Sevilla. Exposición “El ADN de la Memoria. Fosas del franquismo: semillas de memoria” a partir de hoy en el Centro Cívico El Tejar del Mellizo

La imagen de la memoria: “Quien no quiera ver esta realidad es porque no quiere”

‘El ADN de la memoria’ es una exposición fotográfica generacional cuyo objetivo es visibilizar a los familiares de las víctimas del franquismo y su lucha.

19 abril 2016 / Olivia Carballar / ocarballar@lamarea.com

Felisa González posa, sonriente, con su familia. Son 17 en la foto y un bebé más que viene en camino. Cuatro generaciones. “Yo creo que ya a estas alturas no podré recuperar los restos de mi padre, fusilado y enterrado en una fosa del cementerio de Sevilla, pero al menos ellos podrán seguir luchando”, cuenta esta mujer de 79 años. Su historia forma parte de El ADN de la memoria, una exposición fotográfica generacional organizada por la asociación Nuestra memoria cuyo objetivo es visibilizar a los familiares de las víctimas del franquismo y de aquellas personas que militan activamente en el movimiento memorialista.

“Los familiares hemos recogido el testigo de los nuestros, para que sus historias no caigan en el olvido. Quien no quiera ver esta realidad es porque no quiere verla. Pero no se puede negar. Ellos están enterrados en las cunetas, pero nosotros estamos aquí para honrarlos, porque después de 80 años del golpe todavía tenemos que soportar la desfachatez del propio presidente del Gobierno”, afirma la presidenta de la asociación, Paqui Maqueda. “Es un negacionista, que niega la historia como la niegan los nazis y no quiere mirar para donde tiene que mirar”, añade en referencia a las declaraciones de Rajoy en Salvados.

La muestra, que será inaugurada el 25 de abril en el Monasterio de San Jerónimo en Sevilla, se compone de una treintena de fotografías. “Desde el punto de vista fotográfico, ha sido un reto que ha dado lugar a una situación única. Porque ha habido exposiciones colectivas con temática libre que no ha supuesto más esfuerzo que mirar en tu archivo y elegir una. Aquí no. Aquí ha supuesto tiempo, desplazamientos… en un gremio que a menudo pasa apuros y no ha dudado en ponerse en marcha con este proyecto altruista. Por otro lado, no han participado todos lo que querían, sino los que ha podido absorber la asociación”, explica la fotoperiodista Laura León, coordinadora del proyecto, en el que han participado 31 fotógrafos que han cedido el derecho del uso de las imágenes. “Ha habido una unanimidad entre todos los profesionales. Todos creemos que este proyecto es imprescindible. Muchos han llorado. Ha sido un trabajo muy emocionante que ha salido de las entrañas“, prosigue León. “La respuesta de estos profesionales nos ha desbordado”, confirma Maqueda.

Lolo Vasco es el autor de la fotografía que ilustra la lucha de Felisa, una mujer que acude a cada acto que organiza el movimiento: “Mañana cogeré el autobús para ir hasta el cementerio de Sevilla, donde se va a rendir un homenaje a las víctimas por el día de la República”, dice por teléfono un día antes de la celebración del 14 de abril. En mitad del campo, con alegría, Vasco ha intentado darle la vuelta a todo ese dolor acumulado durante años: “Quería hacer una foto en positivo, dejar a un lado el desconsuelo y la pena y mostrar que, aunque mataron a su padre, ahí están, una extensa familia. Con una embarazada, además, en este momento. Ese asesinato no ha servido para nada. A pesar de todo, aquí estamos, aquí seguimos pariendo. Eso es lo que he querido captar”. En resumen, insiste, ha querido “darle voz a los familiares, reconocer su lucha y hacerles un pequeño homenaje, tanto a ellos como a sus seres queridos asesinados”.

Muchas familias ni siquiera conservan fotografías de las víctimas. “A mí le la dio un familiar después de hacer varias averiguaciones”, cuenta Maqueda, que destaca la importancia que ha tenido la imagen en la recuperación de la memoria histórica: “La visualización de los huesos de los “nuestros” en los procesos exhumatorios de las fosas comunes, junto a los propios rostros de esas víctimas que por primera vez salían del interior de nuestras casas ha roto, de hecho, los silencios de miles de ciudadanos y ciudadanas, más allá del ámbito familiar y local”.

La exposición, acompañada de un vídeo con testimonios de los familiares, tendrá un carácter itinerante. Hay varios lugares previstos en Sevilla, aunque sin fecha aún: el centro cívico El Tejar del Mellizo y la sede de la CGT. También viajará hasta los pueblos, como Castilleja del Campo o La Puebla de Cazalla, aún en tramitación.

http://www.lamarea.com/2016/04/19/84883/

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El ADN de la memoria

¿Quién se empeña en que a estas alturas del siglo XXI sigamos hablando de fosas del Franquismo?

