Biescas (Huesca) desentierra los silencios de los ‘Nueve sin nombre’

Biescas desentierra los silencios de los ‘Nueve sin nombre’

88 años después, los restos identificados de nueve republicanos han vuelto a sus familias: Maximino Bergua Lalaguna, Antonio Fanlo Maza, Nicasio Isabal Cajal, Esteban Aínsa Aso, Joaquín Gracia Claver, Ramón Cajal López, Benito Lalaguna Callavé –nacidos en Biescas–, Agustín Villanúa Batalla –Igriés– y Juan Artigas Martínez –Agüero–. Todo gracias a la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica que, “sin un céntimo de dinero público”, sigue desobedeciendo al olvido.

Iker González Izagirre
23.07.2024
https://arainfo.org/biescas-desentierra-el-silencio-de-los-nueve-sin-nombre/

El 3 de septiembre de 1937 con registro de salida número 11/37, aparece correspondencia confidencial: “Y se les juzgue en el día de hoy, 1 de septiembre de 1937. Y se fusile a los siguientes sujetos: Joaquín Gracia Claver, 31 años; Agustín Villanúa Batalla, 38 años; Benito Lalaguna Callavé, 40 años; Nicasio Isabal Cajal, 40 años; Antonio Fanlo Maza, 43 años; Esteban Aínsa Aso, 31 años; Juan Artigas Martínez; Maximino Bergua Lalaguna, 42 años; y Ramón Cajal López, 33 años”. En la tarde del 2 de septiembre, a las 18.30 horas, se presentó la Guardia Civil en el Cuartel de los Estudios de Chaca con una lista. Se dirigieron a la estancia donde se hallaban detenidos los rehenes. El guardia Lorenzo Álvarez leyó en voz alta los nombres de los nueve vecinos de Biescas, dos de ellos nacidos en Igriés y Agüero. Los trasladaron a la ermita de La Victoria, adosada al cementerio. Allí pasaron la noche. A la mañana siguiente, maniatados, un grupo de falangistas los asesinaron en las tapias del cementerio. Se les enterró en una fosa común, asentados en el libro del cementerio como los “Nueve sin nombre”.

“Descansarán en paz, lejos del eco de las descargas”

Así contó la historia Gabriel. Uno de los familiares que este sábado, de manos de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), recibió los restos identificados genéticamente de los nueve republicanos asesinados por pistoleros franquistas aquella mañana del 3 de septiembre de 1937. “Hoy es un día de tristeza. Hace 88 años que estos hombres buenos salieron de Biescas. Pero también es un día de alegría. Ahora los familiares recogeremos los restos de esos nueve hombres buenos. Descansarán en paz, lejos del eco de las descargas”, remarcó durante el emotivo acto celebrado en un abarrotado Centro Cultural Pablo Neruda del municipio del Alto Galligo.

Estos nueve republicanos, albañiles, agricultores o industriales, de edades comprendidas entre los 31 y 43 años, son una parte de las 414 personas asesinadas en Chaca, fusiladas por los sublevados. Una dura represión que se prolongó desde el 28 de julio de 1936 al 13 de febrero de 1942. 18 eran vecinos de Biescas. Por eso, el de este sábado fue también un homenaje a todas las personas represaliadas en el municipio y a todas sus familias. Un acto que estuvo presidido por la alcaldesa Lorena Cajal, y en el que estuvo presente gran parte del equipo de la ARMH que participó en los trabajos de exhumación en 2023 en colaboración con el Círculo Republicano García y Galán de Chaca.

Elena Fañanás, biznieta de Maximino Bergua, interpreta con la viola una pieza de “La Lista de Schindler” | Foto: Iker G. Izagirre (AraInfo)

Entre las familias de los “Nueve sin nombre” una palabra destacaba, agradecimiento. Agradecimiento a la ARMH por la “oportunidad de devolver a Juan Artigas a su pueblo natal, Agüero. Para nosotros es un honor y un deber hacerlo. No sabíamos de sus condiciones republicanas, ni siquiera tenemos una foto de él. Nuestros familiares ya fallecidos, jamás nos contaron de la forma en que murió. Quizás por el miedo que se sembró en todas las familias y que perduró a lo largo de los años”, reconoció Cristina Castán, una de sus familiares presentes, y que cerró su intervención citando a Joan Manuel Serrat: “Cuando un pueblo pierde su memoria pierde la llave del futuro”.

