Serradilla (Cáceres). Homenaje al maquis Pedro José Marquino Monje, alias ‘Francés’

Este sábado se homenajea en Serradilla (Cáceres) al que fuera Jefe de la 12ª División de la 1ª Agrupación Guerrillera Extremadura.​

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27 de julio de 2018

El próximo sábado 28 de julio, la asociación Los Pedroches por la República, junto a Izquierda Unida y el Partido Comunista de España, organiza un acto de homenaje en el cementerio de la localidad cacereña de Serradilla, a las 12:00 horas, al maquis Pedro José Marquino Monje, más conocido como ‘Francés’, guerrillero antifranquista que combatió por la legitimidad democrática de la Segunda República.

Francés, nacido en una familia de jornaleros del pueblo cordobés de Hinojosa del Duque, se alistó al estallar la Guerra Civil en las columnas comunistas en defensa de la República, pasando gran parte del conflicto en el Frente de Madrid, donde ascendió a teniente por méritos de guerra. Al acabar la contienda regresó a Hinojosa del Duque, donde fue detenido y condenado a muerte.

Mientras esperaba su ejecución se fugó de la cárcel en la que se encontraba junto a otros 19 compañeros, el 19 de septiembre de 1940, marchando al monte; situación que provocó, junto a otra fuga de presos republicanos de la cárcel cordobesa de Belalcázar, el envío de tropas de la Legión a la zona, lo que explicaría el exilio de un grupo considerable de huidos cordobeses a tierras extremeñas.

El refugio que hallaron en las montañas de la provincia de Cáceres pronto sirvió de encuentro para otros fugados procedentes de Castuera y Don Benito, que constituyeron, en noviembre de 1944, la Agrupación Guerrillera de Extremadura-Centro

El refugio que hallaron en las montañas de la provincia de Cáceres, especialmente en las sierras de Guadalupe y Altamira, pronto sirvió de encuentro para otros fugados procedentes de Castuera y Don Benito, que constituyeron, en noviembre de 1944, la Agrupación Guerrillera de Extremadura-Centro, cuya 12ª División estaba liderada por José Díaz Monje, nombre de guerra escogido por Francés en homenaje al secretario general del Partido Comunista de España (PCE).

GUERRILLA EN LAS VILLUERCAS

En el verano de 1942, un grupo de guerrilleros dirigidos por Francés ocuparon la pedanía de La Calera, aneja al municipio cacereño de Alía, apoderándose en enero de 1944 de las aldeas de Retamosa y Roturas del Castillo. Aquel mismo año, el grupo dirigido por José Díaz Monje se haría con un fusil ametrallador, sustraído a un comandante del Tercio, cerca de Malpartida de Plasencia.

Durante la primera mitad de 1945, los guerrilleros de Francés llevaron a cabo acciones en varios pueblos de Cáceres: Mesas de Ibor, Talavera la Vieja, Campillo de Deleitosa, La Higuera, Valdecañas de Tajo y Belvís de Monroy. A finales de mayo, José Díaz se desplazó hacia Torrejón el Rubio, en la sierra de las Corchuelas, y de ahí a los montes de Serradilla, donde instalaron varios campamentos.

El 4 de septiembre de 1945, los hombres de Francés asaltaron el pueblo de Santibáñez el Alto y, en octubre, el de Aceituna. En febrero de 1946, un grupo de guerrilleros encabezado por José Díaz Monje colocó dos petardos en la Central Eléctrica Morala, en Belvís de Monroy, marchándose ante la llegada de la Guardia Civil. A finales de marzo de ese mismo año, Francés y los suyos planearon el asalto al cuartel de la Guardia Civil de Navaconcejo, suspendiendo la acción al conocer que un enlace les había traicionado. Meses más tarde y debido a una traición, la guardia civil lo localiza y cae abatido el 31 de julio de 1946 en Serradilla.

GÓMEZ CANTOS, ‘EL CARNICERO DE EXTREMADURA’

Las acciones guerrilleras de la partida que dirigia Fránces le convertieron en el enemigo público número uno entre las fuerzas de represión franquista, donde destacaba la presencia de Manuel Gómez Cantos, sanguinario guardia civil conocido como el “Carnicero de Extremadura”.

