Rubén Rozas

20.11.2022

Este 20 de noviembre debería ser el primero en el que ningún grupo de extrema derecha rindiese honores a Francisco Franco. La evidencia del daño causado por el dictador y las heridas abiertas que dejó el golpe de Estado del 36 y los años posteriores bajo el régimen tendrían que ser suficientes para que los homenajes nunca hubieran tenido lugar, máxime en los años más recientes, pero esto no ha sido así.

Es usual que asociaciones franquistas y nostálgicas del régimen, siendo la punta de lanza la Fundación Francisco Franco, se den cita durante este día en Mingorrubio e incluso en el Valle de los Caídospese a que desde 2019 ya no descansan aquí los restos del dictador. También llevan a cabo su particular reunión en la Plaza de Oriente y en determinados centros religiosos. Algunos de estos encuentros (que están nuevamente convocados para este año) ya vulneraban las leyes de memoria democrática autonómicas vigentes entonces, como la valenciana, pero ahora el paraguas que ampara el escenario de la reparación se extiende a todo el país y con carácter sancionador más contundente que la anterior normativa nacional de estas características, la de 2007. Con ello, y teniendo en cuenta la gravedad de la infracción, hacer apología al régimen o llevar a cabo acciones consideradas de desprestigio hacia las víctimas puede costar multas de entre 10.000 y 150.000 euros.

Concentrarse para honrar al dictador o convocar manifestaciones en honor a su persona iría en contra del artículo 38 del texto, que sostiene como actos contrarios a la memoria democrática aquellos que “entrañen descrédito, menosprecio o humillación de las víctimas o de sus familiares y supongan exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra o de la dictadura, de sus dirigentes, participantes en el sistema represivo o de las organizaciones que sustentaron el régimen dictatorial”.

La entrada del documento el pasado mes de octubre en el Boletín Oficial del Estado (BOE) abría la puerta a la ilegalización de las fundaciones que hagan apología del franquismo, siendo de nuevo la que más papeletas estaría comprando para ello, por advertirlo en un tono coloquial, la que lleva por nombre el del dictador. Es uno de los deberes del Gobierno de coalición y uno de los objetivos de la ley que aún está por materializar y que desde la propia fundación apuntan, puede hacerse efectivo de cara a las elecciones generales del año que viene, ya sean las autonómicas y municipales de mayo o las generales.

Las últimas horas de Franco

“Españoles… Franco ha muerto”. La frase pronunciada por el que fuera presidente del Gobierno durante la dictadura, Arias Navarro, es una de las más famosas en la historia de nuestro país. El anuncio se hizo la madrugada del 19 al 20 de noviembre de 1975, cerca de las 5:00 horas, sin embargo, son varias las teorías que emplazan a que familiares y responsables del régimen querían mantener con vida la figura del dictador.

La teoría que más pesa y que en alguna ocasión ha contado ElPlural.com es la que sitúa el día 26 de noviembre como la fecha hasta la que Franco debía llegar con vida. Este habría sido el máximo deseo del búnker quien, por otro lado, seguiría teniendo representación en la Cámara Baja durante la Transición y con aún fuerza notoria hasta, al menos, noviembre de 1976, cuando cayeron en la “trampa” de la Ley para la Reforma Política. Otro dato curioso y que viene a colación es que en 1977 desaparecerían las Cortes franquistas, oficialmente denominadas Cortes Españolas y el epicentro parlamentario de nuestro país pasaría a llamarse Congreso de los Diputados.

En cualquier caso, el 26 de noviembre de 1975 se iba a producir el cese de Alejandro Rodríguez de Valcárcel, presidente de las entonces Cortes y Consejo de Reino (del que dependía el control del país en caso de fallecimiento del dictador y mientras tomaba posesión del cargo el sucesor, que en este caso habría sido el ahora rey emérito Juan Carlos I, entonces príncipe). De haberse podido alargar la vida de Franco, cabía la posibilidad de que se hubiera firmado un decreto para que se nombrara a un presidente del Gobierno de confianza para el sector franquista más férreo al régimen. En otras palabras, se habría garantizado la supervivencia también de la dictadura. A pesar de los apoyos, también tenía detractores y los había que tenían marcado en rojo ese 26 de noviembre para, con el mandato agotado, sustituirlo.

Es igualmente cierto que la salud del dictador venía mermada desde el verano de 1974, cuando sufre un ataque de tromboflebitis, una hemorragia digestiva derivada del propio tratamiento y el párkinson, entre otros problemas de salud. Solo hace falta ver al Franco que sale a saludar a sus fieles del Palacio de Oriente el 1 de octubre de 1975 para aplaudir las sentencias de muerte firmadas por su alter ego a dos etarras y tres miembros de la FRAP en contra de la opinión internacional.