“Tenemos sentimientos de alegría, de triunfo, de orgullo. Pero, sobre todo, de tranquilidad; misión cumplida”

“A mí y a mis cuatro hermanas nos explicaban que allí, en el cementerio de Jaca, estaba enterrado el padre de nuestra madre, Maximino Bergua, con otros ocho más fusilados de guerra. En mi casa, nuestra abuela, su viuda, nos contaba cosas de la guerra. Nunca fue tema tabú. Se hablaba con normalidad, y nos gustaba escuchar. Hablaba de cuando estaba preso y le mandaba alguna muda limpia. Estaba triste. Nunca nos contó como se lo llevaron o como le dieron la noticia de su muerte. Antes de morir le entregó a mi hermana mayor las cartas que guardaba. Había algunas escritas por mi abuelo cuando eran novios y planeaban casarse. Otras las había escrito mi abuela cuando él estaba en la cárcel. Le contaba el día a día. De cómo su hija iba creciendo. También conservaba la petaca de nuestro abuelo, en cuyo interior hay un pañuelo con unas gotas de sangre. Y la carta dirigida a sus padres, despidiéndose y rogándoles que cuidaran de su mujer e hija. Cada familia tiene su historia. Esta es una mínima parte de la nuestra”, relató uno de los familiares de Maximino Bergua Lalaguna.

“Os contamos esto porque queremos haceros partícipes de nuestra inquietud por traer de vuelta a casa a nuestro abuelo y darle una sepultura digna nada más. Él nunca cayó en el olvido. Pero era un sueño que siempre íbamos dejando pasar. Hoy tenemos sentimientos de alegría, de triunfo, de orgullo. Pero, sobre todo, tenemos un gran sentimiento de tranquilidad; misión cumplida”, añadió para poner en valor el papel de la ARMH, por “su pronta respuesta, su forma de trabajar, el rigor, el cariño”. También palabras de agradecimiento para el resto de familias, “por su colaboración, predisposición y entusiasmo. Ha sido mucho más fácil trabajar así; unidos y con la misma meta”. El familiar de Maximino tampoco se olvidó “de ellas, sus viudas, víctimas también”, a las que definió como “mujeres fuertes que tuvieron que afrontar sacar solas a sus hijos adelante. Tragarse el dolor y la pena, y sobrevivir en un tiempo que no era fácil”. “Hoy mi abuela sonríe. Bienvenidos a casa”, proclamó entre los aplausos del público.

“Mientras no hagamos miles de actos como este seguiremos siendo un país herido”

Por su parte, Emilio Silva, activista por la memoria en la ARMH, tuvo un especial recuerdo para las familias que “han esperado y soportado tanto tiempo”. “Por suerte, nosotros tenemos una lista de espera. De las buenas. De gente que a veces se enfada porque no podemos darle tareas que hacer porque no tenemos capacidad para organizar más exhumaciones”, explicó. En un acto como este “son evidentes las ausencias. Está ocurriendo en el año 2024, mucha de la gente que podía haber estado aquí hoy no tiene la oportunidad de vivirlo. Eso tiene que hacernos reflexionar sobre lo que hemos hecho como sociedad para dejar que estas personas hayan estado más años en democracia que en dictadura, donde no debían estar enterradas. Donde sus familias no habían elegido. Llevan casi 50 años en democracia, y estuvieron menos de esos años en una dictadura”, denunció.

En su intervención, Silva reivindicó que “la historia de estos hombres debería de estar en los libros de texto, debería de ser parte de nuestra historia colectiva”, y recordó que “esa frase trágica que se ha dicho mucho en muchas casas de este país, ‘no te signifiques’, tiene que ver con el enterramiento social” de las familias republicanas durante décadas. “No solo ocultas bajo losas como estas, que tuvieron que esconderse durante años. Porque después del golpe de estado, millones de personas tuvieron que emigrar desde su verdadera identidad hacia otra identidad que no les hiciera ser señalados. No fue solo el asesinato. Fueron infancias. Fueron propiedades saqueadas a punta de pistola. Montones de cosas arrasadas. Esto nos ha convertido en una sociedad anómala. No debería de ser normal convivir con cunetas con cadáveres, y hay miles en el Estado. Y nos hemos acostumbrado a ello. Después de la dictadura, seguimos conviviendo con todos esos silencios, con el dolor de todas esas familias, la reparación que nunca ha existido”, advirtió.

“En todo este dolor hay un verbo que explica muy bien lo que nos haría falta, ‘expresar’. Dejar de estar presos. Mucha gente no ha contado nunca sus historias”, continúo Silva para poner de ejemplo a su abuela. “Murió 22 años después que Franco, y a sus nietos jamás nos contó lo que había vivido. Jamás les transmitió la dureza de su vida después de que le quitaran todo lo que tenía, como a miles y miles de familias, sacando adelante a seis hijos y gobernada por los asesinos de su marido”. Por eso, quiso destacar que “mientras no hagamos miles de actos como este seguiremos siendo un país herido”.

