Bernardo Martínez Castillo

Ocaña
Almería

(Ocaña, Almería, 31 de enero de 1919)

Bernardo Martínez es uno de los españoles deportados a Mauthausen que tras la liberación se quedó en Austria. Con 17 años le sorprendió la Guerra Civil. Afiliado a la CNT pasó gran parte de la guerra con la 26 División en Bujaraloz, en el Frente de Aragón. En enero de 1939 pasó a Francia donde pensó que les recibirían con los brazos abiertos y no en un campo de concentración. Pronto le hicieron trabajar en las Compañías de Trabajadores Extranjeros hasta que fue capturado por el ejército alemán en 1940. El 27 de enero del 41 llega a Mauthausen en vagones de ganado.

En el campo nos recibió un intérprete que había estado en la Guerra Civil prisionero de los rojos. Nos insultó y nos dijo que no pensásemos salir vivos. Entramos por la puerta pero saldríamos por la chimenea del crematorio […] Allí trabaje todo el día en la cantera y al final había que coger una piedra y subirla al campo. No podíamos cogerla pequeña para no ser apaleados o asesinados en la “Escalera de la muerte”. La broma de un SS era empujar a un preso una vez arriba del todo. Si no morías aplastado quedabas herido y por ello te pegaban un tiro en la nuca. Mataban a muchos presos cuando llegaban contingentes nuevos. La cámara de gas o una inyección de gasolina era la solución al espacio. Uno se endurecía con el horror, y el objetivo era sobrevivir cada día. Si pensabas en el futuro o el pasado te desmoralizabas ¡y estabas muerto! Tras seis meses en la cantera me trasladaron a Vöcklabruck donde hacíamos de peones de obra en carreteras y puentes. El trato era mejor, luego fuimos a Ternberg, trabajaba en empresas de armamento. Era un Kommando de 350 españoles […] Luego a Mauthausen otra vez y luego a Redlzipf, a la fábrica de cerveza. Allí hacíamos calderas para la cerveza pero era una excusa para, bajo tierra, fabricar el armamento de los V-1 y V-2. El trato era muy severo: trabajar lo más rápido posible para hacer armamento. Pero Mauthausen era peor. Podían cogerte y pegarte un tiro, yo escuché a un SS decir que iba a coger un permiso. Se acercó a un polaco que estaba muy débil, le quitó la gorra y se la tiró cerca de la alambrada, le ordenó recogerla y cuando éste lo hizo, le pegó un tiro por la espalda. Ocho días de permiso y 100 pitillos por evitar una fuga, Aquello era un pozo del que a veces creía que no iba a salir. La vida no valía nada. Al final de la Guerra a algunos nos querían trasladar a Ebensee y meternos en túneles y dinamitarlos con nosotros dentro pero dos kilómetros antes vimos una bandera blanca. Con la liberación lo peor era hartarse de comer. Era terrible aguantar cinco años allí para una vez libre morir por comer. Yo volví a Vöcklabruck y los americanos nos albergaron en una escuela. Trabajé con los americanos durante un año, en la cocina…”.

En 1947 se casó con una chica de Viena. Consiguió la nacionalidad austriaca en 1952 “porque no quería saber nada de Franco”. En 1976 recobró la nacionalidad española. (Pedro Timón, Hispania, 1995)

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