Último intento de encontrar los restos de las ’16 rosas’ de Zufre fusiladas en Higuera, Huelva.

Continúa la exhumación de las 16 mujeres y cinco hombres asesinados el 4 de noviembre de 1937 en Higuera de la Sierra. El equipo arqueológico lleva dos meses trabajando, hasta ahora sin suerte, en el viejo cementerio de la localidad.

PÚBLICO | MARÍA SERRANO | SEVILLA | 5-10-2019

Los justicia del bando de Queipo de Llano asesinó el 4 de noviembre de 1937 a 16 mujeres y 5 hombres de Zufre (Huelva) por ser “marxistas, propagandistas y provocadoras”. Eran mujeres de cultura, afiliadas al sindicato de la UGT. La exhumación de sus restos en el vecino pueblo de Higuera de la Sierra es hoy una incógnita que el grupo de arqueólogos coordinado por Elena Vera, Jesús Román y el antropólogo Juan Manuel Guijo seguirán buscando hasta dar con su paradero.

Después de dos meses de búsqueda no hay rastro (por ahora) de ninguna de ellas.Santi Pérez Toro es bisnieto de Antonia Blanco Prieto, una de las 16 mujeres, que fueron asesinadas, junto a cinco hombres, el 4 de noviembre de 1937 en el municipio onubense de Higuera de la Sierra cuando venían en un camión desde el vecino pueblo de Zufre. “Hay mucha incertidumbre, hay mucha expectación pero tenemos bastante esperanzas”, reclama a Público este bisnieto que lucha junto a los descendientes en la búsqueda de los restos.

Quedan pocas semanas para que se cumplan 82 años de su desaparición, un fatídico 4 de noviembre de 1937. Los familiares esperan, preguntan si hay algún nuevo testimonio oral que de con su paradero en los trabajos de exhumación, que se iniciaron el pasado 29 de julio.

Hallados 18 cuerpos “con signos de violencia”

Desde que se iniciaron los trabajos de investigación, localización, exhumación e identificación genética que fueron solicitados por una familia de las víctimas y el Grupo de Trabajo Recuperando la Memoria de la Historia Social de Andalucía del sindicato CGT “se han exhumado 18 personas, todos hombres salvo algún caso que debemos comprobar”, aclara a Público Juan Manuel Guijo, antropólogo y miembro del equipo arqueológico.

La exhumación ha sido financiada por la actual Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico del gobierno del PP (con el presupuesto aprobado en 2018 de la extinta Dirección General de Memoria) y los ayuntamientos de Zufre e Higuera de la Sierra que han ampliado el plazo de ejecución. “Estos restos se ha hallado gracias al objetivo de la entidad solicitante (el grupo memorialista de CGT Andalucía) de exhumar a las mujeres de Zufre. No podíamos dejar de afrontar esto porque la gente de Higuera preguntaba por los suyos y queremos mantener la esperanza hasta que aparezca algún rastro de las 16 mujeres fusiladas y los cinco hombres”.

Los 18 cuerpos hallados también “presentan signos de violencia”, ya que son víctimas de la columna fascista que pasó por el municipio onubense en agosto de 1936 cuando las tropas golpistas alcanzaron esta zona.

Elena Vera y Juan Manuel Guijo señalan que se están haciendo las últimas averiguaciones a través de testimonios orales que aún quedan, pero que por desgracia son muy escasos. “Podían estar en la zona derecha de la capilla antigua, hoy desacralizada. Sin embargo nada ha aparecido en los cinco sondeos que hemos hecho en la zona”.

Guijo apunta otras dos posibles hipótesis. “La primera es que estén bajo los nichos del lado derecho del cementerio o bajo los nichos situados delante de la capilla. La segunda es que se sitúen en algún punto del pasillo central donde han aparecido todas las personas asesinadas hasta el momento”.

A través de informes semanales se ha ido conociendo cada detalle de la exhumación, gracias a la labor del Grupo de Trabajo Recuperando la Memoria de la Historia Social de Andalucía de CGT-A (RMHSA). Cecilio Gordillo, coordinador del grupo señala a Público que “al inicio de los trabajos, y con el objetivo de cotejar los resultados obtenidos en las diferentes fosas comunes, se hizo un llamamiento a los familiares de las víctimas represaliadas, tanto de Higuera de la Sierra como de Zufre, para que pudieran asistir a la toma de muestras de ADN en la identificación de los restos óseos” que ya han permitido recoger muestras de 14 familiares.

La trágica historia de Antonia Blanco 

Santi recuerda a su bisabuela que fue asesinada con 52 años de edad. “Mi bisabuelo, Luis Padilla Garzón, iba en uno de aquellos camiones cuando se dirigían supuestamente a tomar declaraciones hasta el pueblo de Aracena”. Santi habla desde la conjetura de todo lo ocurrido. “Mi bisabuelo lo juzgaron y pasó cinco años en prisión. Estuvo en la prisión de Huelva pero a los cinco años fue puesto en libertad y regresó a Zufre” relata. Antonia Blanco Prieto sí sería asesinada al bajar de aquel camión junto a sus compañeras. Santi destaca a Público como dejó en Zufre a su hijo Baltasar de 10 años de edad. Totalmente desamparado en aquellas terribles circunstancias. “Gracias a la ayuda de mi abuela Pepa que vivía en Sevilla, mi tío abuelo Baltasar pudo salir adelante”.

