El asesino Franco
15.07.2025
Domènec Martínez García, sociólogo.
Junta directiva de la ACPEPF
Tuve el privilegio de hacer de guía por las galerías y espacios comunes, y recordar las últimas ejecuciones del franquismo. Junto a su autor, José María, y familiares de los testimonios, la Amparo, la Rosa, y Lluís Serra. Después iniciamos la presentación del libro. Emociones a flor de piel, y el compromiso de preservar la memoria como antídoto frente a la barbarie, las mentiras y los discursos del odio.
Por esta razón he querido reproducir algunas de las notas de mi intervención, ese 28 de mayo, junto a personas muy estimadas. Y particularmente la pregunta o preguntas que abrían las puertas del diálogo coral.
La figura del dictador está presente en la bibliografía de los grandes historiadores. Franco, Caudillo de España, o el Holocausto español[ii], ambos de Paul Preston, son indicativos para quien precise conocer más, con motivo de los 50 años de su muerte.
Creo que después de la visita a La Model, tampoco debería plantear ninguna duda respecto a llamar las cosas por su nombre, como el título del libro que hoy abordamos. Comparto, ahora, este enlace con la historia del Penal de Bustarviejo[iii], añade perspectiva al silencio sobre el Holocausto español. La historia de nuestros padres y nuestras abuelas.
Hay que hacer constar que también existe una proliferación de títulos de blanqueamiento del dictador. Se venden en los grandes almacenes y tienen enormes y poderosos altavoces mediáticos.Una de las reseñas dice así (no lo citaré para no hacer publicidad) “muestra el papel de Franco como modernizador de España y sus logros sociales en los campos de la educación y la protección familiar. Es un libro equilibrado que bebe de las fuentes de la Fundación Francisco Franco”.
Antes de que José María Hermoso Cobo, nos responda a esta pregunta central, ¿es necesario otro libro sobre Franco?, permitidme una breve presentación del autor que hoy nos convoca. Con sus propias palabras. Un libro de vidas truncadas y cargada de sueños y memoria histórica. Cada persona, una mirada. Invitando a la reflexión. “La distinción entre pasado y presente puede parecer difusa, pero la esencia de la experiencia humana perdura”.
Añadiré un texto de Juan Cano Pereira, escritor y articulista en Tiempos de la Mandrágora. “Mil años tardó en morirse”, decía aquella canción que Sabina le dedicó a Franco, muerto seis años antes, en su disco compartido con Javier Krahe y Alberto Pérez, acompañados por la maestría de Javier Sánchez a la guitarra. Pasados cuarenta y muchos años, hoy vuelvo a escuchar este disco que tanto me acompañó durante mi adolescencia y, confieso, lo he hecho empujado por la lectura de El asesino Franco, último libro de J M Coher (pseudónimo bajo el cual Jose María Hermoso firma sus libros), donde el autor cede su espacio (más de cuatrocientas páginas) a la memoria de las familias de veintiún represaliados (fusilados y arrojados sus cadáveres después a fosas comunes) de los 160.000 muertos que ocasionó la represión franquista, de los cuales, 50.000 de esas víctimas fueron «ajusticiadas» durante «la paz de España» que sucedió al «contubernio de hordas comunistas y judeo-masónicas»; que diría el propio dictador en uno de sus enardecidos discursos”.
Finalmente me referiré a mi abuelo. Crotato Martínez Rosales, murió en una cárcel de Valladolid un 30 de marzo de 1942. Una camisa y certificado de defunción por “paro cardiaco”, le devolvieron a mi abuela Aurora. Le recordé en el pueblo de Vícar (Almeria) en un marco muy entrañable. En una de las etapas de la IX marcha de la Desbandá[v]. Un poderoso hilo conductor nos hermana en este espacio común de la memoria.
Nos quieren indiferentes, pasivos, consumidores de pantallas táctiles y discursos simples. Convirtiendo en zombis a mucha gente. La transmisión de la historia familiar, oral y escrita, su preservación y transmisión es un acto de resistencia y de pedagogía. Los libros, como el de José María, un dique frente a la ignorancia. Gracias otra vez.
Como nos recuerda la Ley de Memoria Democrática del 2022, perseverar en los principios de Verdad, Justicia, Reparación y No repetición, es el deber de memoria que debe inspirar nuestra conducta cotidiana, en defensa de los valores y los derechos humanos. Con vocación universal, frente a genocidios y guerras de exterminio.
Ni olvido, ni resignación. Pedagogía de la memoria o barbarie.
Domènec Martínez García, sociólogo.
Junta directiva de la ACPEPF