Isaac Rosa / 09/05/2016 – 20:45h

Qué hartura, tener que hablar de fosas franquistas a estas alturas, ¿verdad? Pasan los años, cambian las generaciones, a los hijos los suceden los nietos y a estos los bisnietos, pero nada, erre que erre: 80 años después de la Guerra Civil y 40 desde la muerte de Franco, seguimos enfangados en la batalla de la memoria histórica, y todo por culpa de esos que no se bajan del burro, que no se dan cuenta de que ya estamos en el siglo XXI y no dejan que superemos el pasado y miremos al futuro. Si alguien pensó, durante la Transición, que bastaría el paso del tiempo para cerrar heridas, ya ven que no: por culpa de unos que llevan décadas con lo mismo, anclados en el pasado. Lo dicho: qué hartura.

Pues no, no estoy hablando de las víctimas del franquismo y sus familiares, de su resistencia al olvido. Repasen el párrafo anterior y comprobarán que me refiero a otra “resistencia”, que no afloja por muchos años que pasen: la de quienes tantos años después siguen sin rendir el alcázar y continúan bloqueando la reparación de los asesinados y represaliados.

Que en la España de 2016 sean noticia una exhumación en el Valle de los Caídos, o una comisión para cambiar calles en Madrid, se lo debemos a la insistencia de los familiares en reparar a sus víctimas, sí; pero sobre todo es mérito de ese postfranquismo sociológico que tanto tiempo después sigue sin aceptar lo que en cualquier país europeo es normalidad democrática: dar un enterramiento digno, honrar a las víctimas, hacer justicia.

Ayer escuché a un representante de esa “resistencia”, joven además, decir que “en España cualquier familia que busque a sus sedes queridos va a contar con el apoyo de todas las instituciones”. Y añadió, en tono emotivo: “Es de justicia. Sería insoportable vivir sin tener los restos de un familiar querido”. Conmovedor, ¿verdad? Era Pablo Casado, el mismo que años atrás se burlaba de los “carcas” que “están todo el día con la guerra del abuelo y la fosa de no sé quién”. Miembro de un partido que por sistema se opone a cualquier iniciativa que tenga que ver con las víctimas del franquismo.

Yo no sé si ese memoricidio de los vencedores se hereda, pero la memoria de los vencidos sí que va en la sangre, en el ADN, de padres a hijos, de abuelos a nietos y bisnietos. Si alguien lo duda, que vaya a ver una exposición que la asociación Nuestra Memoria ha montado en Sevilla, y que se llama precisamente “ El ADN de la memoria”. Una colección de hermosas fotografías que representan esa continuidad generacional, todas esas nietas y bisnietos que no van a parar hasta conseguir para sus familiares reparación, verdad y justicia.

Una de esas nietas, mi admirada Paqui Maqueda, lleva años luchando por la memoria de su bisabuelo Juan el Cubero, asesinado en Carmona junto a uno de sus hijos mientras otros dos eran encarcelados y la familia veía incautada su casa. Ha llevado su caso y el de miles de familias a los juzgados, al parlamento, a Europa, a la ONU y a la justicia argentina. Y no va a parar hasta conseguirlo. Y no importa lo que tarde, el tiempo no juega a favor de los memoricidas, porque si no es ella será su hijo, que comparte ese mismo ADN insumiso

http://www.eldiario.es/…/memoria_historica_franquismo_6_514……

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Una exposición retrata el relevo generacional de la Memoria Histórica

La muestra está formada por 34 fotografías con retratos de víctimas de crímenes franquistas junto a descendientes que participan del movimiento memorialista

En ‘El ADN de la Memoria. Fosas del franquismo: semillas de memoria’ colaboran más de 30 fotógrafos

El objetivo de la iniciativa es “visibilizar la lucha contra el olvido”, según los organizadores

Juan Miguel Baquero / 25/04/2016 – 21:18h

Dicen que los trataron como a perros. Que una vez asesinados, a balazos, los tiraban a fosas comunes. Que los fascistas llenaron así de muerte las cunetas, de luto y oscuridad los pueblos. Como si las víctimas del franquismo nunca hubieran sido nada. Como si nadie los fuera a recordar jamás. Como si la tierra no estuviera hecha acaso para albergar simiente.

Una exposición, titulada ‘El ADN de la Memoria. Fosas del franquismo: semillas de memoria’, demuestra que sí había lugar donde regar aquellas vidas rotas. Familias enteras llenas de raíces. Y frutos, como enseñan los 34 retratos que completan la muestra con fotografías de personas desaparecidas tras el estallido golpista de julio de 1936, y que están enterradas en fosas, junto a descendientes que forman parte del movimiento de Memoria Histórica.

