El bombardeo del 3 de marzo de 1938: el minuto más mortífero de la guerra civil
06.03.2025
El bombardeo de Alcañiz permaneció oculto. No pasó de una nota breve sin apenas datos en los periódicos del día 5 en la zona republicana, tampoco en el de la vecina Caspe, capital del Aragón leal al Gobierno, y ni siquiera llegó a salir en la que controlaban los sublevados, que cuando tomaron la ciudad once días más tarde, la madrugada del 14, propagaron la noticia de que la ciudad había sido arrasada por “los rojos” antes de replegarse.
La realidad, sin embargo, era muy distinta de la versión oficial: catorce bombarderos repartidos en tres escuadrillas en forma de uve salidos de la base de Logroño, a la que uno tuvo que regresar por un problema mecánico, y escoltados por cazas, descargaron sobre Alcañiz 160 bombas de 50 y de 100 kilos de peso en un ataque iniciado a las 16.09 horas y que no se prolongó más de un minuto y medio.Las órdenes eran claras: el objetivo era el pueblo de Alcañiz, según indica la orden entregada a la una de ese mediodía al jefe de la expedición, y debían soltar los explosivos en cuanto comenzaran a sobrevolar el casco urbano.
No sé sabe el número de víctimas.
Algunos supervivientes hablaban de entre 800 y mil. Un oficial del juzgado aseguraba que dejó de contar los cadáveres que llegaban a la iglesia de San Francisco cuando superaron el medio millar, aunque ese dato no ha podido ser documentado.
El bombardeo destruyó 188 casas, más de una por bomba, y los daños fueron mayores en las zonas norte y oeste del casco urbano.
El hospital fue uno de los blancos del ataque, en el que las explosiones en una de las alas provocó numerosos heridos.
Sobre Alcañiz cayeron más bombas de las que las aviaciones italiana y alemana descargaron sobre Gernika, donde morirían alrededor de 300 personas. La diferencia con Guernika fue que en Alcañiz no lanzaron bombas incendiarias.