Amadora Guerrero Duque señala el caso de su bisabuela, con su mismo nombre Amadora Domínguez Labrador, fusilada el 4 de noviembre de 1937. La biznieta de Amadora encontraría de pequeña las pocas pertenencias familiares que quedaban en su casa. Unos tacones pequeños y oscuros, que parecían de niña. Y que fueron una de las escasas pertenencias que se mantienen en la vivienda familiar después de que saquearan su casa al fusilarla. “Estamos expectantes. Nadia sabe que nos vamos a encontrar, mi madre que era su nieta ya se ha hecho las pruebas de ADN. Esperamos que pronto podamos tener alguna evidencia”.

Testimonios que sitúan los restos donde la carretera

Santi afirma a Público como los testimonios orales hablan de que aquel camión pararía en Higuera aquel 4 de noviembre a primera hora de la mañana ante la sublevación de aquellas vecinas y vecinos que sabían que aquel supuesto interrogatorio era una farsa. “Se amotinaron y pueden incluso que a algunos los fusilaran a pie de carretera”, señala.

La falta de testimonios orales no permite saber a ciencia cierta donde están cada una de estas mujeres. “Los gobiernos saben que cada vez las búsquedas serán menos eficaces por el imparable paso de los años”, apunta Cecilio Gordillo, que señala que falta de testimonios recientes dificulta las exhumaciones que se llevan a cabo casi ocho décadas después de los hechos.

Antonia Blanco vivió las peores horas, las más amargas de su vida junto a 16 mujeres y cinco hombres aquel fatídico cuatro de noviembre. Gracias al anexo que se conservan de los Consejos Sumarísimos de Urgencia, se sabe que estas mujeres fueron fusiladas entre las diez y las once de la mañana de aquel 4 de noviembre.

Respondían a los nombres de Remedios Gil Cortés (56 años), Mariana Sánchez Vázquez (51 años), Amadora Sánchez González (52 años), Encarnación Méndez Díaz (56 años), Bernabela Rodríguez Ruiz (40 años), Dominica Rodríguez Ruiz (42 años), Elena Ramos Navarro (55 años), Alejandra Garzón Acemel (62 años), Teodora Garzón Núñez (45 años), Modesta Huerta Santos (29 años), Felipa Rufo Alcaide (39 años), Antonia Blanco Prieto (53 años), Josefa Labrador Arroyo (40 años), Faustina Ventura Sánchez (72 años), Carlota Garzón Núñez (47 años), José Mallofret Domínguez (38 años), Francisco Cerca Rodríguez (42 años), Manuel Suárez Durán (58 años), Marcelo Brito Cortés (55 años) y Manuel Muñoz Navarro (71 años).

Los casos de Fuentes de Andalucía y Puebla de Guzmán

Se han encontrado los restos de las mujeres de Grazalema y Guillena y no en Puebla de Guzmán, tampoco en la fosa del Aguaucho de Fuentes de Andalucía, un crimen de cinco jóvenes que quedó impune y que se saldó una sola una pista que no ha dado resultados, como en el caso de Higuera”, sentencia Cecilio Gordillo.

El antropólogo Juan Manuel Guijo señala que existe una compleja relación entre las fosas de mujeres que se encuentran en Andalucía. Y es que en este caso se da la casualidad, por llamarla de algún modo, de que las “mujeres de Guillena, Puebla de Guzmán y Zufre son asesinadas el mismo día de 1937, fuera de los momentos calientes de 1936”. Eso denota una planificación fría con el objetivo sobre mujeres.

Es posible que con la intención de dar un mensaje de “quedaos en el lugar y en la posición que os marcamos y si no os aguardará esto. Tampoco se puede descartar el papel de algún golpista agraviado o acomplejado y que estuviese detrás de esta trama. Guijo apunta que “sería de una unas características psicológicas dignas de estudio, pero que tienen muchas ramificaciones hasta hoy en día”.

En aquellos camiones iban 68 vecinos de Zufre 

Raquel Almodóvar relata en su libro inédito, sacado recientemente a la luz, 4 de noviembre: Una historia (des)narrada de la Guerra Civil en Zufre aquella jornada sangrienta. Y de cómo “más allá que se fusilarán a 16 vecinas y 5 vecinos, se conoce que iban a ser fusiladas 68 personas, casi la totalidad de las personas que he demostrado se encontraban en la cárcel de Zufre aquel 4 de noviembre de 1937.”

En cuanto a la búsqueda de sus restos, esta antropóloga apunta a Público que es importante tener “mucha prudencia y cautela” que deben imperar a lo largo del proceso sin dejar de tener entusiasmo por cada nuevo día de trabajo.

Sobre una posible expoliación de la fosa, hay que tener en cuenta, según afirma Almodóvar que “no hay que menospreciar el hecho de que durante la dictadura se acometieron obras significativas en el cementerio” y que hayan podido remover estos restos.

Gracias al Juez que instruyó las causas de los 68 zufreños conocemos las identidades de “las 21 personas fusiladas, pero también la fecha, hora y el lugar”. Sin embargo, nadie puede conocer con certeza como se desarrollaron aquellos últimos momentos. “El barbero las raparía para dejarle un pequeño moño. Lloraba pidiendo perdón delante de cada una de ellas”, relata Almodóvar.

Santi posee una foto inédita. Es la imagen de Antonia con un pañuelo en la cabeza después de que la hubieran rapado. “Mi bisabuela sale en esa foto con un pañuelo negro, muy viejita. Se lo puso para poder mandar aquella foto a mi abuela a Sevilla”.

La humillación fue latente para crear el pánico entre los que quedaron con vida. Y algunas de ellas lo tuvieron incluso que soportar la venganza mucho antes de aquel fatídico día Y es que para Antonia no era la primera vez que la llevaron hasta el cementerio para fusilarla, “Ya en diciembre de 1936 la intentarían matar junto a mi tío abuelo con solo 10 años de edad” Por desgracia, la justicia militar sí logró en una segunda ocasión acabar con su vida.

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