De invitaciones y ausencias

La falta de transparencia del Gobierno, en particular de la Secretaría de Estado de Memoria Democrática, ha dejado a las víctimas con un sentimiento de profundo malestar por un acto donde las invitaciones y la elección de las personas homenajeadas, a falta de explicaciones, han sido arbitrarias.

Soledad Luque Delgado

Presidenta de la Asociación Todos los niños robados son también mis niños.

Investigadora Colaboradora del Instituto de Estudios de Género de la Universidad Carlos III de Madrid.

06.11.2022

El pasado lunes 31 de octubre, el Gobierno de España celebró el primer homenaje a las víctimas del franquismo. O, más bien, a algunas víctimas del franquismo elegidas por el Gobierno. Lo ha hecho en la fecha designada en la recién aprobada Ley de Memoria Democrática y, por cierto, no aceptada por la mayoría de las entidades memorialistas.

Se ha escrito mucho, y de forma muy bien argumentada, sobre lo poco adecuado de esta data para hacer un homenaje a las víctimas de la dictadura. El 31 de octubre de 1978 se aprobó en Cortes Generales la Constitución Española y el discurso más institucionalista pretende hacer creer que este hecho supuso el final de la etapa más tenebrosa y terrible de nuestra historia reciente. Sin embargo, a poco que se conozca la historia de nuestro país, y, especialmente, la de los años de la transición, sabemos que ni la Constitución supuso una ruptura definitiva ni se terminó de manera inmediata con los crímenes producto de la represión franquista que todavía coleaba. En la consulta abierta al texto de la Ley de Memoria Democrática, cuando todavía era proyecto, los colectivos del movimiento memorialista propusieron otras fechas más relacionadas con la lucha que mantuvieron contra el franquismo y su impunidad las víctimas y resistentes, pero ninguna fue aceptada.

Aquí, no vamos a ahondar más en lo pertinente o no de esta fecha designada o impuesta, sino en los criterios que ha usado el Gobierno para la elección de las entidades invitadas al acto y las víctimas homenajeadas. ¿Qué criterios han sido estos? Ninguno que haya sido trasladado a la ciudadanía ni a los colectivos de víctimas.

Tanto si el criterio ha sido A como si ha sido B o C, o incluso si es el criterio habitual de “invito a quien me conviene”, la sociedad, y en especial las víctimas, deberíamos conocerlo.

Esta falta de transparencia por parte del Gobierno, en particular de la Secretaría de Estado de Memoria Democrática, dependiente del Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, ha dejado a las víctimas con un sentimiento de profundo malestar por un acto donde las invitaciones y la elección de las personas homenajeadas, a falta de explicaciones, han sido arbitrarias.

Independientemente de que las organizaciones tengan el derecho a aceptar o no esta invitación, el Gobierno estaba en la obligación de cursar invitación al menos a un representante de cada colectivo de víctimas

Sabemos de entidades memorialistas que fueron invitadas y que, de forma muy coherente con sus principios, declinaron la invitación. Independientemente de que las organizaciones tengan el derecho a aceptar o no esta invitación, el Gobierno estaba en la obligación de cursar invitación al menos a un representante de cada colectivo de víctimas. No sirven y, además, son ofensivas las excusas sobre la limitación de espacio. ¿Dónde creen ustedes que hacen los homenajes en Argentina? Por poner un ejemplo conocido. La respuesta es tan sencilla como sensata: en espacios donde el aforo no sea un problema. Desde campos de fútbol hasta explanadas en la calle, porque cuando lo que importa es que el homenaje sea para todas las víctimas y, por supuesto, crear sensibilidad y conciencia entre la ciudadanía, no se puede limitar ni el acceso ni el espacio. Eso sí, si el acto es un mero trámite institucional, entonces se puede entender por qué se ha organizado de esta forma selectiva, limitada y opaca.

En cuanto a las víctimas homenajeadas en este acto, tenemos que poner por delante de cualquier otra consideración o valoración que cuentan con todo nuestro respeto, y en absoluto dudamos de que merezcan todo homenaje que se les haga, este y muchos más. No hay vida suficiente para reparar el daño que se les ha causado, exactamente igual que al resto de las víctimas.

Cuando lo que importa es que el homenaje sea para todas las víctimas y, por supuesto, crear sensibilidad y conciencia entre la ciudadanía, no se puede limitar ni el acceso ni el espacio

Más allá de esta aclaración, y reiterando que nuestra valoración va dirigida en concreto a los organizadores institucionales del acto, es evidente que el criterio exclusivista que se ha utilizado se lo pueden permitir entidades privadas en la organización de sus homenajes internos, pero no una institución del Estado.

En el caso específico del colectivo de “bebés robados”, nos enteramos por la prensa que una de estas víctimas homenajeadas era una “niña robada”. Nos gustaría conocer qué asociaciones de víctimas de este crimen han sido consultadas para proponer a alguna víctima que homenajear. Hasta donde sabemos, no se ha realizado esta consulta.

El criterio exclusivista que se ha utilizado se lo pueden permitir entidades privadas en la organización de sus homenajes internos, pero no una institución del Estado

Que esta “niña robada” merece cualquier homenaje no lo dudamos, como lo merecen miles de madres muy mayores y miles de personas en busca de su identidad que las asociaciones de víctimas no han tenido ninguna oportunidad de proponer.

Señoras y señores del Gobierno, del Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, de la Secretaría de Estado de Memoria Democrática: la próxima vez que hagan ustedes un homenaje a las víctimas del franquismo, tengan en cuenta que la elección de las entidades invitadas y homenajeadas no debería ser ni opaca, ni arbitraria ni discriminatoria con el resto de las víctimas para que nadie se quede fuera o se sienta excluido, o para que las que se queden fuera, por lo menos, se sientan representadas por las que estén dentro.

Hacer un acto inclusivo necesita de la opinión y participación de los propios colectivos de víctimas, algo que con este homenaje no se ha conseguido y que, de repetirse así, tampoco se conseguirá en los próximos homenajes, ni por fecha ni por relato ni, tan siquiera, por la organización de un acto que, pretendiendo hacer memoria, lo que deja como huella son grandes ausencias.