Zalamea (Huelva). Aparecen restos de dos cuerpos en la fosa de El marido de la Modestita.

El estudio antropológico, así como la identificación genética en uno de los cadáveres, concluirá si corresponden a Ramón Delgado (CNT) y Juan Manuel Guerrero (UGT), fusilados en 1938

Huelva Información | Elena Llompart | Huelva – Zalamea la Real

Después de que las expertas manos del arqueólogo Andrés Fernández apartaran esta semana las primeras capas de tierra de la fosa de El marido de la Modestita, en Zalamea la Real, hasta llegar a los primeros restos de los dos cuerpos que allí hay enterrados, parte de esa misma tierra ácida fue vertida sobre los agujeros que había en el camino. El encargado de cubrir esos socavones fue Ramón, sobrino nieto de Ramón Delgado López, zalameño militante de la CNT fusilado en 1938 y que supuestamente yace en este depósito junto al ugetista Juan Manuel Guerrero Cacho. 

Para Miguel Ángel Melero, coordinador general de exhumaciones de la Junta, este gesto espontáneo -tan simbólico y emotivo- de Ramón evidencia que la recuperación de la memoria histórica no busca abrir heridas, sino allanar el camino. En este sendero de la dignificación, la fosa ubicada aproximadamente a un kilómetro de Zalamea, en la carretera hacia Calañas, siempre ha sido tenida en cuenta por familiares y vecinos del pueblo: nunca le han faltado flores. Situado en un camino que discurre por el lado izquierdo, en la zona conocida como el Valle Redondo, el depósito ha estado perfectamente delimitado con piedras. Además, una cruz de hierro en lo alto del promontorio ha luchado siempre contra el olvido, desafiando la abundante maleza. 

Las primeras iniciativas para actuar en esta fosa se produjeron en 2007, tras la exhumación de los restos del matrimonio formado por Francisco Caballero Gómez y Rosario Palmar García, fusilados y enterrados a un escaso kilometro. Según explica Melero, la Coordinadora de la Cuenca Minera del Río Tinto para la Memoria Histórica y Recuperando la Memoria de la Historia Social de Andalucía (Rmhsa) solicitaron a la Dirección General de Memoria Democrática llevar a cabo esta exhumación, enviando la documentación pertinente a la Administración autonómica, cuyo comité de expertos valoró la actividad a llevar a cabo y posteriormente se ha encargado de las labores de coordinación e interlocución entre asociaciones, familias y administraciones, así como de sufragar la actuación, cuyo presupuesto no llega a los 1.000 euros. El Ayuntamiento de Zalamea, según destaca Melero, ha colaborado al máximo a la hora de agilizar los trámites. 

Los trabajos arrancaron el pasado miércoles, aunque la lluvia los ha retrasado y continuarán durante la semana próxima. El arqueólogo que los coordina, Andrés Fernández, explica a este rotativo que en el día de ayer, debido a las condiciones meteorológicas, tuvo que cubrirse la zona.

“La tumba estaba muy bien marcada. Hasta que la viuda de Ramón, Modesta Vázquez Castilla, falleció en los años 70 estuvo toda la vida cuidándola y adecentándola. Hicimos la cata donde estaba delimitada la fosa con piedras y los mismos estratos de la tierra nos marcaron los límites: dos metros por uno. A partir de ahí retiramos la tierra del interior hasta que detectamos los primeros restos óseos, concretamente el húmero de uno de los cuerpos. Así hemos definido y regularizado la planta de la fosa hasta hallar restos de dos individuos”, indica el experto. 

En principio, aunque las labores están en fase inicial, parece que los cuerpos no fueron arrojados. El sentido de uno de ellos es norte-sur y el del otro es sur-norte; es decir, “los pies de uno de los cuerpos de los sujetos está junto al cráneo del otro individuo”. Fernández ha localizado los extremos de los restos, ha “punteado hasta llegar a los fémures de los dos individuos” y, debido a la lluvia, ha parado los trabajos para proteger los restos. 

A partir del lunes se procederá a la exhumación y más tarde al correspondiente estudio antropológico, así como a la identificación genética de uno de los dos cuerpos, toda vez que al sobrino nieto de Ramón se le han tomado las correspondientes muestras de ADN. De momento Fernández solo puede precisar que uno de los cuerpos, porque así lo evidencia el cráneo, corresponde a un varón. También es pronto para saber si las muertes de estas personas atendieron a una acción violenta. 

Según consta en el Mapa de Fosas de la Junta, en la fosa yace el marido de Modesta Vázquez Castilla, Ramón Delgado López, militante de la CNT al que se le aplicó la ley de fugas el 26 de febrero de 1938, cuando “intentó darse a la fuga por lo que hubo de aplicársele el bando de Guerra”. A esta mujer se le vio durante muchos años, siempre vestida de negro y desconsolada, llevando flores a la fosa señalada con una cruz. Debido a este gesto que se prolongó durante mucho tiempo, la fosa se conoce por el nombre de la viuda. 

El presidente de la Coordinadora de la Cuenca Minera del Río Tinto para la Memoria Histórica, Juan Barba, valora que en principio el hallazgo de los restos de los dos cuerpos viene a corroborar las investigaciones de Manolo Pichardo y los testimonios de los vecinos. Según explica, el día en el que ocurrieron los hechos “el suegro de Ramón fue detrás de los falangistas que llevaron al propio Ramón y a Juan y, a cierta distancia, escuchó dos disparos. Siguió adelante, en la dirección de los tiros, y se cruzó con los falangistas que venían de vuelta. Les preguntó si podía enterrarlos y le dijeron que sí”. Por su parte, Cecilio Gordillo, coordinador de RMHSA de la CGT, señaló que durante los trabajos de esta semana una mujer que en el 38 acompañaba a Modestita a la tumba ofreció su testimonio, indicando que fueron dos cuerpos -y no uno- los enterrados, concretamente los de Ramón y Juan.