“Con estas fotografías generacionales queremos transmitir un mensaje: los familiares hemos recogido el testigo de los nuestros, para que sus historias no caigan en el olvido”, dicen en la Asociación por los Derechos Humanos de las Víctimas del Franquismo Nuestra Memoria, organizadora del proyecto. El objetivo, amplían, es “visibilizar la lucha contra el olvido y el constante trabajo que desde las asociaciones memorialistas realizamos en pos de la verdad, la justicia y la reparación que aún hoy se les debe a las víctimas del franquismo”.

La memoria latente de las víctimas

Más de 30 profesionales de la fotografía y el mundo audiovisual aportan su trabajo de manera altruista para una iniciativa que subraya el 80 aniversario de la rebelión militar y oligárquica que provocó la guerra civil española. Un vídeo con testimonios de participantes completa una exposición itinerante inaugurada el 25 de abril en el sevillano Centro Cívico José Luis Pereira (Monasterio de San Jerónimo).

Las instantáneas recogen historias como las de Juan Landero, jornalero asesinado en el otoño del 36 en Coria del Río. Los fascistas lo matan delante de su mujer, Juana Zamora, y sus cinco hijos. Uno de ellos, Miguel Landero, transmite su legado. En la foto de Juan Carlos Cazalla aparece junto a su hija María del Carmen y su nieta Nuria, nieta y biznieta a su vez de Juan Landero.

A las víctimas del franquismo las ejecutaron sin juicio ni sentencia y el relevo generacional encarnado en hijos, nietos, biznietos… busca luz para crímenes contra la humanidad aún impunes. La memoria latente de 150.000 desaparecidos forzados sitúa a España como segundo país del mundo en el escalafón de la ignominia tras la Camboya de Pol Pot.

Imágenes contra la desmemoria

Las 17 rosas de Guillena. Así se conocen al grupo de mujeres que sufrirían vejación, tortura y la muerte a tiros. Los golpistas las tuvieron encarceladas y luego las llevaron al cercano pueblo de Gerena. Acabaron fusiladas en las tapias del cementerio y enterradas en una fosa. Corría noviembre de 1937. Siempre hubo memoria para sus nombres: Eulogia, Ana, Antonia, Granada, Natividad, Rosario, Manuela… y Ramona Navarro, con herencia genética retratada por Marcelo del Pozo. O Bienvenida Guisado y Antonia Parra y su hermano Elio, en Marchena, que sostienen a sus familiares y a quienes inmortaliza el fotógrafo de eldiario.es Andalucía, Luis Serrano.

Cuentan las crónicas que la orgía criminal de los rebeldes cobró más de 13.000 víctimas en Sevilla, según datos del investigador José María García Márquez. Andalucía occidental cayó rápido en poder de los golpistas y sufrió la locura del terror fundacional del franquismo.

Matanzas y verdaderas razias donde la piedad era una quimera. Una idea de exterminio del rival ideológico que verbalizó así el general fascista Queipo de Llano: “se les perseguirá como a fieras, hasta hacerlos desaparecer a todos”. Era el jefe militar del sur de la península y uno de los cabecillas rebeldes junto a los generales Emilio Mola, director del golpe, y Francisco Franco.

“La fotografía, la imagen, ha tenido una importancia vital en todo lo relacionado con la recuperación de la Memoria Histórica y el movimiento memorialista desde su nacimiento ‘oficial’ en el año 2000”, dicen desde Nuestra Memoria. “Lavisualización de los huesos de los nuestros en los procesos exhumatorios de las fosas comunes, junto a los propios rostros de esas víctimas que por primera vez salían del interior de nuestras casas ha roto los silencios de miles de ciudadanos y ciudadanas, más allá del ámbito familiar y local”, apunta la asociación por los derechos humanos de las víctimas del franquismo.

Fotógrafos para ‘el ADN de la Memoria’

“30 de los mejores fotógrafos de Sevilla se han unido para hacer esta exposición”, resume Laura León, fotógrafa y coordinadora del equipo que retrata a la familia de la Memoria. La herencia genética que lucha contra el olvido en un país desmemoriado. “Se ha creado un espacio para la dignidad humana. Hay que contar nuestra historia y no olvidarla”, enmarca León.

Los fotógrafos que han participado en el proyecto ‘El ADN de la Memoria. Fosas del franquismo: semillas de memoria’ son: Juan Rodelas, Miguel Ángel Morenatti, Pepe Ortega, Luis Serrano, Javier Díaz, Antonio Acedo, José Antonio de Lamadrid, Belén Vargas, Lolo Vázquez, Laura León, Juan Miguel Paisano, Marcelo del Pozo, Millán Harce, Paco Macías, Sergio Caro, Julián Álvarez, Raúl Caro, Juan José Úbeda, Paco Puentes, Cristina Quicler, Fernando Ruso, Nieves Sanz, José Manuel Cabello, Esther Lobato, Juan Carlos Cazalla, Isabel Carmona, Pepo Herrena, Fernando Crespo, Anna Elías, Tomás Díaz Japón, Guille García y Emilio Castro. La exposición queda redondeada con el trabajo audiovisual de Pablo Martínez.

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