusilados en los glacis del torreón muchas personas gaditanas por su leal defensa de la legalidad republicana frente al golpe militar, siendo de las primera las que representaban el poder republicano en la ciudad y la provincia.

Castillo de San Sebastián, un patíbulo

Cuando se produjo el golpe de Estado contra la República, el capitán Antonio Yáñez-Barnuevo lideró la defensa del Gobierno Civil y de las autoridades que se refugiaron en las dependencias del mismo. El Gobernador Civil, Comandante Mariano Zapico, se había hecho fuerte en la sede del Gobierno Civil junto al Presidente de la Diputación, Francisco Cossi, y el grupo de medio centenar de militares leales a la República comandados por Yáñez- Barnuevo, además de centenares de voluntarios dispuestos a defender la sede del Gobierno y la Diputación.

Yáñez- Barnuevo, junto a guardias de asalto milicianos, mantuvo la resistencia desde las 16.00 horas del 18 de julio de 1936 hasta el día siguiente, cuando las tropas sublevadas en Cádiz fueron reforzadas con regulares procedentes de Ceuta. La sede del Gobierno comenzó a ser bombardeada a las 17.00 horas del 18 de julio y tras una breve tregua, que permitió salir a algunos civiles, se reanudaron los ataques. El gobernador Zapico se negó a rendir la posición, pero la llegada de los regulares hizo imposible continuar la resistencia.

El 19 de julio de 1936 fueron detenidos los defensores del Gobierno Civil, siendo llevados los militares al Castillo de Santa Catalina y los civiles a la prisión provincial y al barco prisión Miraflores. El 22 de julio de 1936 se incoó expediente para consejo de guerra sumarísimo por el delito de rebelión militar al Gobernador Civil Comandante Mariano Zapico, al Teniente Coronel Leoncio Jaso, al Capitán Antonio Yañez-Barnuevo, al oficial de Telégrafos Luis Parrilla, al Presidente de la Diputación Francisco Cossi, al Capitán de Fragata Tomás de Azcárate y al Secretario particular del Gobernador Antonio Mascalio.

El 2 de agosto fueron condenados a muerte y el día 6 ejecutados los cuatro primeros. La ejecución se llevó a cabo en el Castillo de San Sebastián donde a partir de entonces serían asesinados muchos defensores de la legalidad y del orden constitucional, en muchos casos sin la celebración de previo juicio y sin que sus  cuerpos aparecieran nunca, y donde otros muchos sufrirían años de prisión en penosas condiciones.

Una enorme fosa común en un cortijo de Jerez

La finca conocida como El Marrufo, ubicada en las confluencias de las provincias de Cádiz y Málaga, y dentro del Parque Natural de los Alcornocales, fue en su momento destacamento repúblicano, pero a comienzos de noviembre de 1936 fue tomada por tropas de Falange, Guardia Civil y demás voluntarios de las milicias al mando de la Guardía Civil, siendo cedida durante la Guerra a las fuerzas franquistas para que fuera utilizado como cuartel.

El momento más álgido de la represión en aquella zona de Cádiz, como se ha dicho en líneas anteriores, se produjo con el ataque de la aldea de La Sauceda, muy próxima al cortijo y donde se habían escondido muchos republicanos tras el Golpe de Estado del 18 de julio de 1936, que huían de la campiña de Jerez y parte de la Sierra de Cádiz, en su intento de llegar a la provincia de Málaga (el cortijo era el paso natural hacia esta provincia).

Al cortijo El Marrufo llegaron camiones con mujeres y niños, y hombres a pie, procedentes de La Sauceda. Las mujeres y los niños fueron encerrados en la capilla de la finca y los hombres en un barracón-almacén cercano. Algunas mujeres recuerdan aún cómo cortaron a rape el pelo a muchas de ellas y cómo, durante las noches y madrugadas, algunas eran sacadas de la capilla para ser violadas o fusiladas.

Cerca de la capilla, tras unas naves que hoy se conservan, existe una pequeña pendiente, presidida por una cruz de hierro en tiempos pasados, donde se encuentran la fosa en la que las mujeres fueron enterradas. En torno al cortijo existen varias zonas de enterramiento donde se cree que están sepultados un número importante de hombres y mujeres fusilados. En la finca El Marrufo, por tanto, se encuentra una de las fosas más numerosas de la provincia de Cádiz, donde algunos vecinos del lugar cifran en varios cientos el número de muertos.

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