Antonio Cruces González

Santa Ana la Real
Huelva

Antonio Cruces González nació en Zalamea la Real, el 27 de noviembre de 1911. Pero siendo niño se mudó con su familia a la aldea de La Corte (Santa Ana la Real), de donde eran oriundos sus padres. Fue minero en Esperanza y San Platón, militante socialista y afiliado a UGT, un hombre culto que le gustaba leer y escribir. A la entrada de las tropas huyó a Madrid en compañía de un hermano. En La Corte dejó a su esposa Ángela Martín González y a su hijo Amable de ocho meses. Antonio Cruces sirvió en la capital como Guardia de Asalto, el Cuerpo de Seguridad del Ministerio de la Gobernación, desde el 30 de octubre de 1936. El 1 de marzo de 1938 pasó al Parque Móvil nº 3 de Barcelona, ascendió a cabo y luego a sargento por méritos de guerra. Mientras, su esposa sufrió las consecuencias de la huída: la dieron a beber aceite de ricino y la obligaron a pintar la iglesia de La Corte.

Antonio Cruces pasó a Francia y fue enviado al campo de Argelès-sur-Mer. El 15 de noviembre de 1939 fue destinado a la mina de hierro de Lesquerde, en los Pirineos orientales, durante cinco meses y luego a los viñedos de Perpignan. El 8 de mayo de 1941, una vez consumada la invasión de Francia, fui movilizado por los alemanes en el 427 Grupo de Trabajadores Extranjeros y destinado a la Sociedad Catalana de Carbón, en la localidad de Caudiès-de-Fenouillèdes, donde permanecí casi tres años y donde perdí la salud. Había que rendir al máximo -cuenta Antonio Cruces en uno de sus escritos- de lo contrario sólo había dos caminos o nos devolvían a Franco o nos mandaban «voluntarios» a Alemania.

A principios del año 1944 se inició en la Resistencia como agente de enlace e información entre el maquis del departamento de Aude y el maquis de los Pirineos orientales. El 1 de agosto de ese año se incorporó definitivamente al maquis, en la 1ª Brigada, 26 División de los Guerrilleros Españoles y actuó con el grado de teniente al haber hecho un curso en la escuela militar de Toulouse. Durante la guerra combatió a los alemanes en esta zona del sur de Francia, cerca de la frontera española, volando puentes y atacando puestos militares. La unidad a la que pertenecía era conocida como Agrupación Guerrillera «Reconquista de España» y en ella permaneció hasta la liberación. Fue desmovilizado el 31 de marzo de 1945.

Durante once años el matrimonio permaneció separado. Ángela recibía noticias muy de tarde en tarde. En el año 1946 madre e hijo cruzaron clandestinamente los Pirineos por Ripoll. El niño tenía once años y lloraba, pues no quería irse de La Corte. No conocía a ese hombre que era su papá y le costó mucho adaptarse, al fin y al cabo no se conocían, su padre le había dejado con pocos meses. Finalizada la guerra Antonio Cruces trabajó en la mina de oro de Salsigne (cerca de Carcassonne), donde nació su hija Antonia en 1949 y a partir del año 1956 en la cantera de talco de Trimouns, en Luzenac (cerca de Andorra). Mis padres tenían la ilusión de regresar a La Corte, ya que en Francia no tenían familia y esperaban que mejorara la situación en España para poder volver -afirma su hija Antonia- pero no fue así. Había que aguantar y cuando menos se lo esperaban surgió la tragedia. Amable, el hijo, se empeñó en adquirir la nacionalidad francesa para sentirse igual que sus compañeros franceses. Los padres no querían, pero él no escuchó y al poco de ser francés le enviaron, en mayo de 1958, a la guerra de Argelia. Falleció allí a las pocas semanas, el 15 de agosto, con veintidós años. Fue demasiado fuerte -dice Antonia- mi madre la pobre, desamparada, se puso mala y a mi padre se le vino el cielo abajo y yo con nueve años sin poder, ni saber que hacer, sin nadie que viniera a consolarte pues hacía poco tiempo que vivíamos en ese pueblo. Los niños en la escuela no me querían, mi madre me vistió de negro. Nadie puede pensar lo que pasamos los tres solos. Un duro golpe para el matrimonio que nunca lo superó.

En el año 1972, Antonio Cruces regresó con su esposa a La Corte tras muchos años de ausencia. ¡Qué alegría volver a su España! Fue una visita corta de diez días, pero de sentida emoción al reencontrar a sus paisanos y amigos. Se fundieron penas y alegrías -recuerda Antonia- nadie en la aldea pensaba en volver a verlos y todo el mundo acudió a saludarlos. Cuando los hermanos se vieron, se agarraron a llorar como niños y cuando llegó el momento de la despedida, otro mal rato. Al salir de La Corte los vecinos les llevaron, unos café, otros coñac y aguardiente, la mayoría queso, chorizo y hasta garbanzos. Nunca volverían a ver una generosidad tan grande. Pero debido al delicado estado de salud, no volvieron más a España. La esposa, Ángela Martín, falleció en 1995 y Antonio Cruces el 11 de diciembre de 2004, en Saint-Jean-d’Aigues-Vives, en casa de su hija Antonia.

Fuentes

J. RAMÍREZ COPEIRO DEL VILLAR: En tierra extraña: El exilio republicano onubense. Autoedición, 2011.

Documentación de Antonia Cruces (hija, residente en Francia); Registro Civil de Zalamea, Nacimientos, Tomo 48, fol. 67.

Foto: Antonio Cruces González (La Corte de Santa Ana la Real), en una imagen de cuando era miembro de la Resistencia. Perpignan, 1945 (Col. Antonia Cruces).

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