Sevilla. La tumba de un comandante franquista reabre las heridas de la dictadura

THE NEW YORK TIMES | RAPHAEL MINDER | SEVILLA, ESPAÑA | 21-3-2018

Según a quién se lo preguntes, Gonzalo Queipo de Llano era un fascista criminal durante la Guerra Civil Española o un héroe nacional que protegió a su país y al catolicismo de la amenaza del comunismo.

La respuesta es esencial para decidir si se deben exhumar y retirar los restos del comandante militar, ubicados en la basílica que él mismo ayudó a construir en el centro de la ciudad de Sevilla.

La disputa es una de las distintas controversias similares que existen en toda España, y que reflejan las fisuras ideológicas que permanecen décadas después de la guerra civil de los años los treinta y de la dictadura resultante del general Francisco Franco.

La basílica es uno de los referentes populares de Sevilla; está detrás de un arco amarillo mostaza y una muralla que usaron los escuadrones para fusilar a sus enemigos durante la guerra, después de que Queipo de Llano tomara el mando en la ciudad. Lo enterraron allí en 1951, donde yace junto a su esposa bajo una losa blanca y ordinaria cuya simplicidad contrasta con las decoraciones vistosas del lugar.

En Andalucía —Sevilla es la capital—, las autoridades quieren exhumar los restos después de aprobar una ley regional diseñada para renovar la Ley de la Memoria Histórica que se promulgó en España en 2007. Gracias a esa medida, el Estado ofreció apoyo a las familias que querían desenterrar los restos de familiares asesinados durante la guerra civil o que sufrieron como consecuencia del régimen franquista.

La ley también ordenó la remoción de todos los símbolos públicos de la dictadura de Franco.

El gobierno socialista de entonces ofreció financiamiento para excavar fosas comunes de guerra y conmemorar a las víctimas de Franco. No obstante, la gestión conservadora del presidente español Mariano Rajoy, electo a finales de 2011, eliminó el apoyo estatal para estos proyectos y se opuso a reabrir viejas heridas en la sociedad española.

Como resultado, el cumplimiento de la ley ha sido errático: el gobierno de Rajoy la está ignorando, pero en otras partes del país se ha aplicado enérgicamente, particularmente en lugares donde políticos de izquierda obtuvieron cargos en las elecciones locales de 2015.

Queipo de Llano, quien fue uno de los líderes militares del golpe de Estado de julio de 1936, rápidamente tomó el control de Sevilla y después conquistó el resto del sur de España, mientras transmitía mensajes radiofónicos en los que instaba a los civiles a acabar con los oponentes de izquierda. Sin embargo, después de la guerra, Franco lo hizo a un lado por ser un posible rival.

Los historiadores estiman que más de 45.000 personas fueron asesinadas en el sur de España bajo la jurisdicción de Queipo de Llano. En un libro acerca de los asesinatos masivos durante la guerra, Paul Preston, una autoridad británica en el tema de la guerra civil, desmintió algunas de las descripciones de Queipo de Llano como “un noble español” y “el arquetipo del soldado español”.

Después de la guerra, Queipo de Llano ayudó a construir una basílica para la Virgen de la Macarena —con una escultura que quizá es la reliquia religiosa más venerada de Sevilla—, rescatada en 1936 cuando militantes de izquierda quemaron una iglesia vecina.

José Antonio Fernández Cabrero, dirigente de la Hermandad de la Macarena —el grupo propietario de la basílica que cuenta con 14.000 integrantes—, dijo que desconoce cómo Queipo de Llano había adquirido el terreno donde se inauguró el recinto en 1949.

Juan Miguel Baquero, un periodista local que se especializa en temas relacionados con la guerra civil, también dijo que había intentado sin éxito definir qué propiedades y campos de cultivo había heredado una fundación que ahora dirige la familia de Queipo de Llano.

