Varios familiares de las Trece Rosas y asociaciones de memoria histórica se querellarán contra Ortega Smith

VARIOS FAMILIARES DE LAS TRECE ROSAS Y ASOCIACIONES DE MEMORIA HISTÓRICA SE QUERELLARÁN CONTRA ORTEGA SMITH

► Le acusan de un delito de odio y de otros dos por injurias y calumnias “graves”. Son cuatro asociaciones y cuatro familiares y esperan que se sumen más

► Ortega Smith dijo el viernes que las Trece Rosas “torturaban, asesinaban y violaban”. En realidad, fueron fusiladas por el franquismo acusadas de “adhesión a la rebelión”

ELDIARIO.ES | BELÉN REMACHA | 7-10-2019

Las Fundaciones Domingo Malagón, Marcos Ana y Trece Rosas, y la Asociación Foro por la Memoria Democrática, presentarán una querella contra el portavoz de Vox en el Ayuntamiento de Madrid, Francisco Javier Ortega Smith, por haber asegurado el pasado viernes que las Trece Rosas “torturaban, asesinaban y violaban vilmente“. A las cuatro organizaciones, todas ellas dedicadas a la memoria histórica, se les suman en el proceso cuatro familiares de estas mujeres fusiladas por la dictadura franquista.

Lo confirma a eldiario.es el abogado de Foro por la Memoria Democrática y coordinador del equipo jurídico del caso, que explica que acusan a Ortega Smith de tres delitos: injurias “graves, por insultos”, calumnias “también graves, por imputarlas de comisión de delito”, y de odio. Esperan que se unan a la querella más asociaciones y familiares de las víctimas. Cuando el concejal hizo esas declaraciones, la Fundación Trece Rosas anunció que “estudiarían” las acciones legales a tomar. Le daban hasta principios de esta semana para rectificar y “pedir disculpas”, algo que no ha sucedido.

La Fundación no se ha puesto en contacto con Ortega Smith, del que no esperan “nada”. “Pero lo que no podemos permitir es que se normalice este discurso casposo y antidemocrático, que caracteriza la praxis política de Vox. Por ello, impetramos el auxilio del Estado de Derecho”, sigue el abogado de la causa. El procedimiento, por tratarse de delitos contra el honor, requiere de un primer acto de conciliación entre las dos partes que dé la oportunidad al acusado de rectificar. Es algo “simbólico” y no hay plazos para que se produzca, y en este momento están comenzando los trámites para ello.

Las Trece Rosas fueron condenadas a muerte por un Consejo de Guerra Permanente. La sentencia, que difundió este viernes Newtral, detalla que la acusación se limita a un “delito de adhesión a la rebelión”. Según reproduce el texto, las jóvenes fusiladas “tenían por misión hacer fracasar las instrucciones político-jurídicas de nuestro estado Nacional”. Fueron asesinadas en 1939, una semana después de que terminara la Guerra Civil, junto a otras 43 personas.

“La única explicación es que lo haya dicho por ignorancia o por odio. Porque de otra manera no se entiende”, afirmó el viernes el presidente de la Asociación Trece Rosas a eldiario.es sobre las declaraciones de Ortega Smith. El abogado ha considerado hoy que fueron “una ofensa a las víctimas del terrorismo franquista que no puede quedar impune. Debe restituirse el honor de estas mujeres y de todas”.

https://www.eldiario.es/sociedad/Varias-Trece-Rosas-Ortega-Smith_0_950155448.html

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LAS TRECE ROSAS: ORTEGA SMITH MIENTE

► Mentir no debería resultarle gratis a un representante de la voluntad popular. La ideología de cada cual no lo justifica todo

► Nos falta recuperar la memoria de los vencidos para completar el relato de nuestra historia más dramática, sin que ello signifique abrir heridas, como pretende la derecha de nuestro país, sino ayudar a cerrarlas

► Varios familiares de las Trece Rosas y asociaciones de memoria histórica se querellarán contra Ortega Smith

ELDIARIO.ES | CARLOS FONSECA | 6-10-2019

“La actuación de los procesados es reveladora de su plena y absoluta identificación con las doctrinas marxistas (…) de sobrada relevancia penal para definir su responsabilidad criminal como autores por participación directa y voluntaria de un delito de adhesión a la rebelión”. 

Las líneas que inician este texto son parte de la sentencia del Consejo de Guerra celebrado el 3 de agosto de 1939 contra un grupo de militantes de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) que dos días después serían fusilados en las tapias del cementerio del Este de Madrid. 43 muchachos y 13 chicas, que pasaron a la historia como Las Trece Rosas, fueron asesinados esa madrugada por el delito de ser “rojos”. 

El delito atribuido a todos ellos, el de adhesión a la rebelión, es la demostración palmaria de la voluntad de convertir a las víctimas en verdugos. Pasaron así, de defender la legalidad republicana contra quienes se rebelaron contra ella con un golpe de Estado, a ser consideradas por los rebeldes como responsables del delito que ellos habían cometido. El mundo al revés.