Gómez Cantos, militar de origen andaluz, ocupaba el puesto de capitán de la Guardia Civil en Villanueva de la Serena, provincia de bBadajoz, cuando se dio el Golpe de Estado fascista en julio de 1936. Desobedeciendo las órdenes de sus superiores, fieles a la República, se integró en las tropas sublevadas, haciéndose trístemente famoso enseguida debido a sus desmanes.

En Villanueva inició su cruzada personal con la detención de 60 vecinos del pueblo, entre los que se encontraban la corporación municipal al completo. Allí donde fue, su paso dejó una huella de terror, siendo el protagonista de la toma de pueblos como Rena, Guadalupe o Santa Amalia, donde la represión y los fusilamientos estuvieron a la orden del día. Incluso algunos historiadores sitúan al “Carnicero de Extremadura” en la entrada de las tropas franquistas en Badajoz, haciéndole partícipe en la posterior matanza en la plaza de toros.

El “Carnicero de Extremadura” siguió fiel a su apodo, sembrando de cadáveres de inocentes las cunetas, como sucedió con los 28 vecinos de Logrosán y Cañamero que mandó fusilar en la finca Dehesilla de Mira el Río en diciembre de 1940

A su vuelta a Villanueva de la Serena, dos años después de iniciada la sublevación como delegado de Orden Público de Badajoz, quiso realizar una nueva demostración de fuerza y crueldad, llevando a los 33 prisioneros que quedaban de aquellos 60 detenidos tras el alzamiento franquista de vuelta a la localidad, para fusilarlos tras un juicio sumarísimo en la plaza del pueblo.

Y aunque la guerra terminó y Franco impuso su victoria, Gómez Cantos siguió cometiendo fechorías, cegado por su odio. Así, tras una breve estancia en Pontevedra, donde fue designado gobernador civil y también desatacó por sus crímenes, volvió a Extremadura como teniente coronel, con destino en la Comandancia de Cáceres, donde fue nombrado responsable de las fuerzas encargadas de la persecución de los huidos, el maquis.

El “Carnicero de Extremadura” siguió fiel a su apodo, sembrando de cadáveres de inocentes las cunetas, como sucedió con los 28 vecinos de Logrosán y Cañamero que mandó fusilar en la finca Dehesilla de Mira el Río en diciembre de 1940, irritado por la presencia en las Villuercas de Francés y sus guerrilleros. O la represión que sufrieron en Alía cuando en agosto de 1942, tras una acción de la guerrilla antifranquista, Gómez Cantos hizo una lista con 30 nombres elegidos al azar y los convocó en el cuartelillo, fusilándolos delante de toda la población para aterrorizar a la región y que nadie prestara apoyo a los guerrilleros. También intentó repetir una acción similar en Castilblanco, con una lista de 90 nombres, pero el sacerdote del pueblo se lo impidió.

Ni siquiera los de su bando escaparon a sus locuras. En abril de 1945, tras conocer que un grupo de maquis había asaltado la localidad de Mesas de Ibor durante varias horas y desarmado a los cuatro guardias civiles destacados allí, Gómez Cantos llegó a la población convencido de que sus subordinados eran unos cobardes, por lo que procedió a su fusilamiento inmediato.

Esta fue la gota que colmó un vaso rebosante de sangre. La Iglesia, que hasta entonces no había protestado ante las matanzas de este carnicero, personada en la figura del Obispo de Cáceres, consideró intolerable que negara auxilio espiritual a los gurdias civiles a los que ajustició, por lo que presionó a las autoridades hasta conseguir que el teniente coronel fuera expulsado del cuerpo y condenado a prisión.

Una prisión que a penas duró unos meses y que de ninguna manera sirve para pagar los crímenes que cometió. Ni para olvidar su infame recuerdo en la región, donde el dicho “eres más malo que Gómez Cantos” todavía pervive en el imaginario colectivo de un pueblo que sufrió, casi impotente, sus estragos.