Miguel Domínguez Soler

Ayamonte
Huelva
Ramírez Copeiro del Villar, Jesús

Miguel Domínguez Soler nació en Ayamonte (Huelva) el 1 de marzo de 1910. Trabajó de escribiente en la Casa Cuna y en el Asilo Provincial, dependientes ambos de la Diputación de Huelva. Afiliado al partido socialista desde 1930 huyó al campo a la llegada de las tropas, si bien regresó al pueblo y permaneció cerca de un mes oculto en casas de confianza, valorando la situación. Finalmente pasó a Portugal y su vida transcurrió entre Olhâo y Lisboa ayudado por amigos portugueses. Su intención era volver a Ayamonte cuando fuera posible, pero el tiempo se fue alargando y la guerra civil la pasó huido en el país vecino. Perdida la guerra decidió exiliarse. Así que el 11 de abril de 1939 embarcó en el Aurigny con destino a Casablanca y al llegar allí encontró a sus paisanos Pablo Ojeda y Antonio Mateo. Hubo suerte y Miguel Domínguez se colocó en una fábrica de conservas de la ciudad. Gracias a sus Memorias que dejó escritas y que fueron publicadas una vez fallecido, conocemos su vida en el exilio.

Con la ocupación de Francia por los alemanes y tras la firma del armisticio, llegó a Casablanca la llamada Comisión Alemana para posesionarse del mando del Marruecos francés. Y una de sus consecuencias fue la caza del republicano español, no fuera a incordiar, ya que era un enemigo en potencia. Así que Miguel Domínguez fue detenido con otros muchos como él y utilizado como mano de obra para construir un ferrocarril a través del desierto: el transahariano. Fuimos conducidos en tren hasta Oujda, la antesala del desierto y de nuevo en tren hasta Bou-Arfa, a 250 kilómetros hacia el interior —narra Miguel Domínguez en sus Memorias— allí estaban los talleres, almacenes, garajes, panaderías y todo lo necesario para una empresa de tal envergadura, en la que llegaron a trabajar unos dos mil españoles. Domínguez Soler fue destinado a la 2ª Compañía de Trabajadores Extranjeros y enviado a Mengoub, un campamento situado entre Bou-Arfa (Marruecos) y Colomb-Béchar (Argelia), donde coincidió en la tienda de campaña con los onubenses Antonio Iglesias (Almonte) y Pedro Rodríguez (Puebla de Guzmán). La compañía la formaba un centenar de hombres cubiertos de andrajos, con ropa procedente de los desechos de la Legión Extranjera. Unos iban al trabajo con pesadas mazas, otros llevaban martillos, horquillas, palas y carretillas. Cada uno tenía que partir un metro cúbico de grandes piedras y reducirlas a pequeño tamaño para asentar la vía. El insoportable calor, las picaduras de millares de moscas y las tormentas de arena roja que tapaban la boca y cegaban los ojos, dificultaban sobremanera el rendimiento exigido. Por fin, en el mes de diciembre de 1941, tuvo lugar la inauguración del tramo Bou-Arfa a las minas de Kénadza.

Miguel Domínguez fue reclamado por su antiguo patrón de Casablanca y dejó el desierto. Se trasladó a la población pesquera de Safi y puso en funcionamiento una fábrica de sardinas en lata. Allí le sorprendió el desembarco norteamericano del 8 de noviembre de 1942. Finalizada la guerra se trasladó a Agadir para llevar otra fábrica conservera de sardinas y se casó con una mujer nativa, Mohaiti Abouch, el 10 de julio de 1950. Pasados muchos años se trasladó a Casablanca para dirigir una importante fábrica dedicada a la elaboración de atún. Miguel Domínguez esperó a que la democracia se asentara en España para volver y lo hizo en compañía de su esposa en el año 1983. Falleció en Ayamonte el 25 de febrero de 1992.

Fuentes: Manuel Ruiz Romero y Francisco Espinosa Maestre (eds.): Ayamonte, 1936. Historia de un fugitivo: Miguel Domínguez Soler. Aconcagua Libros, 2019 • Registro Civil de Ayamonte, Nacimientos, Tomo 38, fol. 80.