Fernández Cabrero dijo que Queipo de Llano fue “un protector del movimiento de la Iglesia católica”. Después de señalar que la hermandad ya había retirado los símbolos fascistas originales de la tumba de Queipo de Llano en la basílica, así como sus referencias al golpe de Estado de 1936 y su rango militar, dijo que la nueva ley para reforzar la medida de 2007 en Andalucía no tiene sentido.

“Si los políticos que habían tenido un papel activo en la guerra civil lograron negociar y cerrar ese capítulo”, dijo Fernández Cabrero, refiriéndose a la ley de 1977 que otorga amnistía por crímenes cometidos durante la guerra bajo el régimen franquista, “me sorprende que los políticos ahora nos digan que debemos reabrirlo todo”.

La inscripción de la tumba ahora identifica a Queipo de Llano solo como un “hermano mayor honorario”. Sin embargo, Cecilio Gordillo, presidente de una asociación local que ayuda a las familias de las víctimas de Franco y que está exigiendo la exhumación de Queipo de Llano, dijo: “El problema no es lo que está escrito en la tumba, sino la personalidad del hombre sepultado”.

Los políticos en Madrid han discutido desde hace tiempo acerca de si deben exhumar los restos de Franco y otros en el Valle de los Caídos, la enorme basílica subterránea cerca de Madrid que construyó para honrar a quienes murieron asegurando su victoria.

Además, en 2016, la ciudad de Pamplona exhumó a Emilio Mola y a José Sanjurjo, dos líderes más del golpe de Estado de 1936. Sin embargo, los habían sepultado dentro de un edificio conmemorativo administrado por las autoridades de Pamplona, mientras que la basílica de Sevilla es propiedad de su hermandad.

En enero, Manuel Jiménez Barrios, vicepresidente de la Junta de Andalucía, prometió que Queipo de Llano sería exhumado, para acatar una decisión que también tomó el Ayuntamiento de Sevilla el año pasado. Aunque algunas protestas pequeñas se han organizado para exigir su remoción, el problema ha agitado a los políticos más que a los ciudadanos.

La Iglesia católica en España ha hecho oídos sordos a ese tipo de iniciativas políticas, incluyendo la de exhumar a Queipo de Llano. Pablo Enríquez Amado, un vocero de la arquidiócesis de Sevilla, dijo que “respetaría la decisión de los familiares y la hermandad”.

No obstante, Francisco Espinosa, un historiador que vive en Sevilla, criticó a la Iglesia por su antigua práctica de “promover a Queipo como el líder de una gran cruzada católica”.

De hecho, señaló Espinosa, la basílica también alberga los restos de Francisco Bohórquez Vecina, quien junto con Queipo de Llano firmó muchas órdenes de ejecución de opositores de izquierda. Para otras dos hermandades en Sevilla, Queipo de Llano es “un personaje emblemático”.

Las hermandades religiosas encabezan las procesiones de Semana Santa de la ciudad, famosas en todo el mundo, rituales en los que penitentes encapuchados caminan junto a carros llenos de decoraciones con esculturas religiosas en lo alto. Las procesiones paralizan Sevilla a lo largo de la Semana Santa; las sesenta hermandades comienzan a prepararse con meses de anticipación.

Las hermandades también ayudan a mantener sus iglesias todo el año y a operar una red de caridad de gran tamaño. Los familiares de Queipo de Llano también dirigen una fundación de beneficencia que oficialmente ve por los niños pero no proporciona desglose de sus actividades ni cuentas de sus gastos; la fundación no respondió a peticiones para hacer comentarios.

Una noche hace poco en la basílica, un grupo de hermanos y otros devotos respondieron preguntas acerca de Queipo de Llano con desconcierto e irritación.

“Si los políticos ahora creen que debemos retirar todo lo relacionado con Franco”, dijo Manuel Villalba, un integrante del coro de la hermandad de la Macarena, “¿por qué no secan también los embalses de agua que construyó?”.