Valencia. ¿Franco?¿Qué Franco? La Mutant nos enfrenta a los tabúes del pasado reciente

¿Franco?¿Qué Franco? La Mutant nos enfrenta a los tabúes del pasado reciente 

Carlos Garsán /Valencia  /5/12/2019 /valenciaplaza.com

Cuando Silvia Ferrando, profesora del Institut del Teatre de Barcelona, preguntó a sus alumnos en 2017 por las referencias que tenían de la Alemania de Hitler hubo una cascada de respuestas que rápidamente contextualizaron el periodo histórico. Cuando cambió el sujeto Hitler por el sujeto Franco, la cosa cambió. “Apenas salieron tres o cuatro imágenes. Que tengas más referentes de Alemania que de la historia de tu propio país es fuerte”, explica Ferrando. La pregunta no era inocente. El desconocimiento de las generaciones más jóvenes de la dictadura franquista, entonces en un año pre-exhumación, es uno de los puntos calientes del debate sobre aquello que llaman ‘heridas abiertas’, una reflexión en las aulas de la escuela de teatro que fue el punto de partida de lo que ahora conocemos como Los bancos regalan sandwicheras y chorizos. Galardonada en los Premios de la Crítica de 2017 y programada en el Teatro Español, esta obra va camino de convertirse en un inesperado clásico moderno, con una gira que acaba de hacer parada en París y que continuará, al menos, un año más. Este fin de semana, es el turno de La Mutant. 

Tras varios meses de trabajo, fue el 4 de octubre de 2017 cuando se presentó por primera vez, en una Barcelona que estaba en plena ebullición. “Era un momento muy fuerte para Barcelona. Con la violencia que había en las calles, tuvo bastante repercusión”, explica Ferrando, directora de la obra, que suma sobre las tablas a los jóvenes intérpretes Francesc Cuéllar, Alejandro Curiel, Marta Díez, Carme González, Carolina Manera, Gemma Polo y Glória Ribera. Enfasis en el término ‘jóvenes’ pues de eso va la obra, de cómo las nuevas generaciones se enfrentan a un pasado a veces lejano y, otras, sencillamente desconocido. “¿Cuál es el sentimiento de los jóvenes ante los rastros del franquismo? ¿Qué significa para ellos la figura de Franco?”. Estas son algunas de las preguntas que plantea la pieza, cuestiones, si bien, no siempre con respuesta clara. “Estamos en un puesto de igualdad con el público. Compartimos con él nuestros debates, nuestras preguntas… En este sentido hay un proceso de crecimiento, de ir haciendo cada vez mejores preguntas”.

Dos años después de su estreno, su discurso sigue siendo relevante, aunque en un contexto político y social cambiante. Para muestra, un botón. Apenas han tenido que hacer un par de modificaciones en el texto tras la exhumación del dictador Francisco Franco, un cambio que certifica una curiosa vigencia, que descubre nuevas lecturas dependiendo del momento y lugar en que se vea. “Cada vez se lee de maneras distintas, desde que se concibió en abril de 2017. Entonces, cuando iba a un aula a hablar de los restos del franquismo era raro, ahora no. Diciendo lo mismo, cada vez se leen cosas distintas”, explica Silvia Ferrando en conversación con Culturplaza

La directora habla de una sociedad que todavía tiene pendiente pasar por el duelo, de unas cuentas pendientes que, años después, tienen consecuencias en las nuevas generaciones. Y es ese choque con sus ‘herederos’ en lo que indaga Los bancos regalan sandwicheras y chorizos, un diálogo con la memoria histórica desde un punto de partida único. “Trabajamos el concepto de identidad sobre lo no dicho. A veces creemos que solo construye la identidad nuestra conciencia, pero también los gestos, los silencios, va traspasando de generación y generación y, al final, hay una que no sabe por qué una palabra se nombra o no se nombra, por qué algo es tabú”.

Esta conexión entre pasado, presente y futuro también pasa por incluir, de manera más o menos explícita, textos de El Conde de Torrefiel, Federico García Lorca, Jean Anouilh, Séneca o Angélica Lidell. “Creo mucho en el contacto intergeneracional. Eso implica a los vivos y a los muertos. Implica saber que te has construido con las palabras y los relatos de otros”, explica Ferrando. Efectivamente, se trata de un contacto, de una convivencia con los lenguajes más actuales, encarnados por esos personajes veinteañeros, que cargan de vitalidad la pieza. Este diálogo también lleva a una reflexión sobre cómo se ha contado la historia, qué se ha ocultado y qué papel tiene la juventud en el actual contexto político. “Hace unos años la gente joven no estaba interesada en política. Incluso en mi generación no sé si los mejores se han dedicado a ella. Así nos va. Pero sí noto que todo lo que está pasando ha hecho que la política pase a ser muy importante para la gente joven y que se estén empezando a articular a nivel de pensamiento, con todo el lío que conlleva. El teatro tiene que acoger esto”, explica Ferrando. 

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