Los “Nueve sin nombre”

Maximino Bergua Lalaguna. Trabajaba como albañil. Estaba casado y tenía un hijo. Vecino de Biescas. Fue asesinado con 42 años.

Antonio Fanlo Maza. Trabajaba como controlador en la central eléctrica de Biescas. Vecino de Biescas. Estaba casado y padre de dos hijos. Tenía 43 años cuando fue asesinado.

Nicasio Isabal Cajal. Trabajaba como encargado de obras en la restauración de edificios de Patrimonio Nacional. Vecino de Biescas, estaba casado y tenía tres hijos. Fue asesinado con 40 años.

Esteban Aínsa Aso. Trabajaba como albañil. Vecino de Biescas, estaba casado y tenía tres hijos. Fue asesinado con 31 años.

Joaquín Gracia Claver. Era albañil. Vecino de Biescas, estaba casado y no tenía hijos. Asesinado a los 31 años.

Ramón Cajal López. Trabajaba en el campo como agricultor y ganadero. Vecino de Biescas, estaba casado y tenía dos hijos. Asesinado a los 33 años.

Benito Lalaguna Callavé. Era albañil. Vecino de Biescas, estaba casado y tenía cinco hijos. Asesinado a los 40 años.

Agustín Villanúa Batalla. Era industrial. Vecino de Igriés, estaba casado y tenía tres hijos. Asesinado a los 38 años.

Juan Artigas Martínez. Nacido en Agüero y posible vecino de la localidad de Chaca.

 

ARMH reclama al Gobierno “un organismo que atienda a todas y cada una de las familias”

Con este acto de verdad, memoria, justicia y reparación, ARMH cierra los trabajos de exhumación realizados en mayo de 2023 en el cementerio de Chaca. Unos trabajos dirigidos por el arqueólogo Serxio Castro, que “no estuvieron exentos de dificultades técnicas dada las características de la fosa, con una construcción de los años 40 encima y ajustada entre otras líneas de enterramientos”. Los restos recuperados fueron analizados en el laboratorio de la ARMH situado en el Campus de Ponferrada de la Universidad de León por la antropóloga griega Vassiliki Louka. Los análisis genéticos, que dieron un resultado de ocho identificaciones, fueron realizados por el laboratorio privado CITOGEN.

Además, previo al acto del sábado, y raíz de esta exhumación, la ARMH también ha podido recuperar, por petición de sus familiares, los restos de Jesús Guerrero García, de 22 años y natural de Corullón (León), y de Fausto Lalaguna Sanromán, de 34 años y vecino de Biescas. Ambos asesinados por pistoleros fascistas. Sus restos ya fueron localizados en octubre de 2022 durante la búsqueda y exhumación del miliciano vasco Pedro Asua Zubiaur promovido por el Ayuntamiento de Galdakao y a cargo de la Sociedad de Ciencias Aranzadi. El lugar de las inhumaciones y la cronología de los sucesos se ha podido saber gracias al trabajo de investigación del Circulo Republicano García y Galán de Chaca.

Jesús Guerrero García fue asesinado el 12 de enero de 1938. Según los datos que se han podido recopilar, formaba parte del Regimiento Zamora Nº 20. Posiblemente se tratara de un soldado de reemplazo (quinta de 1936) que intentó incorporarse al Ejército Popular de la República y fue fusilado por este motivo, como hicieron varios soldados en esas fechas, también inhumados en el cementerio de Chaca, explica ARMH.

Fausto Lalaguna Sanromán vivía en la Casa Forestal de Panticosa junto a su mujer Rosario Mur Salas y su hija. Fue apresado por los golpistas y asesinado el 2 de mayo de 1937 siendo arrojado a una de las fosas del fondo del cementerio municipal de Chaca.

Todas las labores de investigación, exhumación e identificación genética en Chaca, las ha llevado a cabo la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica con sus propios recursos. La ARMH no solicita subvenciones porque considera que “los derechos humanos se deben garantizar y no subvencionar”, reclama al Gobierno español que “termine con las políticas de subvención” y cree “un organismo que atienda a todas y cada una de las familias”. “Sin un céntimo de dinero público” como dejó claro Emilio Silva, ARMH obtiene los recursos de sus socios y socias y de las personas que dedican su trabajo de forma militante. Ahora, se pondrán en marcha con un nuevo objetivo, porque la lucha contra el olvido no descansa en una carrera contra el tiempo.

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