Vicente Pozuelo, médico personal del dictador, contactó con el entonces Director del Centro Nacional de Especialidades Quirúrgicas el 20 de octubre de ese año, para que hablara con su padre, Bonifacio Piga (catedrático de Medicina Legal) por si quería iniciar el embalsamiento. Todo ello siempre tratando de emitir buenas noticias a la opinión pública y bajo la premisa de que el caudillo estaba superando de manera beneficiosa una crisis de insuficiencia coronaria aguda.

El 2 de noviembre se interna al caudillo en La Paz tras una intervención a la desesperada e improvisada en El Pardo a la que el dictador sobrevive pero cada vez más débil. El mismo Antonio Piga ha revelado en alguna ocasión que el 20 de noviembre se presenta en la habitación del hasta entonces hombre que había gobernado España con puño de hierro junto a su padre, el doctor Modesto Martínez-Piñeiro, antiguo director del Instituto Anatómico Forense, y Antonio Haro Espín, experto en anatomía y embalsamiento. Tras algunas acciones sobre el cuerpo de Franco que terminaron sobre las cuatro de la mañana, uno de los presentes en el lugar revela que cuando llegó -a eso de la medianoche- todo dejaba entrever que Franco llevaba horas sin vida.

Con la muerte ya confirmada del dictador se establecieron 30 días de luto oficial que se movieron a medio camino entre el miedo, el silencio por parte de sus afines y la celebración de quienes vieron la oportunidad de regresar a España, exiliados hasta entonces tras la frontera y quienes se sentían extranjeros aún dentro de su país.

Del día que el PP condenó el franquismo a las veces que ha evitado hacerlo

El 20 de noviembre de 2002 el PP, no sin poca presión por parte de la oposición, pactó con todos los grupos una resolución para condenar el alzamiento militar y llevar a cabo un “reconocimiento moral” a quienes “padecieron la represión de la dictadura” y prometió ayudas para reabrir las fosas comunes. Sin que todas las que se esperasen en este sentido hayan llegado después y a pesar de que la formación conservadora no recogiera todas las iniciativas presentadas por los partidos, supuso un antes y un después en la historia de los populares, que demostraron tener sentido de Estado.

Sin embargo, en los últimos años se ha echado en falta precisamente esto. De delante hacia detrás, hacia apenas unas semanas el ahora líder del PP, Alberto Núñez Feijóocalificaba la Guerra Civil como una “pelea de abuelos”.

Más allá de las palabras, los hechos recientes tampoco han dejado en buen lugar a la formación que, votaba en contra de la Ley de Memoria Democrática junto a Vox, Ciudadanos, Junts y la CUP. En el caso de los populares, alegaron a las “concesiones” al “entorno de Bildu” y la idea remarcada de que no hacía sino reabrir heridas del pasado, cuando la normativa contempla precisamente todo lo contrario.

Atendiendo a momentos concretos, estos serían algunos en los que el partido ahora en la oposición ha evitado condenar la Guerra Civil y el régimen:

  • Ley de Memoria Histórica de 2007: El PP vota en contra del texto de José Luis Rodríguez Zapatero.
  • 2009: El expresidente del PP, Pablo Casado, aún sin estar en el cargo se refiere a “la guerra del abuelo, las “fosas de no sé quién” y la “Memoria Histórica”.
  • 2013: El PP rechaza nombrar el 18 de julio Día Oficial de Condena de la Dictadura. La actual ley de Memoria Democrática contempla el 31 de octubre como día de recuerdo y homenaje a todas las víctimas del golpe militar, la Guerra Civil y la dictadura.
  • 2015: El PP vota en contra de retirar símbolos franquistas y cambiar el nombre de calles y plazas. También rechaza extraditar o juzgar a los ministros franquistas.
  • 2017: El PP se opone a una proposición no de ley del PSOE en la que emplaza al Ejecutivo a exhumar a Franco del Valle de los Caídos.
  • 2019: El PP critica la exhumación de los restos de Franco del Valle de los Caídos, que se hace efectiva el 24 de octubre.
  • 2022: El PP vota en contra de la Ley de Memoria Democrática.
  • 2022 y después de una sentencia a la que el PP no recurrió y tras cambiarse el callejero madrileño bajo signo popular:  El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, defiende no sustituir la nomenclatura franquista porque “ha sido confirmado por los tribunales” y lanza loas a Millán Astray.