Han transcurrido ya 80 años de aquel episodio, desconocido para muchos, que ha sido recuperado como símbolo de una generación de jóvenes que pagaron con su vida la lucha por las libertades de las que hoy disfrutamos. Esa consideración de símbolos llevó días atrás a Javier Ortega Smith, parlamentario del partido ultraderechista Vox, a acusar a Las 13 Rosas de “violar y torturar” en las checas de la República en el Madrid asediado de la guerra.

Miente. No existe en toda la causa instruida contra ellas, la número 30.426, que cualquiera puede consultar en el Archivo Histórico Militar, ni una sola referencia a las acusaciones del señor Smith. Me remito a las pruebas y cito algunas de las imputaciones que el tribunal hizo a las acusadas para incluirlas después en ese cajón de sastre que era el delito de adhesión a la rebelión, que lo mismo valía para fusilar que para condenar a largos años de prisión.

De Victoria Muñoz García dice la sentencia en sus “resultandos” que “formaba parte de los grupos clandestinos de las tan repetidas JSU”. Elena Gil Olaya “formaba parte en las actividades delictivas de las JSU”. Luisa Rodríguez de la Fuente “era jefe de uno de los grupos de la JSU”. De Martina Barroso García afirma que “tomaba parte en los trabajos clandestinos de las JSU, siendo después de liberado Madrid citada e invitada para trabajar en la clandestinidad”. El resto de acusaciones es similar.  

Tampoco en la Causa General, instruida tras la guerra civil para depurar responsabilidades por “los hechos delictivos cometidos en todo el territorio nacional durante la dominación roja”, consta denuncia alguna contra Las Trece Rosas. Quien lo desee puede consultar este documento histórico en el Archivo Histórico Nacional.

¿De dónde saca entonces el diputado Javier Ortega Smith tan graves acusaciones? El único capacitado para explicarlo es él mismo, y debería demostrar que sus palabras se sustentan en pruebas, o pedir disculpas a los familiares de estas jóvenes (solo una, Blanca Brissac, la mayor de ellas, de 29 años, estaba casada y tenía un hijo). Mentir no debería resultarle gratis a un representante de la voluntad popular. La ideología de cada cual, por abyectas que a algunos nos resulten las que hacen apología de las dictaduras y sus excesos, no lo justifica todo.  

Las mentiras de Ortega Smith deben reafirmarnos en la necesidad de recuperar la memoria de quienes perdieron la Guerra Civil. Sin odios ni revanchas, pero con la voluntad decidida de colocar en el lugar de nuestra historia que les corresponde a quienes perpetraron un golpe de Estado contra la República y quienes la defendieron. No hay equidistancia que valga.

Dicen los apologetas del franquismo que en una guerra los bandos en contienda cometen atrocidades, y que también la República asesinó. Es cierto, y quienes nos identificamos con el bando perdedor no lo negamos, pero ello no justifica una falsa equidistancia. Ni el oro de Moscú, ni Paracuellos, ni otros episodios similares que la derecha enarbola sin desmayo, disculpan ni minimizan las atrocidades de la dictadura de Franco. 

La guerra fue la consecuencia de un golpe de Estado fallido, que dio paso a 40 años de dictadura. Cuarenta años en los que prevaleció el relato de los vencedores sobre el de los vencidos. Cuarenta años en los que se aniquiló al disidente (en Madrid hubo fusilamientos hasta bien entrado 1944) o se les condenó a largos años de prisión. Cuarenta años en los que se glosaron las hazañas de los vencedores, se ensalzó a sus muertos y se mintió sobre el papel de los vencidos. 

Nos falta recuperar la memoria de los vencidos para completar el relato de nuestra historia más dramática, sin que ello signifique abrir heridas, como pretende la derecha de nuestro país, sino ayudar a cerrarlas. Tuve el privilegio de poder hablar con algunas de las compañeras de Las Trece Rosas que compartieron militancia en las JSU y penalidades en la prisión de Ventas. María del Carmen Cuesta, Concha Carretero o Nieves Torres, todas ellas ya fallecidas, fueron algunas de ellas. 

No encontré en sus palabras ni un ápice del odio o del rencor que destilan las recientes afirmaciones de Ortega Smith. Ellas, que sufrieron torturas y vejaciones, que en algún caso se negaron a relatarme por pudor, me trasladaron una voluntad inquebrantable de concordia. Su objetivo al recibirme en sus casas no fue otro que trasladarme la historia, su historia, tantos años silenciada, sin voluntad de revancha. 

Un gesto que las honra y que eleva su categoría moral muy por encima de quienes desde la mentira pretenden mancillarla. Una de Las Trece Rosas, Julia Conesa, de 19 años de edad, modista, que durante la guerra trabajó como cobradora de tranvías, escribió a sus padres una sentida carta horas antes de ser fusilada que concluía con un ruego: “Que mi nombre no se borre en la historia”. Que así sea para ella y sus compañeras.

https://www.eldiario.es/tribunaabierta/Rosas_6_949865011.html