Ángeles Arenas Esturillo

Cuevas del Campo
Granada
Andrade, María

Nació Ángeles Arenas Esturillo en 1907 en Granada, en el barrio del Realejo. Estudió en el Sagrado Corazón y se convirtió en maestra. A Cuevas del Campo (Granada) llegaría entre 1928 y 1929, después de haber ejercido la docencia en Castril. Lo relata el historiador local Andrés Prieto en el documental La aguja de dos puntas, un trabajo de Relatoras Producciones que comienza con el sonido de una máquina de coser, de las que funcionaban a pedal.

Porque la historia de Ángeles Arenas, doña Ángeles en Cuevas del Campo, es la de una maestra republicana que fue represaliada por la dictadura franquista y apartada de la docencia con la que se había ganado el cariño y la admiración de ese municipio, donde aún hoy es recordada. Y tras la represión franquista, cambió la docencia por máquina de coser y tejedora, aún cuando nunca despuntó en costura, la única asignatura de su expediente académico en la que no había sobresaliente.

Fue el magisterio una de las profesiones más perseguidas por el franquismo, acabando en muchos casos con las vidas de docentes y llevando a cabo una depuración que apartaría a toda una generación de jóvenes maestros y maestras de la enseñanza, como se ha recogido en otros reportajes del Foro de la Memoria. Es el caso de Ángeles Arenas, que contextualiza muy bien la represión sufrida por este colectivo, como resume a El Independiente de Granada Vanessa Perondi, codirectora junto a Sara Gallardo del documental dedicado a esta maestra.

Afiliada a FETE-UGT, conoció a Fernando de los Ríos y jugó un papel muy activo para la presencia del político, ministro de la II República, en Cuevas del Campo para ofrecer un mitin. Comprometida e involucrada en la vida del municipio, el expediente de depuración que el franquismo abrió con su caso se ceba con ella por una cuestión «moral».  Doña Ángeles, que había estado casada, conoció en Cuevas del Campo al que sería su compañero de vida y con quien tuvo dos hijos, Cirilo Vilar. Pero no estaban casados. Fue apartada de la docencia.

Y fue apartada pese a que los informes solicitados fueron favorables, incluido el del párroco. Su ejercicio profesional era «ejemplar», y además en el pueblo estaba «bien reconocida», una «buena persona». Pese a ello, fue expulsada del magisterio porque, como explica en el documental el profesor Rafael Gil Bracero, presidente de la Asociación Granadina para la Recuperación de la Memoria Histórica, no hay ningún otro colectivo sometido a tal depuración. Ya en septiembre de 1936, el Boletín Oficial de la Provincia recoge el primer listado de maestros depurados. Son 400. Antes de 1939, 41 de ellos ya habían sido fusilados, otros cinco entre 1939 y 1944. Todos, como doña Ángeles, de FETE UGT. «Hay que barrer al Magisterio», se lee en un fragmento de propaganda falangista en la prensa franquista de la época. Gil Bracero refiere también la «sinceridad absoluta» de la maestra de Cuevas del Campo en el escrito recogido en su expediente respecto a su situación. Fue «una mujer valiente». Y hace hincapié en que «la mayor tortura» es que «te quiten tu trabajo y el reconocimiento social». El franquismo obligó a «malvivir» a muchos maestros y maestras, ejerciendo sobre ellos una violencia continuada.

La educación fue una gran apuesta de la II República. Gil Bracero refiere este dato en el documental: entre 1900 y 1931 abrieron 11.000 escuelas en España. En el primer año de la II República, más de 11.000. El mismo esfuerzo que se había hecho en treinta, se llevó a cabo en uno. Todo ello «con la ilusión de educar, de llevar adelante un proyecto «que hacía libres a los ciudadanos».

Ella «acató lo que le tocó». En su caso, «sobrevivir es la épica», enfatiza Vanessa Perondi. Es el de doña Ángeles una historia de supervivencia. Una gran historia a la que Relatoras Producciones, una pequeña productora gaditana, llegó tras participar en unas jornadas sobre Memoria Democrática, en Peligros, en las que presentaron otro documental anterior, Las víctimas sin llanto.

Adelantada a su tiempo, un referente

Los testimonios que recoge La aguja de dos puntas de vecinas y vecinos del pueblo es contundente respecto a la gran admiración que aún hoy despierta en Cuevas del Campo.

Encarna y Ascensión, sus nueras, la recuerdan con un libro siempre pegado a ella. Hacía punto mientras leía y a veces le preguntaban que cómo podía hacerlo. Porque le cundía la labor y terminaba leyendo el libro. Fue, en palabras de Ascensión, «un referente, un puntal». Una mujer «adelantada a su tiempo», que no se casó con Cirilo —«fueron muy felices»— y que tenía sus ideas propias, también políticas. «Ella quería un mundo mejor, una España mejor, y ponía de referente la República», recuerda Ascensión.

Vecinas de la localidad, como Aurora y Joaquina la recuerdan también. Leyendo para ellas, como referente para las que habían perdido muy niñas a sus madres. Doña Ángeles murió en 1969 por complicaciones derivadas de su diabetes. «Se fue una gran mujer. Una gran señora».

 

Fuente: https://www.elindependientedegranada.es/blog/homenaje-dona-angeles-admirada-maestra-cuevas-campo

Enlace al documental La aguja de dos puntas: https://www.youtube.com/watch?v=RDv1HBht08g&t=10s